martes, 30 de junio de 2009

Neolengua


Déjenme mostrar mi estupefacción: acabo de leer que lo de Franco no fue una dictadura, que fue un régimen autoritario (observen la sutilidad del matiz, que va al núcleo de la respetabilidad: dictadura suena como más feo, a persecución y tal, en cambio, régimen autoritario es, para algunos, me temo que para muchos, algo hasta deseable). Lo divertido es que lo dice uno de los que se dicen adalides de la Libertad (así, con mayúscula, que queda como más fetén). La neolengua viene pisando fuerte y ya domina sus resortes hasta la masa comentadora de noticias en Internet. Y está en todas partes, a un lado y a otro. Ya casi no quedan refugios. Por si acaso iremos ensayando y nos reprogramaremos:

2+2=5

lunes, 29 de junio de 2009

Examen


Hay algo extraño en los exámenes. Eso de estar a merced de un individuo o varios que escrutan lo que haces es perturbador. Aunque en realidad siempre estamos sometidos al escrutinio de los demás, en un examen la cosa se hace explícita, entrando en unos parámetros de formalidad a los que no estamos muy acostumbrados. La cosa tiene algo de juicio, nuestro futuro, en ciertos aspectos, está en juego, y la sensación es de que no depende de nosotros en el mismo grado que en otras ocasiones. Por eso, aunque la prueba sea trivial, siempre hay una cierta inquietud, por mucho que uno esté acostumbrado a examinarse.

domingo, 28 de junio de 2009

Los Romeos. Mi vida rosa.

Por seguir con la tónica hormonal iniciada el otro día, hoy me apetece rememorar los ya viejos tiempos de mi pubertad. Corría el año 90 y uno de sus éxitos era esta canción, interpretada por una joven de aspecto entre ingenuo y pícaro, en una mezcla explosiva. Su estilo, su forma de cantar y mi viva imaginación de doceañero combinaban bastante bien. Los tenía muy olvidados hasta que hace unas semanas la farra nocturna me los devolvió, con la consiguiente sorpresa de darse uno cuanta de que ya han pasado casi veinte años. Y que mi imaginación sigue tan viva (o más) que entonces.


sábado, 27 de junio de 2009

De deslumbramientos y cegueras


A veces uno se lanza en brazos de ideas, corrientes, tendencias... que le absorben y le ocupan durante una temporada. Se queda uno deslumbrado por ellas. Hay quien se ciega y deja de ver la realidad, y ya no puede hacer otra cosa que seguir dentro de los paráetros que le han cegado. Sin embargo para otros el fogonazo no basta para quitarles la vista del todo, y tarde o temprano terminan percatándose de su situación y huyen de ella (o, por lo menos, la considerán de otro modo). Estas "marchas atrás" son muy instructivas y enriquecedoras, pues nos ponen sobre la pista de gentes despiertas. Aunque ojo, puede que la vista se recupere tan poco, que a partir de entonces la trayectoria de estas personas sea un dar tumbos continuos, cuando no un pegar al extremo contrario (esto puede ser un síntoma de cuasi-ceguera, tan peligrosa como la ceguera completa, puesto que el resultado es que la visión queda interrumpida).

viernes, 26 de junio de 2009

Atrapadas en mis redes

Varias estampas femeninas han llamado mi atención en las últimas jornadas. Una de ellas es la de la nieta del Che, que se ha metido a humorista:



Nunca he sido de tener pósters, pero pondría antes uno de esta moza que el famoso de su abuelo (además se añade el morbo de que tiene un notable parecido con una conocida, a la que voy a tener que empezar a ver con otros ojos, si es que alguna vez la miré de otra manera). ¡Quién fuera zanahoria!.

Y siguiendo con la mafia, la otra vino desde el capítulo doceavo de la primera temporada de Los Soprano. Se trata de Maria Grazia Cucinotta, que aparece como alucinación del atormentado Tony Soprano:



No fue el pobre Tony el único en sucumbir a sus encantos (desgraciadamente, no se parece a ninguna que yo conozca). Del mismo capítulo, se me quedó grabada la escena del tiroteo (la pongo aquí para no chafársela a nadie que no la haya visto y no quiera que le destripe nada), sobre todo por el excelente acompañamiento musical del Tiny tears de los Tindersticks:


Son pequeñas cosas que se han quedado enganchadas en mis redes neuronales, y que han acudido no pocas veces a la memoria (a saber qué estropicios habrán cometido en mi subconsciente).

jueves, 25 de junio de 2009

Bar España


Dicen que España tiene una proporción exagerada de bares. Tantos hay, que casi se puede hablar de que es un inmenso bar. Tan es así, que todo en esta maldita tierra adquiere un tinte tabernario. Las discusiones, la manía de opinar de todo sin saber, el farol, la chulería, la bronca... España es un bar. Y no uno de diseño, precisamente. Más bien uno de barrio, con su grupo fijo de parroquianos, que esperan que alguien se pague una ronda, pero que nadie se lanza a pagar.

