lunes, 2 de marzo de 2009

Enredos de la red: el caso Potel


Hubo un tiempo en el que quien quisiera dedicarse a escribir o a hacer música o cualquier clase de arte, necesitaba de alguien que pusiera el soporte. Porque, no lo olvidemos, estas cosas se hacen para que la gente las disfrute. Pero para que llegara al público, había que imprimir los libros, editar el disco o hacer la película. De este modo llegaron a hacerse imprescindibles las discográficas, editoriales, productoras y demás industrias llamadas del entretenimiento. Y llegaron a creer que sus intereses (lógicamente comerciales, al fin y al cabo son un negocio) eran los de las actividades para las que eran meros intermediarios.Todos lo llegamos a creer, dando credibilidad a listas de ventas, premios, y demás parafernalia publicitaria. Pero hete aquí que llegaron las nuevas tecnologías, permitiendo, sobre todo gracias a internet, que los productos puedan ir directamente del artista al público, sin necesidad de ningún paso intermedio. Y claro, esos intermediarios que llegaron a manejar el cotarro, han visto tambalear sus cimientos. Lejos de intentar adaptarse a la nueva situación (que, conviene no olvidarlo, está en sus inicios, y no es fácil saber a dónde nos va a llevar todo esto de la tecnología), se mantienen atrincherados y adoptando posiciones cada vez más radicales e intransigentes.

Una de las últimas escaramuzas (de las que duelen), ha tenido lugar en Argentina, y ha obligado a cerrar las excelentes páginas Heidegger en castellano y Derrida en castellano que el profesor Horacio Potel mantenía en la red desde hace varios años. En ellas había colgados numerosos textos de los dos autores, que nos han sido de gran utilidad a los que hemos estudiado a estos dos autores. A buen seguro que la mayoría de estudiantes de filosofía del ámbito lingüístico castellano han entrado en ellas y han sacado alguna utilidad. Tan es así, que la red ha empezado a movilizarse a favor de Potel y de sus webs. Hasta donde yo sé, nadie se ha intentado enriquecer con ellas, y simplemente se trataba de hacer accesibles a los estudiantes y estudiosos los textos de estos dos filósofos, con el fin de que sus estudios fueran más completos. La cosa se vuelve más graciosa si tenemos en cuenta que la mayoría de dichos textos eran imposibles de encontrar por su escasa tirada, o por ser antiguos y estar descatalogados. Además, al estar editados en distintas editoriales, estaban muy dispersos, y acceder a ellos era complicado, por lo que el tenerlos ahí juntos y organizados era un lujo para los interesados en estos autores (y más teniendo en cuenta que a veces lo que nos interesa es un capítulo o una parte muy concreta, por lo que tener que adquirir el libro completo a veces es más engorroso que nada).

En resumen, puede que los intereses de las casa editoriales hayan quedado salvaguardados con las medidas judiciales puestas en marcha. Pero ni los estudiantes y estudiosos, ni a la postre el conocimiento de dichos autores se ha visto favorecido. Y, al fin y al cabo, me atrevería a decir que estos autores (para quien no lo sepa, están muertos los dos, así que ya no tienen ningún interés en ganar nada con sus trabajos) trabajaron más bien por el conocimiento que por el enriquecimiento de una editorial.

Para terminar, cuelgo un texto en el que se explica un poco más detalladamente la cuestión:

«El abogado Raúl Alejandro Ochoa, apoderado de la Cámara Argentina del Libro, inició una causa criminal contra el profesor de filosofía Horacio Potel por infracción a la ley 11.723 de propiedad intelctual. Potel es el creador de los sitios Nietzsche en Castellano (www.nietzscheana.com.ar),
Heidegger en Castellano (www.heideggeriana.com.ar) y Derrida en Castellano (www.jacquesderrida.com.ar).

Estos sitios ofrecían una completa relación de los textos, vida y obra de los tres filósofos, además de fotos, biografías, comentarios y enlaces. El más antiguo es el de Nietzsche, que cuenta desde su inicio y hasta hoy con más de cuatro millones de visitas. El buscador Google sitúa a los tres sitios entre las primeras respuestas a las búsquedas por nombre de los autores.

Potel tomó conocimiento de la denuncia en su contra gracias a la vista de un agente de policía encargado de establecer su domicilo, en el barrio porteño de Montserrat . “Usted sabrá en qué anda” respondió el agente cuando se le preguntó cuál era el motivo de la averiguación.

La causa lleva el número 57.627 y actúan el juzgado en lo criminal de instrucción Nº 37 y la Fiscalía 49. Los imputados son los sitios sobre Heidegger y Derrida, ya que la investigación preliminar realizada por la Unidad Fiscal de investigación de Delitos Tributarios y Contrabando (UFITCO) estableció –gracias a la lectura de la página web denunciada- que el fallecimiento de Friedrich Whilem Nietzsche ocurrió en el año 1900, superando los 70 años establecidos por la ley para la conservación de los derechos de autor.

Potel enfrenta hoy la posibilidad de sufrir la intervención de su teléfono, sus casillas de correo electrónico (obtenidas por UFITCO gracias a los servicios de la empresa Telexplorer, según consta en el expediente) y el allanamiento de su domicilio. Esto último, con el fundamento de “establecer el lugar físico donde se origina el hecho”.

Las páginas Derrida en Castellano y Heidegger en castellano fueron vaciadas de sus contenidos por el propio Potel. Los enlaces que iban a los textos hoy muestran la leyenda “Este sitio ha sido desactivado debido a una acción judicial iniciada por la CÁMARA ARGENTINA DEL LIBRO”

A partir de la publicación de esa leyenda y de una nota informativa en la red social Facebook, la Red empezó a reaccionar. Potel recibe diariamente mensajes de solidaridad de académicos, estudiantes y autores tanto de Argentina como de varios países como Chile, Ecuador, México y España. La mayoría de estos mensajes hacen referencia a la imprescindibilidad de las páginas para el estudio, la investigación y la difusión de las obras de Derrida y Heidegger en países en los que el costo de los libros hace prácticamente imposible su adquisición para miles de estudiantes, además de no estar algunos de ellos disponibles en librerías.

Potel entiende a los sitios como “Bibliotecas públicas on line”. “Nunca lucré ni tuve la intención de lucrar con la publicación de las páginas. En 1999 (cuando empecé con el sitio Nietzsche en Castellano) estaba fascinado por las infinitas posibilidades que la red ofrece para el intercambio de conocimientos.Estos sitios son mi mejor obra, y para mí es trágico haber tenido que removerlos. Son el fruto de muchísimo trabajo y fueron totalmente financiados por mí. No entiendo por qué tanta necesidad punitiva por parte de una corporación (se refiere a la CAL) que dice defender la lectura, la educación y la cultura”.

La Cámara Argentina del Libro cuenta con el cuestionable antecedente de haber hecho allanar la sede de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA e incluso logró condenar a algunos docentes por hacer que los alumnos fotocopien material bibliográfico. La escena de la policía entrando a Puán es recordada con estupor por muchos miembros de esa comunidad académica».


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