miércoles, 17 de septiembre de 2008

Sedimentos


Cuando se saca un libro de una biblioteca, en ocasiones se encuentran cosas entre sus paginas. Lo habitual es que se trate de viejos puntos, de papeles cuya función es eñalar alguna página interesante o necesaria para quien lo consultó. A veces son simples trozos de folio, rotos. Otras fragmentos de periódicos, revistas o cualquier clase de cartoncillo, folleto, ticket que pueda veir bien para cumplir esa función señaladora. Pero en algunos casos hay cosas con una cierta historia. Papeles con algo escrito, pequeñas dedicatorias en los márgenes o al inicio, apuntes, subrayados. Es entonces cuando la imaginación se dispara y tantea la superficie de otras vidas. ¿Qué andarían esas gentes buscando entre esas palabras? ¿Sacaron algo en claro? ¿Porqué dejaron aquellos restos?. Es como si, algunos de los que tuvieron ese libro entre las manos hubieran querido dejar constancia de su paso, transformando al libro de un objeto en apariencia inerte a algo lleno de vida.

Sé de gente que deja cosas a drede en los libros, apelando a los que vengan tras él. Y también conozco de primera mano alguna historia de amor tejida a base de notas dejadas en determinados libros. Sabiendo esto, ¿cómo no imaginar miles de historias en torno a las páginas que mis dedos tocan?, ¿cómo no pensar en todas las vidas que, en un momento u otro, han pasado por ellas?, ¿cómo no volverse loco al pensarlo?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto mismo que escribes en tus líneas lo he pensado yo muchísimas veces, cuando en tiempos de la universidad, cogía algún libro de la biblioteca... Cuántas historias se esconden en tantos libros!!!!

Johannes A. von Horrach dijo...

Pues sinceramente, nunca he pensado (o no le he dado muchas vueltas) a estos detalles secundarios. Cuando cojo un libro, además de leerlo, lo que me viene a la cabeza relacionado con él es su autor. Cómo fue creando su obra en su cabeza, cómo la pasó al papel, la manera en que fue puliendo el texto, etc. Trato de meterme en la cabeza del autor (autoras no, que salvo Paglia apenas leo a autoras). Los lectores previos del volumen no me interesan.

shalom

El Pez Martillo dijo...

Lo que usted dice, Horrach, no es incompatible con lo que yo digo. Una cosa es la historia del texto y otra la del libro (en tanto que objeto físico), y ésta no añade ni quita nada a la génesis y el contenido del texto. Ahora bien, no me diga que no le pica la curiosidad cuando encuentra un prospecto de una pomada como punto de un libro de Girard... (por supuesto, lo pienso devolver con él). Joer, de hecho, me enseñó usted muy ilusionado los subrayados que había dejado en él.

Johannes A. von Horrach dijo...

Ya, pero es que esos subrayados son míos, jajajaj. Yo me intereso a mí mismo, pero los demás, salvo el autor de turno, pues poco. ¿Egomaníaco se le dice a eso?