viernes, 28 de septiembre de 2007

Angustia y desarraigo


A lo largo de la historia mucho se ha dicho y escrito sobre lo que diferencia al ser humano del resto de los animales. Porque está claro que hemos de englobarnos dentro del reinao animal (se ha hecho desde los tiempos más remotos), aunque en realidad también nos separe un abismo de ellos (o creamos que nos separa un abismo). Que si el lenguaje, que si la tecnología, que si la moral..., todo esto, ciertamente, son diferencias que nos marcan, que nos hacen ser lo que somos. Pero a mi modesto modo de entender, todo surge de una misma fuente, que es la angustia. Y la angustia es la manifestación, el sentimiento de la condición arrojada del humano, que hace que no se sienta cómodo con nada y en ningún sitio, que le mueve a buscar en todas partes. De este movimiento de búsqueda surge la ciencia, la filosofía, la religión (tres vértices de la angustia, tres caras de una misma moneda, por decirlo de algún modo) y con ellas todo lo demás, todas las manifestaciones humanas. Incluso muchos de nuestros sentimientos provienen en última instancia de la angustia. Ésta puede sentirse como tal, descarnada, o enmascarada en vocaciones varias. Y puede llevarnos a la creación, a lo más grande, y también a la quietud, a la estupefacción y la inmovilidad más absolutas. Todo en busca de escamotear esa quemazón que todos llevamos dentro y que nunca, nunca vamos a calmar del todo, aunque las ficciones que creemos para no verla puedan funcionar como alivio.

1 comentario:

Johannes A. von Horrach dijo...

El desarraigo es nuestra condición.

El hombre es el único animal que está descontento con su existencia. Hay un problema de esencia, un corte que nos separa de todo, pero ese corte es previo a toda consideración, incluso es previo a nuestra esencia (si acaso, la determina). El problema: que todo lo que hacemos, pensamos o construimos, en el fondo, tiene como fin suturar esa escisión, pero como esa brecha es previa incluso a nuestra esencia una solución plena de este desarraigo es imposible.

En el fondo, este es el tema de mi tesis doctoral, porque Girard considera algunas de estas cuestiones, pero creo que se puede ahondar más, sobre todo desde la metafísica.