martes, 31 de agosto de 2010

Aprendiendo: la traición del padre

Recuerdo el día que aprendí a montar en bici. Era una BH. Roja, plegable, de tamaño mediano. Llevaba tiempo con las ruedecitas laterales, y no me atrevía a abandonarlas. Me sentía seguro con ellas, pero el tiempo me iba haciendo mayor y ya empezaba a estar ridículo con ellas. Mi padre decidió que ya estaba bien, y un domingo por la tarde desmontó las ruedecillas y me llevó con la bicicleta a la calle. A una travesía que pasaba por debajo del balcón de mi casa (la entrada del edificio estaba en la calle principal, pero el piso donde vivíamos daba a la travesía). Poco más de cien metros de asfalto sin tráfico un domingo por la tarde. Allí empezamos el ritual. Al principio mi padre agarrándome por el sillín y el manillar, dándome instrucciones, guiándome. Yo tambaleando y temblando de miedo, aunque con la seguridad de unas manos adultas en las que confiaba. Estaba ante uno de esos rituales de paso, un jalón en el camino hacia el "ser mayor". Mi padre me tranquizaba, me decía que mirara adelante, que no me preocupara de si me agarraba o no, que no me dejaría caer. Así recorrimos un par de veces la calle, hasta que llegó un punto en que me soltó. Y yo avancé varias decenas de metros solo. Hasta que me dí cuenta de que ya no tenía ningúnsostén, momento en el cual empecé a tambalear y dar golpes de manillar a un lado y a otro para enderezarme. Y no me caí, al menos hasta la siguiente vez. Pero ya estaba hecho, ya me había lanzado, y no era para tanto. Ahora todo era refinar el equilibrio y la técnica.

Fue uno de esos momentos paternofiliales que tan bien quedan en las películas, pero que existen y son inolvidables. Y no sólo por el aprender a pedalear sobre dos ruedas, sino por el hecho de percatarme de que mi padre, esa figura protectora en la que confías a ciegas cuando eres niño, no tuvo  reparos en soltarme llegado el momento, en traicionarme diciendo que no me iba a soltar, aunque al final lo acabó haciendo. Con el tiempo, te das cuenta de que no sólo es a ir en bici lo que aprendiste, sino que hay traiciones felices, de las que sales reforzado. Todo es cuestión de equilibrio.

lunes, 30 de agosto de 2010

Prevacacional

Se acercan las vacaciones. Septiembre, un mes de languidez, en el que el postverano se confunde con el preotoño. Uno de esos meses perfectos para las vacaciones. Hace ya más de un año que disfruté de las últimas, y hay ganas. La hoja de ruta, simple pero complicada: horizonte aristotélico. Me gustaría alcanzar un término medio entre vicio y virtud. Por un lado, profundizar en mi recién estrenada vigorexia y retomar las labores de mi tesis doctoral (en parada técnica veraniega por cuestiones burocráticas y porque sí): Mens sana in corpore sano (o no). Por el otro, cultivar alguno de los pecados capitales, básicamente gula, pereza y lujuria.  En la medida de lo posible, establecer una rutina de la excepción, dominar el carro de mi alma y, con un poco de suerte, cargar las pilas y mentalizarme para lo que viene a partir de octubre en lo laboral, con el que posiblemente sea uno de los principales retos a los que habremos de enfrentarnos los sanitarios de por estos lares. Pero eso a partir de octubre.

domingo, 29 de agosto de 2010

Somos candidatos (a lo que sea)

Me entero de que Palma es candidata a ser capital europea de la cultura en 2016. Me entra la risa. Resulta que España es el país en el que más ciudades se presentan a esto de la capitalidad cultural. Más risas. De la cultura mandarina, claro, esa que promueven el ministerio de cultura y las consejerías autonómicas de ídem. Conociendo el percal, uno sospecha que detrás de esta profusión de candidaturas hay algo más que la cultura. Es más, que la cultura es lo de menos. La prueba es que si no es a eso, nos presentamos a lo que sea: a los juegos del mediterráneo, a los special olímpics, la universíada, al campeonato de Europa de lo que sea, las olimpiadas (de verano o de invierno, da igual), la expo, el mundial (de fúbol preferentemente, pero si no puede ser, de lo que buenamente tengan a bien concedernos). Y si no, ya nos sacaremos un Forum de las culturas de la chistera. Todo sea por construir estadios y centros polimultivalentes, llevarnos unas cuantas ayudas, subvencionar cosas, y hacer creer al personal que así seremos más ricos porque vendrá más gente y se reactivará el turismo y el comercio y no se qué milagros más... Eso sí, a mí me pedirán que sea voluntario, que el altruismo en estas cosas quedan muy guays. Al final me darán un diploma y yo me creeré la repanocha por haber contribuido a la causa.

