sábado, 30 de octubre de 2010

Sobredimensiones

Junto a una excesiva tendencia al rasgamiento de vestiduras por cosas nimias o, si no lo son, sí de forma desproporcionada y vergonzante, observo atónito en el espíritu de la época una inclinación hacia el sobredimensionamiento de los muertos. Si se muere alguien más o menos popular, las muestras de dolor son exageradas en muchas ocasiones. Se montan veladas, altarcitos, homenajes..., y todo en una atmósfera de patetismo a flor de piel que resulta, cuando menos, ridícula.

Hemos perdido la escala, y lo pequeño se tiene por grande y viceversa. O eso, o ya no sabemos qué es lo que importa.

viernes, 29 de octubre de 2010

Willkommen, Son Espases

Si hace unas semanas despedí al que por poco tiempo seguirá siendo el hospital de referencia para las Baleares, el vetusto Son Dureta, es de rigor que le dé la bienvenida al que será nuestra nueva casa de salud, el hospital Universitario Son Espases. Más grande, más luminoso y sobre todo, más moderno, en teoría adaptado a lo que se supone que tanto los trabajadores como los usuarios entendemos que debe ser un hospital del siglo XXI.

Atrás han de quedar ya las polémicas en torno a la construcción. Para bien o para mal, ya está hecho, y ahora ha llegado la hora de trabajar para que los sacrificios no se hayan hecho en vano. La obra está terminada y ya ha empezado la fase de traslado. Los trabajadores de algunos servicios administrativos ya están allí, y en unas semanas nos incorporaremos todos los demás. Hay nervios, tensiones, incertidumbres, cabreos y tiranteces, pero en el fondo se palpa la ilusión del personal, que ve ante sí un reto importante. Supongo que es normal. Si mudarse de casa es toda una epopeya, imagínense lo que es trasladar un hospital en el que trabajan varios miles de personas.

Habrá que adaptarse. Costará. Las rutinas tendrán que ser alteradas, el trabajo cambiará de un modo que creo que todavía ni vislumbramos. Los circuitos serán distintos (suministros, dietas, farmacia, celadores...). No es sólo el espacio físico el que se muda, la mutación nos afectará a todos, que tendremos que reajustar muchas cosas. Algunas de ellas ya están en marcha, como la completa informatización de las historias clínicas y de los procesos asistenciales (puesta ya en marcha en el viejo hospital bajo el significativo nombre de Odissea), y otras nos pillarán por sorpresa. Habrá que apechugar con todo.

Detalles aparte, nos esperan unas semanas duras, en las que tendremos que preparar el traslado y la adaptación a las novedades que Son Espases nos depara. Las daremos por buenas si logramos que todo llegue a buen término y hacemos que Son Dureta quede en el olvido (quiero decir, que nadie eche de menos el viejo hospital, en lo que a trabajo y asistencia se refiere). Intentaremos no tirar la toalla ante las primeras dificultades (a día de hoy, temo que no serán ni pocas ni pequeñas), y colaboraremos para que podamos estar orgullosos, no el primer día (ni desde luego hoy), pero sí tal vez el quinto, de decir que trabajamos en Son Espases. 

jueves, 28 de octubre de 2010

Viejas fotos

Cuando contemplamos viejas fotos, nos sentimos ridículos, no nos reconocemos enfundados en las antiguas modas. Sí, somos nosotros, más jóvenes, con más pelo, con otro peinado. Pero nos vemos extraños, como si aquello fuera otra persona, como si alguien nos hubiera usurpado de nosotros mismos. Son momentos de rara enajenación. Por eso a muchos no nos gusta ver viejas fotos. Por eso no nos gusta ni hacérnoslas.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Sufrimiento como maestro

A fuerza de sufrir, se puede llegar a una especie de insensibilidad en la que todo, incluso el dolor (sea del tipo que sea) pasa a otro plano. Es un paréntesis, que como todos se cierra, y es justo al cerrarse cuando uno lo ve  y se comprende que se ha podido lo que no se creía posible. Es revelador, pero antes hay que caminar la difícil senda del dolor.

martes, 26 de octubre de 2010

El juego del redescubrimiento

Tengo la sensación de que hay por ahí mucho avispado que redescubre el Mediterráneo a cada momento y que pretende vendérnoslo como la última gran novedad. Y que hace tiempo que les bailamos el agua. Pero más tontos somos si les hacemos el juego.

lunes, 25 de octubre de 2010

Lejanas muertes cercanas

A menudo sabemos de la muerte de gente conocida. Un vecino, un viejo profesor, el hijo del amigo de alguna amiga... En principio nada vinculante, un mohín de pena, un "no somos nadie", a lo mejor acudir al funeral, y a seguir para adelante. En la mayoría de ocasiones. Porque a veces, estas muertes te tocan alguna fibra y te dejan afectado durante unos días.

