miércoles, 6 de agosto de 2014

Saliendo de la crisis

Hace tiempo que vengo diciendo que el petardazo lo vamos a pegar cuando empecemos a salir del agujero. Del agujero económico, quiero decir. Porque igualmente digo que la crisis no es económica, que los efectos en la economía son una consecuencia de algunas corrientes que llevan más tiempo operando en nuestro mundo. Y que posiblemente la salida de la crisis suponga una profundización en otros aspectos, por lo que se puede dar esa supuesta paradoja de que cuando las cosas vayan bien (desde el punto de vista de las cifras que manejan algunos, que habría que ver si los datos que nos ofrecen, o las interpretaciones de estos que nos brindan son buenos o no) sea cuando explotemos. Y entonces vendrán las caras de sorpresa (y la rabia, porque creerán que alguien les está boicoteando el trabajo que vienen haciendo, cuando ellos son un agente más de la crisis) de los que se creen que sólo es cuestión de números de parados y de ganancias empresariales. No tardaremos en verlo, las contracciones ya se anuncian. 

Pero no será un parto que alumbre una nueva sociedad, sino tan sólo una fase nueva de la crisis (tal vez llamarla así ya es un error, podríamos hablar más bien de caída, de debacle) que lleva algunas décadas en marcha y que no será tan fácil de conjurar. 

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