Seguiría riendo si no fuera porque me estoy poniendo de mala leche.

sábado, 28 de agosto de 2010

viernes, 27 de agosto de 2010

Un bosque con hippies

En los días pasados un incendio ha arrasado en Ibiza 400 hectáreas en la zona de la cala de Benirràs. Se trata de una de las zonas más vírgenes de la isla, por lo que el incendio supone una tragedia para los pitiusos, que han visto con impotencia arder una de sus áreas más queridas. El hecho en sí no pasaría de ser un incendio veraniego más si no fuera porque durante unos días se ha barajado la posibilidad de que el fuego se iniciase en una de las cuevas habitadas por hippies que por lo visto abundan en la zona. Si es cierto (podríamos dudarlo, ya que antes se dijo que había empezado en uno de los coches aparcados en las inmediaciones de la cala, y ahora vuelven a decir que no es seguro lo de la cueva), no deja de resultar paradójico que hayan sido los que presumen de vivir en contacto con la naturaleza y según sus reglas, los que, en un descuido han propiciado la destrucción. Ello al menos desde la cosmovisión ingenua y teñida de moral según la cual todo lo natural es bueno y lo no natural malo y casi un atentado contra la naturaleza. La realidad es más complicada que todo eso, y todo está entreverado de bien y mal (si queremos seguir hablando en términos morales), y así, los defensores de algo pueden llegar a ser su perdición. Porque no basta con la buena (o mala, llegado el caso) y las buenas intenciones, que no pueden llegar a prever todas las consecuencias de los actos que promueven (algunas de ellas nada positivas). 


La destrucción forma parte de la naturaleza, aunque tendamos a verla como un paraíso idílico y benéfico. Saber esto, claro está, no debe darnos barra libre para ir por ahí destruyendo e incendiando de forma indiscriminada y  alegre. Pero sí para comprender que esa naturaleza tiene una lógica ajena a nosotros y en buena medida inalcanzable por nuestras limitadas mentes. Así, puede que ese hippie que encendió su fuego para hacerse algo de comer, que no pretendía incendiar el bosque sino seguir con su vida "según la naturaleza", fuera utilizado por ella para inyectarse una dosis de destrucción. 

Con el tiempo, tal vez la zona vuelva a ser como era hasta hace unos días. Lo que ocurre, y ahí está lo trágico (más que en el hecho en sí de los árboles incendiados) es que muchos ya no podrán disfrutar de ese paisaje. De un día para otro, les han arrebatado una zona que querían y disfrutaban, y dado el breve tiempo que los humanos pasamos por el mundo, muchos serán los que no puedan verlo otra vez. Y los que lo puedan ver, ya casi no se acordarán de lo que había antes. Y todo por un hippy.

jueves, 26 de agosto de 2010

No estaba muerto, estaba de parranda

Es curioso cómo se comportan los mitómanos: a los muertos los ven vivos por todas partes (el caso Elvis es el más conocido y paradigmático, pero no el único), y a algunos vivos los creen muertos y suplantados (es el caso de Paul McCartney, que todavía ahora tiene que responder a preguntas sobre su presunta muerte y sustitución en los Beatles a mediados de los 60). ¿Qué extraño mecanismo se esconde tras estos comportamientos?

