sábado, 11 de septiembre de 2010

La voracidad del mercado

Si la economía de mercado es invencible es por la tremenda capacidad de fagocitación y banalización que posee. Todo lo convierte en mercancía. Incluso lo que en apariencia y principio estaba hecho en contra suya. O no duda en criticar algo para luego usarlo para sus fines. Es la máxima aplicación práctica del "si no puedes con ellos, únete". Un par de botones: 

-Tal vez el caso más evidente y sangrante: convertir al Che Guevara en un icono que imprimir en camisetas, banderolas, pegatinas... que se pueden conseguir por un módico precio. Lo triste es que haya gente que usándolo se crean que están haciendo la revolución (así es como han acabado con supuestos movimientos contraculturales como los hippys, que al final puede que pretendieran hacer revoluciones, pero que también estaban llenos de ingenuidad, como ha quedado demostrado con el tiempo). 

-Cuando los Kinks sacaron su single Lola en 1970, tuvieron que cambiar la letra porque nombraba cierto refresco de cola de secreta fórmula y eso no sentó bien a la compañía (habrase visto, nuestro producto mezclado en una canción que habla de relaciones con travestis, quita quita). Más de 30 años después, esa canción sirvió de fondo para un anuncio de dicho refresco.

-El otro día entré en los grandes almacenes del triángulo verde (lo hago habitualmente, es una forma de evitar dar toda la vuelta a la manzana), y cuál fue mi sorpresa cuando sonaba por la megafonía, a todo volumen, el God save the Queen de los Sex Pistols. Llegué al final, cuando el señor Vicious vocifera repetidamente uno de los lemas del movimiento Punk: No hay futuro. Supongo que el mensaje era que, como no hay futuro, compremos, ya se sabe "a comprar que el mundo se va a acabar". En qué ha quedado el Punk, sonando en las megafonías de los grandes almacenes seguido de Enrique Iglesias.

En fin, como se ve, el capitalismo convierte a sus supuestos enemigos (habría que ver hasta que punto estas rebeldías lo son en realidad, claro). Es una muy buena estrategia, si no fuera porque asegura que a la larga, la debilidad y la decadencia llegarán desde dentro.

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