sábado, 16 de agosto de 2014

De la autopista al via crucis

A veces ocurre que los agentes de algún tipo de cambio o movimiento, hablan de él como si fueran unos meros espectadores, como si en realidad, el hecho de ser los que lo ponen en marcha, los situara al margen de él. Se las prometen muy felices y creen tener ante ellos una autopista sobre la que transitar seguros en un ambiente que creen controlar. Pero no saben, en su falsa seguridad, que a veces las acciones tienen consecuencias no queridas, y más cuando se toman decisiones que afectan a un gran número de gente en áreas más o menos sensibles. Y al final, el plácido viaje se convierte en un vía crucis.

En cualquier caso, hay que tomar decisiones, y no conviene perderse en un cálculo milimétrico que resultaría extenuante y paralizante. Pero tampoco hay que actuar alegremente, como si todo estuviera atado y bien atado. Y hay mucha gente que parece que así lo cree. 

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