miércoles, 25 de agosto de 2010

Charlotte Gainsbourg & Beck. Heaven can wait

Retorna el apellido Gainsbourg a estos lares. Pero esta vez en la persona de  la polifacética Charlotte, que para su último disco ha sabido rodearse de muy buenas compañías y ha contado con la colaboración y producción del genial Beck. El resultado, un trabajo cuando menos curioso e interesante, que se presenta con un video repleto de escenas surrealistas:

martes, 24 de agosto de 2010

Uno con libertad de expresión

Uno de los problemas con los que nos estamos topando respecto a la libertad de expresión es el de hasta qué punto uno puede expresar todo lo que le pasa por la mente. Porque aunque la idea de libertad implica que puedes decir lo que quieras, eso tampoco es tener carta blanca. Aunque sea libertad, también tiene sus reglas. En principio, se trataba de que cada uno pudiera decir su opinión y así entrar en un debate constructivo.  En la libertad es casi más importante el Otro que el Yo, pero se acaba usando para intensificar el Yo. Viendo como se comporta el personal en foros, cometarios en los medios y demás sitios en los que poder expresarse, para lo que está sirviendo es para enrocarse en la propia posición, sin querer ver nada más allá. Total, puedo decir lo que quiera y lo que quiero decir es X, y además, como soy libre de decir lo que quiera, el que piense Y es un gilipollas. Y nos quedamos tan anchos. Nos dieron la libertad, pero no nos enseñaron a usarla, o no la aprendimos. 
 
Un caso extremo de estas actitudes y del encallamiento ideológico de muchos, lo leí el otro día en un comentario a una noticia acerca de terrorismo nacionalista. El pensador de turno, afirmaba sin ninguna clase de tapujos que la mayoría de la sociedad estaba con los terroristas, y que aunque dijeran que no, se trataba de una estrategia para disimular, pero que en realidad pensaban lo que pensaban. Con dos cojones. La traducción es: "opino una cosa, pero como los hechos van en contra de mi opinión, los hechos en realidad cuadran con lo que yo pienso pero disimulan para hacerme quedar mal y no darme la razón, pero yo en el fondo la tengo". Hay quien sentiría vergüenza de decir algo así. Pero claro, como somos libres, no aplicamos filtros y decimos las cosas a la buena de Dios. Y sí, claro, eres libre de decir lo que quieras, pero al menos sé elegante y reconoce que a veces podemos decir burradas. 

lunes, 23 de agosto de 2010

Egogeoestrategia

Dicen los entendidos que hay algunos países emergentes que algún día amenazaran la hegemonía norteamericana. Tarde o temprano tenía que pasar, ningún imperio dura para siempre, y menos en los tiempos en progresiva aceleración que vivimos (todo se mueve tan rápido que parece imposible pensar en un dominio de siglos, como les ocurrió a otras potencias hegemónicas en el pasado). Lo que lo hace distinto esta vez es que parece que, por primera vez en siglos (milenios), quien tome el poder mundial no será de la órbita europea occidental (aunque los Estados Unidos no estén en Europa, sus raíces sí lo son). Intuyo que esto va a suponer un cambio radical en muchas materias. No va a ser fácil, y posiblemente haya muchos conflictos. 
Se apunta a China y/o la India. Y qué quieren que les diga, sin ser un profundo conocedor de ningunmo de ellos, así a bote pronto, y si tengo que elegir entre las dos, preferiría que quien marque la pauta en el futuro sea la India en lugar de China. No parecen tan herméticos, y al menos son una democracia (sí, ya sé que eso hunde sus raíces en Europa). Porque como el mundo empiece a reproducir el comunismo capitalista chino (algo que no me parece demasiado descabellado a estas alturas, viendo como se comportan Tirios y Troyanos, cada vez más indistinguibles), lo tenemos claro. Empecemos a rezar, que luego es tarde.

domingo, 22 de agosto de 2010

Cambio de imagen

Quienes sean seguidores habituales del blog, y además sean observadores, se habrán dado cuenta de que la imagen de perfil ha cambiado hace unos días. Aunque podría hacerlo más a menudo, creo que la imagen es como el rostro, que es el que es y no conviene jugar demasiado con él. Es la tarjeta de presentación, y, en un medio como éste, una proyección visual de lo que nos trae aquí. Por eso no es algo baladí. Por eso, aunque he cambiado la foto, tiene algo de común con la anterior. Las dos son fotografías de mis pies. En la primera estaba caminando. En la de ahora estoy quieto (aunque dividido, escindido, lo cual me otorga cierta movilidad). 