Sea como sea, el ambiente es animado y no se está del todo mal. Nos pediremos una caña bien fría y una tapita, a ver si el vecino nos la paga.

miércoles, 24 de junio de 2009

Eterno retorno de lo mismo (o el ladrón de bicicletas)


Cuando niño, mi padre me llevó con mi bicicleta a un parque. Allí, unos gitanillos intentaron robármela. Se trataba de esos críos que no levantan dos palmos del suelo, encanijados, pero que hacen gala de una chulería inmensa. Su intento fue pueril. Querían intercambiar su bicicleta (más barata y cascada que la mía) con la mía. Yo, que era niño, pero no tonto, les dije que no, que ellos ya tenían la suya. Y claro, empezó la persecución: me agarraban por detrás, me tiraban piedras y, en definitiva, pretendía quitarme mi pequeña BH de forma violenta. Pero no contaron con el factor padre, que salió en defensa de su criatura y les dio su merecido (uno de ellos se llevó la peor parte, y se largó de alló lloriqueando).

Han pasado un montón de años de eso y ya casi lo tenía olvidado. Hasta que el otro día, volviendo a casa tras una de mis sesiones ciclistas, parado en unn semáforo esperando a que se pusiera verde, un niñato no muy distinto a aquellos se puso a mi lado, también con su bici destartalada, y me espetó un "¿me la cambias?". Le miré y no pude evitar una sonrisa, de esas que dicen "este cuento ya me lo conozco" y negué con la cabeza. Siguió insistiendo hasta que el semáforo verdeó y pude arrancar. No intentó ir más allá (él tampoco era tonto, y sabía que no le convenía meterse con alguien mucho más grande y corpulento que él). Lo gracioso de la anécdota es que se produjo muy cerca del sitio en el que aquellos desgraciados casi me robaron la bicicleta, en una especie de pliegue temporal extraño.

martes, 23 de junio de 2009

Solsticio


Dicen por ahí que estamos en el año de la astronomía, que si Galileo y tal y cual. Bien. Pues hoy la tradición se alía con un fenómeno astronómico: el solsticio de verano. En realidad éste se produjo el domingo pasado (junto a la conjunción Venus-Marte, o , en términos simbólicos, Amor-Guerra), pero no sé porqué se celebra esta noche. Los movimientos terrestres nos sitúan en la tesitura de una mayor exposición al sol, otorgándonos más horas de sol (y más calor, por tanto). Sea como fuere, esto sirve aq los humanos para rituales y celebraciones varias, que datan de tiempos en los que cosas como las rotaciones de los planetas y la astronomía misma estaban muy lejos en el horizonte. Imagino que a los muy antiguo, ligados a la tierra y sus ciclos, que marcaban su vida (siembra, siega...) debía intrigarles mucho esta naturaleza cícilica de las cosas. Y más que esta naturaleza, lo que debía ser aterrador es la perspectiva de que se rompieran los ciclos, de que las cosas no salieran como era esperaban. De ahí esa voluntad de atar la necesidad, de, con todo su arsenal de rituales, obligar a que los acontecimientos a repetirse, no fuera que los dioses, los espíritus, las fuerzas, o lo que fuera que gobernara los acontecimientos, se disgustaran y decidieran no volver a regalarnos su regularidad.

Y nosotros, seres modernos, cada vez más desarraigados (una de las características de la modernidad es el desarraigo creciente, y la búsqueda casi desesperada de algún asidero, de ahí buena parte de nuestras desgracias), repetimos los ritos, ya sin la misma convicción, pero por un momento dejando traslucir una parte del primitivo que aún reside en nosotros, que se niega a desaparecer del todo.

