miércoles, 28 de noviembre de 2007

Encerrona


Al llegar a trabajar aquél día todo eran sonrisas, alegría y parabienes. Estuve contento toda la jornada. Ingenuo de mí, debería haber supuesto que estaban afilando sus cuchillos, felices por la que me estaban preparando.

2 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

¿Y qué preparaban los muy pillos? ¿Un bukkake? :-)

Oiga, que le queda muy bien la nueca cabecera, con esos niños infernales del amigo Giger (que me parece una representación muy fiel de lo que es la infancia: la hijoputez personificada). ¿Es una de las fotos que hizo usted en Valencia o lo ha sacado del google?

El Pez Martillo dijo...

Un bukkakke en el curro no es mala idea...

Lo de la cabecera sí que es de nuestra estancia en Valencia. Y sí, creo que no queda mal.