El espejo trae con él una cierta idea de fijeza, de quietud. Aunque pueda reflejar el movimiento, los reflejos de un espejo tienen una cierta cualidad fotográfica. Por eso, para hacer frente a la estabilidad, escogí una imagen algo más dinámica, porque si en algo soy nietzscheano es en la idea de que se piensa mejor en movimiento, caminando. Además, el ser pez me hace escurridizo y muy móvil.

Ninguna de las dos fotos fue tomada en mi ciudad. La antigua es en Salamanca, en un pasdeo junto al río Tormes. La nueva es en Berlín y sí, la banda de pavimento que separa mis pies es lo que fue su famoso muro. De este modo, tengo un pie en el Este y el otro en el Oeste, uno en cada mundo. En cierto modo, yo mismo soy un puente (débil, enclenque) entre dos mundos (el sanitario-enfermero y el filosófico, disculpen la pedantería, pero en mí confluyen los dos), y el ser humano es también a su manera un puente. O, mejor dicho, el ser humano es más bien el muro, que mantiene separado, pero en contacto a la vez con dos ámbitos escindidos e irreconciliables. Es su instancia común, su punto tangencial, lo más cerca que podrán estar los dos el uno del otro (como en Berlín, apenas unos centímetros separaban las dos partes, que en realidad estaban muy alejadas en otras dimensiones). 

Sea como fuere, también siento que he traspasado una frontera, que algo ha cambiado en los últimos tiempos en el blog. Y había que reflejarlo de algún modo.



sábado, 21 de agosto de 2010

El simio enfermo

En cierto ciclo de conferencias que pronunció entre 1948 y 1949, Ortega y Gasset se refiere al ser humano como un simio enfermo. Es la explicación simbólica que le daba al momento en que aquel lejano y simiesco antepasado nuestro pasó a ser alguien de los nuestros. El principal efecto de esa enfermedad era una especie de fiebre cerebral que le llevaba a un delirio en el que la fantasía le desbordaba y se imponía a la realidad exterior. De este modo, aquel mono quedaba desgarrado de su entorno y se veía sometido a una ingente labor: adaptarse a su febril mente, someterla y encajarla en un ambiente al que también había que adaptarse. 

Así es como Ortega cuenta el surgimiento de lo humano y la peculiaridad que ello encarna. Más allá de lo literario y simbólico del relato, lo que nos muestra es la situación extremadamente inestable e incierta del hecho de ser humano. Si los demás animales ya vienen al mundo dotados de un repertorio de conductas e instintos grabados a fuego en su ser que les permiten el perfecto encaje en su ambiente, nosotros nacemos con la semilla del desequilibrio, con una mente que nos hace dudar, que nos dota de fantasía, de anticipación infinita y recuerdo profundo. Esto nos otorga un mundo interior que hay que acomodar al exterior. No sólo hemos de adaptarnos al ambiente, sino que, en buena medida, también nos tenemos que adaptar a nosotros mismos.

El ser humano es, por tanto, el más inseguro de los animales, el que menos firme tiene el suelo bajo sus pies (y el cielo sobre su cabeza). Y la cualidad de no tener firmeza es la infirmeza, que en latín se decía infirmitas, palabra de la cual deriva enfermedad. Con lo cual, resulta que el simbolismo orteguiano no lo es tanto, y entronca directamente con lo que Nietzsche ya dijo en su Genealogía de la moral, que el hombre es el más enfermo de todos los animales.

jueves, 19 de agosto de 2010

Juego de la soga

La sociedad como un juego de la soga: unas fuerzas que tiran hacia adelante, y otras hacia atrás. Según la proporción, se va en una dirección o en otra, pero siempre avanzando hacia algo. Y cuando las fuerzas están equilibradas y potentes, amenaza con romperse.

martes, 17 de agosto de 2010

LLuvia de turistas

Terminaré con esta racha de entradas con acento "mallorquín" haciendo referencia a la extrañeza que nos ha causado que en los días pasados los medios nacionales se hayan hecho eco de la vieja costumbre de los turistas de hacer el ganso en los balcones, con fatal resultado para algunos de ellos. Aspavientos, sorpresa y rasgueo de vestiduras. Pues bien. Hace como unos 20 años que esto ocurre. Todos los veranos hay varios muertos caídos de los balcones. Y sí, es una estupidez como un piano, y será digno de ser informado, y tal y cual, pero que no lo tiñan de actualidad. Porque si algo no es, es actual (como fenómeno, claro está, no el caso particular del caído del día). 

