jueves, 28 de diciembre de 2006

Altibajos


Hay días en los que se está bien, en los que el mundo tiene sentido y todo parece ir sobre ruedas. Pero luego, de pronto, y sin ningún motivo aparente, todo se viene abajo y el mundo cae. Digo si n ningún motivo aparente, pero tampoco sé si es así. A veces pienso que nos buscamos los motivos y las preocupaciones. Nos comemos demasiado el coco en busca de problemas en lugar de ir haciendo. Lo mejor es dejar que pasen las cosas, no esperar nada, y sobretodo, no tener nada preparado. Porque no estamos solos en el mundo (aunque a veces lo parezca) y hay otras personas y otras cosas, que pueden interferir en nuestras intenciones y deseos, fastidiando ese momento esperado, esa respuesta pensada o esa situación frozada que en nuestra imaginación era tan buena (tan peliculera, cabría decir). Momentos que, claro está, nunca llegan ni nunca llegarán (no al menos como uno se los imaginaba).

No conviene cerrar nada, hemos de estar abiertos. La vida es apertura, y todo intento de cierro esconde siniestras intenciones. Sí, es cierto, y sin embargo...

2 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

"La vida es apertura".

Hombre, buen título para una peli 'edificante', sí señor.

Ahora en serio, en este caso creo que lo mejor, como casi siempre, es un equilibrio de opuestos. Pero en mi caso siempre he privilegiado la planificación absoluta de todos los episodios de mi vida, en un intento de escapar al azar arbitrario. Pero siempre que he planificado algo me ha salido o mal o fatal, así que ya me dirá.
Saludos.

El Pez Martillo dijo...

No planificar es imposible, nuestra dimensión de ser proyecto nos lleva a ello. Pero sucede que a menudo no contamos con la exterioridad, como si todo dependiera de nosotros. Por eso digo lo de la apertura. Obviamente, eso no quita que intentemos tener "atadas y bien atadas" las variables que de nosotros dependan.