lunes, 22 de junio de 2009

Década enfermera


Caí hace unos días en la cuenta de que por estas fechas hace diez años que terminé la carrera de enfermería. Diez años que, como suele ser habitual, han pasado volando, y en los que ha habido un poco de todo: atención primaria, cirugía abdominal y torácica, cuidados a ancianos, oftalmología, hemodinámica, neurocirugía, neonatos y niños. Sin ser un apasionado de mi profesión (nunca he tenido una gran vocación), puedo decir que lo he pasado bien en todos los sitios en los que he trabajado, y que para nada se me han hecho pesada esta década. Lo justo para afrontar al menos otros diez años con ganas. Para ello, y a modo de celebración, no estaría nada mal sacarse una plaza en las oposiciones que, Dios mediante, van a tener lugar esta semana. Si al menos estuviera estudiando como es debido...

domingo, 21 de junio de 2009

Bobby Womack. Across 110th street

Si algo tienen las películas de Trantino es su banda sonora. Hasta donde llega mi memoria, no he visto (entera) ninguna película suya. Pero sus bandas sonoras sí que las he visitado. El muy cabrón tiene un gusto excelente para la música. (entiéndase excelente como que coincide más o menos con el mío). He aquí una muestra:


sábado, 20 de junio de 2009

Cultura de la muerte


Para algunos descontentos con las cosas que pasan, vivimos una "cultura de la muerte". Me sorprende, porque si hay algo que no está presente en nuestra sociedad es la muerte. Vivimos muy de espaldas a ella, y desde luego no ocupa el lugar que ocupó antaño, cuando estaba por todas partes y en casi todas las manifestaciones. Y cuando morimos, muy a menudo es por "exceso" de vida, por esa manía de "vivir a tope" que nos lleva a acometer conductas de riesgo o poco saludables. Tal vez es por aquí por donde se cuela esa muerte que algunos denuncian, y que hacen de nuestra socidad algo hedonista y paranoide. Pensándolo bien, a lo mejor la mejor forma de entregarnos a la muerte es pregonar y vivir la vida.

viernes, 19 de junio de 2009

Justa medida


Si la vida de verdad tuviera algún valor, tendríamos serios problemas a la hora de comer. No sé que es peor, si sobrevalorar la vida humana, o infravalorar la animal y vegetal. Sea como sea, se trata de un error de apreciación. Pero, ¿cómo no equivocarse en asuntos como estos?.

jueves, 18 de junio de 2009

La calle fue suya


Observo entre las generaciones anteriores a la mía cierta tendencia a no tolerar que se haga vida en la calle. Cualquier clase de actividad callejera les molesta y les parece una falta de respeto (el tema del respeto da para mucho, sobretodo como arma arrojadiza), porque, como les he oído decir, "se creen que la calle es suya". Y no es que se refieran a cosas extravagantes, peligrosas o escandalosas. No. Se trata de actividades tann inocuas como jugar, estar en un parque o sentarse en un banco a mirar la gente pasar. Todo les parece sospechoso.

La cosa no pasaría de mera anécdota si no fuera porque muchos de los que ahora tanto se quejan, presumen de que ellos pudieron jugar en la calle y pasaron su infancia y juventud en ella. Además, disfrutan de contar sus batallitas y de lamentarse porque nosotros, que ya no hemos tenido esa oportunidad, no hayamos podido disfrutar de tirarle petardos a los tranvías, patinar sobre ríos helados o irnos a reír de los tenderos del barrio. Bien les he oído presumir de ser los últimos en poder hacer estar cosas. Y tal vez su mosqueo conn todos los que ahora lo hacen venga de ahí, de que ya no pueden vanagloriarse de ser los últimos. En cualquier caso, no deja de ser llamativo.

miércoles, 17 de junio de 2009

Mein Fahrrad


Déjenme que hoy, a falta de nada mejor que contar, le dedique la entrada al objeto que, hoy por hoy, más bienestar me produce. No se malpiensen, se trata de mi bicicleta, que me lleva y me trae por la bahía de Palma, a veces a favor del viento, y otras en contra, pero siempre sobre ruedas. La otra que tuve me dio algunos disgustos (una vez pinché en el punto más lejano al que suelo llegar, otra se le cayó un pedal en marcha...). Con esta invertí un poco más de dinero, y de momento funciona como una seda (dicho en buen mallorquín: va mel), tanto que a veces me sorprendo de las velocidades a las que puedo llegar (mi récord, en una pronunciada cuesta abajo, y pedaleando como un poseso, está en los 50 km/h, aunque de media debo estar en los veintipico) y lo cómodo que se va. En fin, quede constancia de mi amor por mis dos ruedas, y ya que últimamente estoy muy parafraseador de cantantes, hoy le toca el turno a Daniel Higiénico: "la quiero como a un hijo, como a un perro, como a un bar".