Quiero pensar bien y creer que se trata de una serpiente de verano inocua más (ya se sabe, agosto es aburrido, no pasa nada, y hay que rellenar diarios y noticiarios), porque la pregunta siniestra es acerca de lo que están dejando de decir para contarnos el cuento de la lluvia de turistas (más viejo que la picor).

lunes, 16 de agosto de 2010

De cuando un chino en Mallorca era noticia

Sí, ahora, después de cincuenta años de turismo intensivo, y tras diversas oleadas de inmigración procedente de lugares cada vez más alejados y exóticos para nosotros, estamos acostumbrados a casi todo. Pero no siempre fue así en esta isla, bautizada en 1922 por Santiago Russinyol como La isla de la calma. Como muestra un par de botones, que tienen que ver con gentes de otras razas. 

En 1929, una acaudalada familia de Palma adoptó un niño. Nada del otro mundo si no fuera porque el niño era negro. A la sazón, con toda probabilidad el único negro de la isla, motivo por el cual fue famoso, todo el mundo le conocía e incluso tuvo su mote popular, lo cual le granjeó las simpatías de casi todo el mundo y cierto grado de discriminación positiva. Casó con una mallorquina, y sus descendientes todavía viven por aquí (incluso alguno de ellos se ha presentado a elecciones bajo las siglas de un partido nacionalista). 

La otra escena es más remota, hay que ir a los primeros años del siglo XX. Resulta que atracó un barco en el puerto de Palma en cuya tripulación había un ciudadano chino. ¡Un chino en Mallorca! La cosa era tan extraordinaria que fue noticia en los periódicos y una multitud de varios miles de personas se agopló en el muelle para contemplar el exótico ejemplar. 

Son anécdotas que nos hablan de una inocencia pérdida (por suerte o por desgracia, supongo que un poco de todo), de unos tiempos en los que, vistos desde la lejanía, parecen ingenuos (aunque ellos vivían una realidad más cruda que la nuestra, por la que habría que plantearse hasta qué punto los ingenuos no somos nosotros, que nos creemos muy listos porque sí, las hemos visto de muchos colores).

domingo, 15 de agosto de 2010

Fenómenos extraños en la playa

En el verano mallorquín, con su amalgama de gentes venidas de todas partes y con todos los fines imaginables, puede suceder cualquier cosa. Por ello, algunas veces ocurren escenas surrealistas dignas del mejor de los sueños. Hace unas semanas tuve la ocasión de vivir una de estas raras y delirantes experiencias. 

Una compañera celebraba su cumpleaños con una barbacoa en la playa. La fiesta tendría lugar un sábado noche, en una playa muy cerca de Palma, pero lo suficientemente apartada como para no estar en un paseo lleno de locales de ocio. No obstante, hay un angosto paseo entre la playa y los muros de un recinto militar.  Esto hace que allí todas las noches de verano se reúnan grupos de gente para cenar y tomar el fresco. Además, las vistas de la bahía y la ciudad iluminadas no son despreciables. 

Allí nos reunimos todos, unas quince personas, con comida, bebida, y ganas de pasarlo bien. Poco a poco, con el estómago lleno, la sangre aliñada con etanol, y la euforia festiva, la cosa fue desvariando: risas, cánticos, chistes, incluso sombras chinescas aprovechando los manteles (en realidad sábanas) y una linterna. En esas estábamos, cuando por el mínimo paseo de detrás, vimos pasar ¡una tuna!. Todos prorrumpimos en exclamaciones. Sí, ya sé que una tuna no es nada raro en sí mismo. Pero en Mallorca es más fácil encontrarse con Bin Laden que con la tuna. Debe ser la única que hay en toda la isla. Y que pasen por un sitio en el que no hay más que algunos pequeños edificios de apartamentos, un cuartel y unos descampados, pues es como para extrañarse. Si ya de por sí la visión era inusual, más lo fue lo que vino después: vítores por nuestra parte y unos improvisados clavelitos que cantamos, nosotros, con gran sentimiento. Ellos, que debieron alucinar más que nosotros, y temerosos de haber atravesado alguna puerta interdimensional o algo así, echaron a correr y desaparecieron, dejándonos a nosotros con la canción a la mitad y un ataque de risa entre nerviosa y beoda.

