miércoles, 11 de agosto de 2010

Aniversarios

Cuando se llega a cumplir años de cualquier cosa, se produce una extraña sensación mezcla de alegría y tristeza. Alegría por lo vivido, y de ahí surge el afán celebratorio (cuando hay algo que celebrar, porque a veces los aniversarios son de algo triste) que se suele imprimir a los aniversarios.  Y tristeza porque, querámoslo o no, queda menos para el final (si es el aniversario del inicio de algo que todavía perdura). A veces, la perspectiva del tiempo nos da el inicio y el final de algo, y entonces podemos recordarlo y celebrarlo en su completitud. No conviene dejar de vista esa finitud, el hecho de que todo acabará algún día, pero no por puro pesimismo y negatividad, sino como pantalla sobre la que proyectar lo ya vivido y lo que quede por vivir, para así con más fuerza proferir: ¡QUE NOS QUITEN LO BAILADO!

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