martes, 16 de junio de 2009

Palabras como cáscaras


En algunas ocasiones hay palebras que se muestran desnudas, desprovistas de su significado. Entonces se queda uno como extrañado, emitiendo un sonido que estúpido. La sensación es similar a la de un déjà-vu, entre sorprendida, asustada, expectante y bizarra. Se puede provocar a voluntad, si nos dedicamos a repetir la palabra hasta que se convierte en el puro sonido y pierde su contenido (algo así como un centrifugado mental, que escurre toda significación). Pero el efecto es más intenso y perturbador cuando ocurre en medio de un discurso. O, peor aún, cuando sucede en nuestra mente. Entonces sí que es raro, porque ahí ni siquiera hay sonido, sólo la vacía carcasa mental de la palabra, lo que normalmente diríamos que es la palabra, pero que, visto lo visto, no parece suficiente.

lunes, 15 de junio de 2009

Manzanas y zapatos


Hace unos meses nos sorprendimos con la famosa escena del zapatazo al expresidente norteamericano George Bush II. Unos se alborozaron (una gesta heroica, sí señor), otros se indignaron, y los más nos cachondeamos. Pero hubo quien aprovechó la anécdota para confirmar algunas sospechas científicas. Quién nos lo iba a decir, después de Benjamin, otro presidente haciando avanzar la ciencia (más allá de las políticas de investigación, claro). Otro dato llamativo es la querencia de la ciencia por los objetos voladores que amenazan cabezas. Conocida es la manzana newtoniana. Pues ahora ya podemos añadir el zapato iraquí de Bush. Aunque, ahora que lo pienso, existe también otro objeto que se interpuso en la trayectoria de otro presidente que representa un auténtico desafío para la física. Me refiero a la famosa "bala mágica" de Kennedy, que, ella solita, provocó siete heridas diferentes a dos personas.

Si es que los científicos en realidad son unos cachondos.

domingo, 14 de junio de 2009

sábado, 13 de junio de 2009

Marchando una de Sopranos


Acabada la quinta temporada de House (¿soy el único al que le ha parecido que ha mejorado respecto a tempradas anteriores?), y mientras llega la sexta (muy interesante se anticipa, al menos el inicio, teniendo en cuenta cómo nos la han terminado), habrá que aprovechar para ver otras series. Me siento con ganas para afrontar el visionado de Los Soprano. Al menos ya ha terminado y es fácil verla del tirón, sin tener que esperar (mucho) al siguiente capítulo o temporada. Ya les iré contando.

viernes, 12 de junio de 2009

Alemán modular

La juguetona lengua alemana (aunque para eso hay un término latino...)

Una cosa que me hace gracia del alemán es su "modularidad". Es capaz de crear nuevos conceptos y palabras echando mano del vocabulario ya existente y juntándolo según convenga. Esta característica le da una tremenda flexibilidad y, en cierto modo, da vía libre a la creación de neologismos, que son fáciles de entender siempre y cuando se sepan las palabras que lo componen. Con unos ejemplos quedará más claro. Frigorífico es en alemán "armariofrío" (Kühlschrank), nostalgia es "maldehogar" (Heimweh), probabilidad es "aparienciadeverdad" (Wahrscheinlichkeit)...

Parte de la gracia está en que las palabras se juntan sin más, creando esos monstruos largos que tanto asustan a cualquiera que no sepa mucho del idioma alemán. Los antiguos griegos también eran muy dados a esta clase de construcciones (y los romanos) y juegos conceptuales. Tal vez esta característica sea la que haya facilitado que una buena parte de la filosofía (algunos de sus hitos) sean en griego y alemán. Por citar un ejemplo, uno de los términos filosóficos más conocidos: Dasein, que, traducido por existencia, no quiere decir otra cosa que "estarahí" (sein, como el to be inglés, sirve para ser y estar, coincidencia que ya de por sí da qué pensar a quienes separamos los dos verbos). Porque, ¿quién negará que algo que existe es algo que está ahí?.

jueves, 11 de junio de 2009

A propósito del Heidegger nazi


Uno está acostumbrado a tener que, al saberse mi condición de "nietzscheano", soportar a gentes que en seguida espetan el tópico de un nietzsche "prenazi". La cosa se complica si además uno es "heideggeriano". Lo cierto es que no entro demasiado en esa clase de discusiones, más que nada porque cansa, y porque me parece una tarea inútil. Es cierto que Nietzsche tiene fragmentos muy duros y que era fácil que, caídos en manos de tarados como Hitler y compañía fueran fácilmente asimilables. También es cierto que Heidegger tuvo sus escarceos con el nazismo, y que nunca se retractó ni condenó el nazismo. Sin embargo, deducir de eso que los que los leemos y estudiamos somos afines al nazismo me parece de una temeridad dialéctica suicida. Y mucho más lo es pretender que, por pensar como hicieron, haya que condenarlos al ostracismo y al olvido totales (por esa regla de tres, muchos autores fundamentales tendrían que ser lanzados a la basura, empezando por Platón y Aristóteles).