Ya me dirán si no es como para hacérselo mirar.

sábado, 14 de agosto de 2010

El porreta del concierto

Hay concierto interesante. Te compras tu entrada, quedas con los colegas, te plantas el día señalado en el lugar planeado. Escoges el sitio que más cómodo te resulta. Se apagan las luces. El artista va a salir. Y casi en paralelo, un aroma denso y dulzón te llena las fosas nasales. Alguien se ha liado un canuto, y te va a tener todo el concierto aspirando los humos que tu no le has pedido.

Esta escena me ha ocurrido en casi todos los conciertos a los que he ido. He visto a gente de muchos estilos y perfiles, y siempre me toca el porreta al lado o cerca. Y además el que más aliña sus cigarros. No es que me moleste que fume cosas ilegales (faltaría más, que cada uno haga lo que quiera con su cuerpo y su dinero). Lo que me mosquea, a parte de la suerte que tengo al tocarme siempre cerca alguno (y alguna vez, sin comerlo ni beberlo, he sentido los efectos de lo que el vecino fumaba, manda carallo), es que siempre escojan el momento del apagdo de luces para lanzarse a sus consumos particulares. Como en un ritual. Supongo que algo tendrá que ver el hecho de que sea algo ilegal (aunque tengo entendido que el consumo personal no lo es), y que se cortan de fumar sus cosas a plena luz y con el rostro bien iluminado. Pero luego que no nos vengan con el cuento de la legalización cuando actúan como cobardes. Si queremos legalización, habrá que dar visibilidad a lo que se pretende legalizar. La ley va por detrás de la sociedad, y si se sigue actuando clandestinamente no esperemos salir de la clandestinidad. ¿O es que lo que de verdad le da morbillo a la cosa es el hacer algo prohibido, por más que luego nos llenemos la boca de libertad y legalización?

viernes, 13 de agosto de 2010

Sin complejos

Temo a los que van por el mundo como gente "sin complejos". Básicamente porque muy a menudo eso no es más que el pretexto para la chulería, la prepotencia y la poca consideración por los demás (lo cual me lleva a pensar si para algunos, el comprender que hay otra gente y tenerla en cuenta es un complejo). Y es que muchos confunden los complejos con la vergüenza, y se ponen la piel de oveja del sincomplejos, pero en realidad no son más que lobos sinvergüenzas.

jueves, 12 de agosto de 2010

Altares improvisados

De un tiempo a esta parte se ha puesto de moda elevar pequeños altares allí donde ha tenido lugar una desgracia, sobre todo si han habido muertos en ella. La gente, de manera espontánea, coloca velas, flores y objetos a modo de ofrenda-recordatorio. La cosa, si no recuerdo mal, empezó en las carreteras, cuando los familiares de los fallecidos en accidente empezaron a colocar ramos de flores en el lugar donde había tenido lugar el fatal suceso. Es algo bastante reciente, yo mismo recuerdo que antes no se hacían estas cosas, si se ponían flores o se dedicaba algún recuerdo a los muertos, era en sus tumbas o en las capillas de las iglesias. 

Aunque podría tratarse de una simple moda y en unos años desparecer, también es posible que esta nueva costumbre (si es que se le puede llamar costumbre a algo tan reciente) refleje algún cambio en la relación de la sociedad con la muerte y la espiritualidad que en ello hay. Así a bote pronto, muestra una ligazón con el lugar, como si en el topos de la desgracia quedara algo de los muertos, o como si hubiera que purgarlo de las malas vibraciones e influencias negativas que allí habría (que podrían ser causa o consecuencia del infortunado suceso). De este modo, se ve una tendencia a desligar la evocación del cuerpo fallecido en favor del lugar, lo cual no sería más que un paso más en la progresiva paganización de la sociedad. No se trata de una crítica, sino de la constatación de que la debilitación de la tradición y creencia cristiana de la gente no nos aboca al puro vacío, sino que el comportamiento simbólico de la gente aflora de una u otra manera, más espontáneamente, menos sujeta a firmes rituales, pero sigue ahí.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Aniversarios

