jueves, 26 de febrero de 2009

Cambios


Ciertamente, hay gente que cambia. Y a veces se les reprocha el cambio, como si se hubieran desviado de un núcleo primigenio en el que residiría su ser más propio. Como si existiera una autenticidad. Pero, ¿cómo distinguir si su cara más auténtica es la de antes o la de ahora?. Tal vez el error radique en pensar en una "autenticidad".

Tendemos a creer en la persistencia de las cosas tal y como son en el momento de conocerlas. Y luego el cambio, que se da siempre, nos sorprende, con un cierto aroma de traición. Sin embargo, el que algo cambie no es más que una señal de distintos ritmos "vitales". O, en algunos casos, los cambios percibidos fuera no son más que síntomas de los que operan en el maremágnum que nosotros somos.

3 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

¿Es autobiográfica la entrada, amigo Pez? ¿Tiene que ver con cierta foto que colgó aquí el otro día?, jejejej.

PENSADORA dijo...

Ya le digo yo que me encanta cuando se pajea (mentalmente, por supuesto).

¿recuerda una entrada que escribí la primavera pasada? http://quejevissomos.blogspot.com/2008/05/los-limites-de-la-personalidad.html

Las personas cambiamos, es parte de nuestra evolución y, en mi modesta opinión, lo triste y "anormal" sería no cambiar o evolucionar y pobre aquel que crea tener la potestad de decidir si un cambio es bueno o malo.

El Pez Martillo dijo...

No, no es autobiográfica la entrada, estimado Horrach (aunque ahora que lo pienso, puede ser, pero no va por mí la cosa, sino por otras gentes). Hasta donde sé, no ha cambiado nada en mí a partir del fin de semana pasado.

Cierto, Pensadora, aunque yo extendería eso a las cosas, que también cambian.

Saludos.