En mi opinión, hay una tendencia en determinados ámbitos hacia el panfleto y el manifiesto. Para estas personas, antes de hablar hay que hacer un manifiesto en el que se condene toda clase de hechos e ideologías, así como afirmar la adhesión inquebrantable a otros. Esto, que tal vez valga para algunos ámbitos (la política tal vez, y puede que la cosa empezara por ahí), no debería extrapolarse a todos los terrenos, puesto que acabaríamos en un continuo estar a favor y en contra de cosas (lo estamos siempre, pero no lo proclamamos a los cuatro vientos todo el tiempo). Además, nunca se dejaría contento a nadie.

A la sombra de esta tendencia se arremolinan toda una serie de individuos con un excesivo afán señalador, que se ufanan en mostrar las tendencias de todo el mundo, sobre todo cuando no coinciden con las suyas. Son personajes que tienen sus demonios, y, a modo de viejos inquisidores, los buscan y los encuentran por todas partes, montando autos de fe por cualquier pequeña sospecha. Pero la cosa está en que quien más quien menos tiene sus manchas, y si hemos de andar descalificando a unos y a otros por sus "errores", íbamos a quedarnos solos.

Todo esto viene a raíz de un artículo en La Vanguardia (me informan de que la versión web está reducida, pero que el texto completo no tiene desperdicio) en el cual se pone en evidencia la adhesión de Heidegger al régimen nazi, la minimización que de ello han hecho sus seguidores, y muestra cierto escándalo porque actualmente Heidegger siga siendo considerado un filósofo importante en España (por lo que dice, parece que fuera se han dado cuenta de lo malo malísimo que fue este señor y lo han dado de lado). Lo que se da a entender es que todos los que hemos dedicado algo de tiempo a estudiar y a leer a Heidegger hemos sido inoculados por un virus letal.

En fin, podría estar horas escribiendo sobre el asunto. Y como ya he dicho que me cansa mucho esta tontería políticamente correcta (curiosamente defendida y promovida por muchos que van de políticamente incorrectos) y maniquea de tener que estar condenando a cada dos palabras, lo dejo aquí.

miércoles, 10 de junio de 2009

Palma decadente: Son Gotleu


Si a un palmesano se le cita Son Gotleu, lo más probable es que tuerza el gesto en una mueca entre despreciativa y divertida. Y es que Son Gotleu es uno de los barrios más peculiares y con mala fama de la ciudad. Para entender su carácter, hemos de remontarnos a los años 50 y 60 del pasado siglo. Era el inicio del boom turístico. Hordas de extranjeros acudían a la isla en busca de buen clima, playas y paisajes. Con ellos llegaron los hoteles y la necesidad de gente que les atendieran. Empezó la llegada de gentes que provenían de las zonas más desfavorecidas del país en busca de empleo, que aquí era relativamente fácil de encontrar. Y claro, había que darles un hogar, con lo que la ciudad empezó a crecer con rapidez. El Ministerio de la Vivienda se lanzó a construir viviendas protegidas, y lo hizo en determinadass zonas. Una de ellas fue Son Gotleu, que pasó de ser campo de labranza a las afueras de la ciudad a un populoso barrio obrero (tirando a las afuera, lo cual ha favorecido en buena parte su destino).

Los años fueron transcurriendo y llegó la crisis de los 70. La población había ido envejeciendo, y con ella sus casas. Además fue la época en la cual la droga entró de forma masiva en la sociedad española, encontrando en las nuevas generaciones un buen campo de cultivo. Entonces empezó a decaer el barrio y a ganarse la fama de peligroso. En los 90, todas las infraestructuras del barrio estaban en franca decadencia, lo cual provocaba que los precios de la vivienda y los alquileres fuera bajo, atrayendo a las clases más humildes, entre las que se contaban los inmigrantes recién llegados desde todas las partes del mundo. Desde entonces, el proceso de decadencia del barrio se ha agudizado: fincas cada vez más viejas e hiperutilizadas (no solo por años y años de uso, sino porque las familias numerosas son frecuentes), hiperpoblación, algunas bolsas de pobreza... Si a todo ello añadimos el tradicional recelo mallorquín hacia todo lo venido de fuera (por no hablar directamente de xenofobia, matizada y disimulada por la no menos tradicional costumbre de no alzar demasiado la voz y de no hacerse notar), es fácil comprender que Son Gotleu no tenga muy buen nombre.