Cuando se llega a cumplir años de cualquier cosa, se produce una extraña sensación mezcla de alegría y tristeza. Alegría por lo vivido, y de ahí surge el afán celebratorio (cuando hay algo que celebrar, porque a veces los aniversarios son de algo triste) que se suele imprimir a los aniversarios.  Y tristeza porque, querámoslo o no, queda menos para el final (si es el aniversario del inicio de algo que todavía perdura). A veces, la perspectiva del tiempo nos da el inicio y el final de algo, y entonces podemos recordarlo y celebrarlo en su completitud. No conviene dejar de vista esa finitud, el hecho de que todo acabará algún día, pero no por puro pesimismo y negatividad, sino como pantalla sobre la que proyectar lo ya vivido y lo que quede por vivir, para así con más fuerza proferir: ¡QUE NOS QUITEN LO BAILADO!

martes, 10 de agosto de 2010

Cuando la escritura fluye

Siguiendo con el tema de la inspiración, muchos escritores hablan del "síndrome de la página en blanco", o el "bloqueo del escritor", que consistiría en esa especie de vacío y ansiedad que les sobreviene al situarse ante la página (o el procesador de textos, para el caso es lo mismo) y que no les deja escribir nada. Es algo que a menudo les ocurre, como si sintieran la responsabilidad que tienen a la hora de desarrollar su arte. O, sencillamente, que no están inspirados y no hay forma de que salga nada. 

Pero hay otras veces en que lo que ocurre es que uno se pone a la labor sin una idea clara de lo que va a hacer, más por no abandonar las rutinas que por otra cosa. Y entonces sucede el milagro. Las ideas fluyen y uno lo expresa con una facilidad pasmosa. A veces hasta se llega a sentir que es otro el que esta escribiendo a través de tus manos. Imagino que esto es lo que buscan los verdaderos escritores y que les mantiene apegados a su labor. 

Desde mi modesta y escasa experiencia, no de escritor sino de escribiente, reconozco que el día que te salen las cosas rodadas y fáciles, una euforia extraña se apodera de ti y te sientes capaz de cualquier cosa. Mi problema en esto, como en tantas otras cosas, es arrancar, ponerme a ello. Pero una vez en marcha, no me cuesta excesivo esfuerzo desplegar mis razonamientos, aunque me haya sentado ante el ordenador con muy vagas ideas en un estado menos que embrionario. Pero la vida moderna nos ofrece numerosas distracciones y levedades en las que gastar nuestro crédito temporal, y claro, el ponerse en marcha cuesta mucho. Y la disciplina, que es el remedio ideal, no siempre se mantiene firme ante los envites y tentaciones. Por eso a veces mi voluntad de plasmar cosas flaquea. Pero basta con que tenga uno de estos buenos días de escritura fluida y ligera (no a lo mejor de leer, pero sí de escribir), para coger fuerzas para un mes entero.Al menos hasta que surge una tentación lo suficientemente fuerte...

lunes, 9 de agosto de 2010

Serge Gainsbourg. Requiem pour un con

Hace días que estoy atrapado en el ritmo hipnótico de esta canción. La escucho una y otra vez. Es de 1968, pero con ella el seductor y controvertido Gainsbourg impartió una lección de la que los modernos todavía sacan enseñanzas. Aunque muchas veces se dice como tópico, en esta ocasión es muy cierto aquello de que era un adelantado a su tiempo.

domingo, 8 de agosto de 2010

Deutschland in Mallorca

Cuando alguien visita Mallorca y comprueba que los alemanes se han adueñado de muchas cosas de aquí (hasta el Pueblo Español es ahora de los alemanes), las almas superficiales se lo recriminan a los mallorquines (en más de una ocasión me he vista ante la pregunta: "¿cómo habéis dejado que os compren la isla?"). La respuesta pragmática y utilitarista, la que la mayoría de gente entiende, y por lo tanto la que damos, es que ellos han pagado un buen dinerito que nadie más nos pagaría. Pero como casi siempre, la superficie esconde mucha profundidad impregnada de verdad. Y lo que hay de profundo en la venta de parcelas de Mallorca a los alemanes, esconde el hecho de que ellos las van a conservar mejor que nosotros. Lo cual esconde también una enseñanza: que a veces, la mejor manera de conservar algo querido es desprenderse de ello.

