martes, 3 de mayo de 2011

Credulidad generalizada

Si ya comenté el otro día las políticas de selección de colaboradores en que me he visto envuelto. Pero el fenómeno de la aleatoriedad y la confianza más burda va mucho más allá, hasta extremos insospechados. Un par de ejemplos, personales, bastan para hacerme sospechar de que en realidad se tratan de la punta de un iceberg enorme, planetario, me atrevería a decir. 

En primer lugar, al comenzar mi carrera profesional, trabajé en sitios en los que no me pidieron el título. Yo me presenté allí con un currículum en el que ponía que tenía el título de enfermero, me contrataron al cabo de un tiempo, y nadie me pidió que les diera pruebas de lo que en el currículo ponía. Me consta que todavía ocurre. Y no son pequeñas consultas ni lumpenambulatorios, sino clínicas muy arraigadas en la sociedad mallorquina.

En segundo, hace unos meses logré el Diploma de Estudios Avanzados tras defender mi tesina y, tal y como exigen los requisitos, haber publicado y/o presentado comunicaciones en congresos. Muy bien. Si eso piden, eso es lo que había que darles. Si no fuera porque, a la hora de entregar la documentación, bastó con rellenar un papel en el que pusiera todo lo que se había publicado y comunicado, y entregar una copia. Como quiera que algunas de las comunicaciones están en algún limbo editorial y llevan años pendientes de que se editen las actas de los congresos en que participé, no hay original que presentar, y tuve que limitarme a entregar una copia imprimida en casa de los documentos. No me pidieron nada más. El otro día caí en la cuenta de que tengo los correspondientes diplomas que acreditan mi participación en los congresos. No me los pidieron. 

Se fiaron de mi palabra. Qué majos todos. 

En mi caso no supone ningún problema, porque puedo dar pruebas de todo (tengo el títutlo de enfermero, y las comunicaciones y publicaciones que les presenté las hice y tengo las acreditaciones). Pero, ¿cuántos habrá por ahí que hayan exagerado sus currículums, o que incluso se los hayan inventado? Temo que más de los que estaríamos dispuestos a imaginar. En un mundo lógico, cabe pensar que tarde o temprano a estos se les acaba viendo el plumero y acaban donde merecen. Pero claro, viendo el panorama, uno sospecha que lejos de ser descubiertos y acabar defenestrados, medran. Y puede que hasta a alguno de los que toman decisiones importantes que nos afectan todos los días no tenga todo lo que dice tener.

2 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

No parece raro que sucedan cosas así en un país que tiene dos ministros (Pajín y Blanco) que no han acabado una sola diplomatura o licenciatura, caso bastante insólito en el mundo civilizado, pero ya ve. A otro ministro, en este caso ex, Bernat Soria, se le pilló hace años con una severa hinchazón de su curriculum, que no tuvo apenas consecuencias. ¿Para qué exigir pruebas sobre la veracidad del curriculu, si todo da igual?

El Pez Martillo dijo...

No sólo exigir pruebas, sino responsabilidades cuando se pilla al infractor. De todos modos, a España la conocemos en primera persona, pero recuerde que enn Alemania hace poco también han pillado a un ministro que no era muy sincero en su currculum (eso sí, al menos dimitió, aquí se envalentonarían o aludirían a oscuras conspiraciones de los rivales y los medios, que es un recurso muy socorrido).

Por lo demás, todos conocemos casos (puede que algo de leyenda urbana haya, pero también un punto de realidad) de profesores que no se leen los trabajos ni los exámenes que nos hacen hacer (en mi caso, en dos carreras). Y ya puestos a mal pensar, ¿cuántas veces habremos acudido a profesionales (médicos, pilotos, chóferes...) que no son tan profesionales?

Saludos.