Sin embargo, quien conoce el barrio le guarda un cierto cariño. Durante una temporada trabajé en el centro de salud de Son Gotleu, y tuve la oportunidad de conocer sus gentes y sus peculiaridades, así como de patearme sus calles (ya hace años de eso, y la memoria empieza a fallarme, pero hubo un tiempo en que me conocía casi todos los nombres). Tiene una vitalidad y un pulso que no se ve en otras partes de la ciudad. Constituye un microclima urbano en sí mismo. De día las calles bullen de gente. Los bares siempre están llenos, los comercios, con un aire añejo, siempre con clientela. Pero lo más curioso es la fauna que en sus aceras se da cita: ancianitas cargadas de bolsas, madres acompañando a sus hijos al colegio (hay unos cuantos por ahí cerca, y es lugar de paso de escolares), inmigrantes de incontables nacionalidades, yonkis, borrachines...

Sí, Son Gotleu es un barrio particular. Puede que sea cierta su aura de marginalidad, pero forma parte del especial encanto que este lugar tiene.

martes, 9 de junio de 2009

Más jüngeriana


Avisé hace tiempo de la posibilidad de que Jünger se convirtiera en un tema recurrente por estos lares. Vean lo que escribió sobre los espejos, algo que, en un sitio denominado "el espejo de la realidad" (últimamente siento cierto descontento con este título, pero eso es asunto, quizá, para otra entrada) conviene tener en cuenta:

"Sobre los espejos y la extraña modificación que aportan a la fisonomía del ser humano. Si nuestra mirada se desvía y ve en un espejo a nuestros interlocutores, revélanse en éstos unos rasgos completamente nuevos. Ese es el aspecto que tuvieron acaso antepasados suyos; o bien salen a la luz significados espirituales que estaban latentes en ellos. El efecto es especialmente intenso cuando la superficie del espejo parece moverse, ondular, como ocurrió ayer por efecto del humo ascendente de los cigarros puros dejados en el cenicero de una consola. Los espejos producen aberturas. Piénsese también en la modificación que se da en el rostro de los muertos: los vemos en la luz que se desprende de un espejo oscuro."

Y cómo subrayándolo, la foto que ilustra la entrada.

lunes, 8 de junio de 2009

Metafísica ocular


El otro día leí una poesía que tenía como tema central esas manchas que aparecen en la vista, que están ahí interpuestas entre el mundo y nosotros, ocupando un lugar muy extraño. Uno sabe que están ahí, las percibe, pero en cuanto intenta enfocarlas, atraparlas en un primer plano, desaparecen sin dejar de estar ahí. Es un poco perturbador. Y, permítaseme, metafísicamente esclarecedor. Desde que leí esos versos, creo entender mejor a Heidegger. lo cual no deja de ser un engaño, porque al creerlo en mis manos, ha volado ya a otro lado, dejando en ellas el vacío.

domingo, 7 de junio de 2009

Votar o no votar


Cada vez que hay elecciones, tengo la lucha interna de si tengo que ir a votar o no. Durante muchos años fui abstencionista. Luego empecé a ir a votar, sin mucho convencimiento, la verdad. En realidad sólo he acudido ante las urnas en cinco ocasiones (y, para que quede constancia, nunca he repetido mi voto), y apegado a las más egoístas razones. Y como hoy no se cumple el principal motivo que me llevó hasta el colegio electoral en anteriores ocasiones (al estar de vacaciones, no voy a disfrutar esas cuatro horas electorales en el curro), pues como que no voy a ir. Además, está el factor resaca, importante a la hora de ir con las ideas claras. Si no fuera por la previsible reacción de nuestros próceres (que se tirarán los trastos a la cabeza echándose la culpa de todo, sin una pizca de autocrítica), la también previsible enorme abstención tendría que movilizar a algunos. Pero me temo que no va a pasar nada. En cualquier caso, en la tesitura en la que nos encontramos, uno no sabe qué es más irresponsable, si ir a votar o quedarse en casa...