sábado, 7 de agosto de 2010

Dulce hogar de internet

Frente a la enormidad que es Internet, con su marasmo de datos e información, para asegurarnos cierta supervivencia, tendemos a crearnos nuestra parcela, un pequeño rincón en el que nos sentimos a gusto y más o menos seguros. Exactamente igual que en el mundo no virtual. Así, uno termina visitando siempre las mismas páginas, estableciendo una rutina de la que sólo se sale en algunas ocasiones y con determinados fines. Como es obvio, hay gente más aventurera y gente más hogareña, pero todos tienen su refugio, un lugar al que llamar hogar.

viernes, 6 de agosto de 2010

¿Retorno?

Es curioso el poder de la palabra. Verbalizar es en cierto modo expiar. Ya lo vió Freud. Y aunque esto tiene un lado oscuro (si al expresar nuestros pareceres y sentimientos éstos cambian, ¿qué ocurre  con las cosas cuando decimos cosas de ellas?) que no conviene desatender, hay momentos, muchos, en los que resulta más útil la luz que el lenguaje aporta, aunque sólo sea a modo de parcha calmante que no remedie ningún mal de fondo. 

La cuestión es que hace unos días manifestaba mi escaso ímpetu lector y redactor, que me llevaba a descuidar mis viejos vicios. fue publicar esa entrada y la inspiración llegó, y en los días transcurridos desde entonces (poco más de una semana), he escrito y leído más que en todo lo que llevábamos de verano. Y estoy contento con ello. Las ganas de escribir algo aquí todos los días, de volver al estajanovismo bloguero, han regresado. Veremos por cuánto tiempo, si es que no se ha acabado ya esta embestida al hablar de ella.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Vivir de prestado

Hay muchos fenómenos que experimentamos con diferencia. Ocurren en un lugar, y cuando los contemplamos o padecemos nosotros, hace ya tiempo que realmente han ocurrido. Y no es sólo una cuestión de lejanas estrellas, sino que afecta a asuntos muy cercanos. Así, según lo que comentaba ayer, resulta que aunque el verano tenga su punto álgido en julio-agosto, el solsticio ya tuvo lugar en junio y es desde entonces que empieza la supuesta decadencia. Lo que ocurre es que se está bajo los efectos del calor acumulado mientras los días se alargaban y el sol iluminaba nuestra región de la Tierra con máxima intensidad. Ahora la cuestión es que ese calor se vaya disipando poco a poco. 

Vivimos en numerosas estelas (no sólo astronómicas, sino también históricas, sociales...), en un extraño diferido, como de prestado. Y ahí es dónde surje la inquietante pregunta: ¿habrá ocurrido algo grave de lo que aún no nos hayamos enterado, que todavía no hayamos percibido y padecido?. Y llevada al extremo, ¿es posible que el mundo haya acabado ya, pero aún no nos hayamos enterado?.

martes, 3 de agosto de 2010

Al fin el fin del verano

El pasado sábado me dí cuenta, como en una revelación, de que la luz solar ha cambiado, se ha atenuado sutilmente. Al mismo tiempo, observé que al mediodía, las sombras se extendían por algunos centímetros más allá de los objetos que las proyectaban. Aunque todavía estemos en plena canícula, estos tenues síntomas anuncian el final del verano. A partir de ahora, tardes más cortas, puestas de sol más tempranas, las noches se irán refrescando y al final, el verano pasará. Como es obvio, aún quedan jornadas tórridas y olas de calor por venir. Se pasará mla. Pero la constatación de que poco a poco lo más fuerte irá pasando y que ya empieza, tenue, casi imperceptible, la cuesta abajo, me subió el ánimo y desde el sábado mi estado de ánimo es casi óptimo.

lunes, 2 de agosto de 2010

domingo, 1 de agosto de 2010

Janis Joplin. Summertime

Ya lo he dicho alguna vez, el verano me parece una estación triste. Y esta canción, esta versión en particular (la que la Joplin hizo, no esta concreta en vivo en Estocolmo), que trata sobre esta estación, consigue transmitirlo de una forma abrumadora, opresiva.