En estos casos, entono los versos de Javier Krahe:

Y por no echar mi voto
en cualquier saco roto
me abrazo a la quimera
que no lleva bandera.
Un viejo residuo
tengo de individuo
que, en vez de hacia a la cola de ir a votar
me lleva al bar.

Ojalá mi ausencia
colabore en conciencia
con la papeleta
que cada cual meta
y que haya mejores
administradores
y que María Cristina sea ejemplar
al gobernar.

Ya que, Dios mediante
no me veo de votante,
vaya por delante
que le pido a mi abstención
campo de acción.



sábado, 6 de junio de 2009

Día D


La casualidad ha querido que, hace unos minutos, recién empezado el día, leyendo la segunda parte de las Radiaciones Jüngerianas, haya leído la entrada correspondiente al 6 de junio de 1944. Por si no lo saben, les recordaré que se trata del conocido día D, el día en que los ejércitos norteamericano y británico desembarcaron en las playas de Normandía para liberar Francia del yugo nazi. Unos meses antes, los norteamericanos ya habían desembarcado en el sur de Europa, y avanzaban con rapidez a través de Italia. Los rusos, a su vez, avanzaban desde el Este, acercándose peligrosamente a territorio alemán. Más o menos asegurados los frentes sur y este, quedaba el lado occidental por asediar. Y eso pretendieron los aliados con el famoso desembarco de Normandía. La cuestión es que hoy hace 65 años de eso. Y el azar me ha hecho un guiño, queriendo que leyera las impresiones de un militar alemán emplazado en el París ocupado acerca del acontecimiento:

"Ayer velada en la residencia de Speidel en La Roche-Guyon. El viaje resultó complicado a causa de la destrucción de los puentes del Sena. Emprendimos el viaje de regreso hacia París hacia las doce de la noche y eso hizo que por una hora no nos encontrásemos en el Cuartel General en el momento en que llegaron a él las primeras noticias del desembarco. En París se ha conocido por la mañana; ha cogido por sorpresa a muchos y especialmente a Rommel, que ayer no se hallaba en La Roche-Guyon porque había marchado a Alemania para el cumpleaños de su esposa. Realmente, una nota falsa en la obertura de una batalla de tal envergadura. Las primeras fuerzas que saltaron en paracaídas fueron detectadas después de medianoche. En las operaciones han participado numerosas flotillas y once mil aeroplanos.
Se trata sin duda del comienzo de la gran ofensiva, que hará que este día pase a la historia. Yo mismo he quedado sorprendido, precisamente porque se habían hecho tantos vaticinios sobre esto. ¿Porqué aquí y ahora? Son preguntas sobre las que seguirá hablándose en un futuro lejano"

Unos días más tarde, el 24 de junio, Jünger nos da algunos detalles que muestran la magnitud de la imprevisión alemana:

"He hablado con el almirante Ruge de las circunstancias en que se produjo el desembarco. Parece ser cierto que en la noche decisiva no había salido de puerto ni un solo patrullero alemán "porque el mar estaba demasiado agitado". Los ingleses desembarcaron con bajamar, durante la cual quedaban visibles en la playa los obstáculos submarinos. Estaba previsto instalar obstáculos para la marea baja, pero aún no se los había colocado".

Resulta difícil imaginar la magnitud de aquella batalla, a pesar de que el cine, con mayor o menor acierto haya intentado reflejarla. Un detalle, sin embargo, puede ayudarnos: conocí a un francés nacido en aquella zona, que me contó que aún hoy en día es fácil encontrar restos de la batalla (cascos, armas, balas...) por los bosques de Normandía, como si en lugar de 65 años hubieran transcurrido tan sólo unos pocos meses.

viernes, 5 de junio de 2009

Las 1001 entradas


Un blog puede llegar a ser algo errático, por lo que no es conveniente en él conmemorar los aniversarios cronológicos. Si hay algo que conmemorar, es el número de entradas, auténtico signo de la vitalidad de un blog. Por eso, hoy toca hacer patente que este modesto blog llegó ayer a las mil entradas. Ya veremos si llega a las dosmil.

jueves, 4 de junio de 2009

My generation

En los últimos decenios han habido hitos que han marcado a generaciones enteras, de modo que cada dos o tres décadas había algún acontecimiento crucial que movilizaba y estimulaba a grandes masas de gente. Los hijos de los que combatieron en la primera guerra mundial lo hicieron en la segunda. Los hijos de éstos vivieron en primera persona la revolución de los años sesenta, simbolizada en los múltiples sucesos del 68 (España no siguió las mismas fechas ni estuvo en los mismos acontecimientos, pero tiene acontecimientos históricos paralelos). La siguiente fecha, la que algunos ya recordamos y que tal vez debería haber sacudido nuestros cimientos, es el año 1989. Reconozco que servidor era muy joven para "participar" en todo aquello, pero ya era lo suficientemente mayor para darme cuenta de que algo se estaba moviendo en la historia. Recuerdo a la perfección aquel telediario de las 9 empezando con la noticia de la caída del muro de Berlin, y la excitación que se vivió en aquellas horas-jornadas. Como si el mundo se estuviera sacudiendo al mismo ritmo que mi joven cuerpo (sometido entonces a varios avatares biográficos y hormonales que, veinte años más tarde, considero vitales). Sin embargo, todos esos hechos históricos ocurrieron al otro lado del muro, y nosotros tan sólo fuimos espectadores de aquello (en realidad, sospecho que algo parecido pasó en el 68, pero la leyenda lo acrecentó en demasía, como, también sospecho, hicieron nuestros padres con un montón de cosas más). Y tampoco se trata del hecho crucial de mi generación, que puede pasar a la historia como la primera que no hizo nada, que no le aportó nada al mundo, ni positivo ni negativo en muchos años, al menos en el tramo de nuestra juventud.

Y, si quieren que les sea sincero, casi mejor así. Para ilustrar la entrada, siguiendo la tónica de mi generación, que ha crecido a la sombra de los que nuestros padres creyeron (o nos han hecho creer que hicieron), una canción que es más suya que nuestra, pero que no desmerece nada. Evidentemente, los Who:

miércoles, 3 de junio de 2009

Darwin y Russell Wallace en Kiliedro


Los fastos en torno al “año Darwin”, con los cuales se pretende celebrar el bicentenario del nacimiento del naturalista británico, y al mismo tiempo el 150 aniversario de la publicación de su obra capital, El origen de las especies, ocultan -o, en el mejor de los casos, ensombrecen- el hecho de que Darwin no fue el único en llegar a la teoría de la evolución de las especies. Aunque es cierto que él había desarrollado la teoría con anterioridad, sus escritos permanecieron sin publicar varios años y nadie más que él sabía de sus ideas, dejando campo de actuación para que otros pudieran llegar a sus mismas conclusiones.

martes, 2 de junio de 2009

Al huerto


No pude llevarte al huerto, pero me llevaré la calabaza que gentilmente me otorgaste. Allí la regaré con mis lágrimas. Y la abonaré con toda la mierda que expulse mi boca cada vez que me acuerde de ti.

lunes, 1 de junio de 2009

Etilofilia


Quizá porque me crié en una familia no demasiado bebedora. O porque la época de mi adolescencia no fue muy desaforada. O vaya usted a saber porqué, no soy un gran bebedor. No entiendo esa ansía que le entra al personal los fines de semana. Ni tampoco la moda cultureta con el vino (tengo un paladar totalmente insensible al vino, no sabría distinguir un Vega Sicilia de un Don Simón). Pero que nadie crea que no bebo, que sí lo hago, aunque sin mucho convencimiento.

Puedo presumir de no haberme emborrachado nunca, y de saber cuándo he de parar con el alcohol. Por todo esto, mi sensibilidad es muy baja, y un simple botellín de cerveza ya me hace flotar. A lo más que llego es al famoso "pedete lúcido", al momento ese en que los sentidos empiezan a embotarse (un amigo mío lo expresa de modo muy gráfico: cuando te notas los dedos acartonados), el de la risa floja y el mareíllo agradable (aunque a veces no lo es tanto). Cuando llego a esto, sé que debo parar, por el bien de la gente que esté por ahí cerca. Además, está la cuestión de lo que uno puede llegarse a divertir siendo el único sobrio en medio de borrachos.

A pesar de ello, tengo mis bebidas favoritas. La que más consumo, como casi todo el mundo, es la cerveza. Heineken o Guinness a ser posible. Casi no bebo combinados, pero cuando lo hago, sin dudarlo, es para tomar pomada (ginebra de Menorca con limonada). Y recuerdo especialmente la hidromiel, un licor nórdico dulce hecho a base de agua y miel fermentadas, que sólo he bebido en dos ocasiones (no se ha dado la oportunidad de más), y, que yo sepa, sólo se sirve en un local de la ciudad (servido a la vikinga, dentro de un cuerno).

En resumen, que no soy un devoto del alcohol, y me gustaría seguir así.