Algo así me ha pasado últimamente. Y por partida doble. En el plazo de una semana se han muerto dos personas de las que estaba muy desconectado, pero que han ido a golpearme casi simultáneamente. El padre de un amigo y una antigua compañera de clase. A ambos llevaba mucho tiempo -años- sin verlos, pero sus muertes me han afectado y han ensombrecido ly nublado aún más últimas jornadas. 

Normalmente tengo muy claro que nos moriremos y no le doy mayor trascendencia al asunto, es algo que hay que pasar y ya está, no lo tiño de moralina cósmica (como mucha gente, que habla de la muerte justa o injusta de los demás) y lo asumo con tal vez demasiada frialdad. Pero hay algunos días en que la coraza se resquebraja y lo que en otro momento no dejaría de ser anecdótico, adquiere una centralidad inesperada y dolorosa. Es entonces el momento de meditar.

domingo, 24 de octubre de 2010

Battles. Atlas

A un tipo raro como yo no podía dejar de estimularle una rareza como el math rock (rock matemáticos), un estilo surgido a partir del rock sinfónico en paralelo al postrock, que se caracteriza por sus estructuras complejas, su bruscos cambios, el uso de distintos ritmos en una canción y al mismo tiempo, y, algo que a mí me resulta muy atractivo, el desprecio por las letras y el uso de la voz como un instrumento más, y todo ello a partir de una creación matemática de la obra musical. En fin, toda una paja mental que suena curiosa. Como ejemplo, tal vez este sea el más conocido (actualmente suena en algún anuncio televisivo): los Battles y su tema Atlas. 



sábado, 23 de octubre de 2010

Los Monty Phyton y la informática

Que a veces algún humorista o grupo humorístico consigue que sus chascarrillos calen en la gente es algo conocido desde hace mucho tiempo (¿quién no ha hecho de Chiquito de la Calzada alguna vez en España?). Pero que la influencia llegue a según qué disciplinas ya es más complicado. Salvo que hablemos de la informática, donde algunos de sus términos han sido tomados directamente del campo del humor, y más en concreto de los Monty Phyton, grupo de culto entre los círculos frikis, donde tradicional y tópicamente han abrevado los informáticos. Así, existe un lenguaje de programaciónl lamado Python en honor a ellos. Pero si hay un término ligado a la informática de origen montypythoniano que ha triunfado, ése es el spam. Todos los conocemos y sufrimos. Son esos correos publicitarios que llegan sin que nadie los solicite, o las páginas que se abren al entrar en según qué sitios. Algo que nos hemos de tragar queramos o no. En realidad, el Spam es carne especiada en lata que existe desde los años 30 (como curiosidad, alimentó a los soldados británicos y soviéticos en la segunda guerra mundial), pero los Phyton lo llevaron al terreno del humor. Empezaron a decir spam con distinto tono y volumen en medio de sus sketches, creando así interferencias en la comunicación. El paroxismo del spam llegó en un hilarante sketch de 1970, en el que una pareja acude a un bar y todo lo que hay de comer contiene spam como ingrediente, siendo imposible no comérselo, como ocurre con el correo basura (o sms, o webs...), llamado spam gracias a la delirante mente de unos humoristas. 

Desconozco si hay otros términos humorísticos o montypythonianos en el mundo de los ordenadores y las tecnologías, pero dudo que haya otros campos en los que ellos u otros profesionales de la risa hayan calado tanto.

viernes, 22 de octubre de 2010

A la carta

Como no sabía qué decir hoy, lanzo preguntas: ¿alguna sugerencia?¿alguien quiere que me moje en algo?¿o que me retrate?. No me parece mala idea: escribir por una vez (o dos, o tres) no desde mí, sino desde los demás (pero a través de mí). Dejar, si los amables lectores así lo desean, de ofrecerles el menú y que escojan a la carta.


jueves, 21 de octubre de 2010

Autoironía

Cuando se es irónico, se puede uno quedar ahí: una actitud de cara a la galería y poco más. Pero la ironía, si es sincera, es un monstruo que quiere más, se acaba volviendo contra sí misma y te somete a un desgaste que amenaza con romperte y romperse. A partir de ahí, todo depende de la resistencia de cada uno. Pero es seguro que tarde o temprano lo hará. A no ser que antes nos sustraigamos. Por nosotros mismos o por un golpe de azar.

miércoles, 20 de octubre de 2010

El arte de la política (con todo el dolor de mi corazón II)

La política imita al arte. Comparen la instantánea de ayer con este cuadro:


¿Casualidad, o estaba todo calculado? Sea como fuere, me alegro de que nuestros políticos sean unos artistas (aún no sé de qué, pero ya lo averigüaremos).


martes, 19 de octubre de 2010

Con todo el dolor de mi corazón

Con estas palabras anunció el presidente autonómico la traición de una de sus promesas electorales (una que le valió muchos votos, dicho sea de paso). Les pongo en antecedentes. La pasada legislatura, gobernada por el partido rival, se puso en marcha la construcción del nuevo hospital, no sin polémicas y conflictos: que si la ubicación, que si las formas, que si tal y cual. Al final se escogió la opción más controveertida y que contaba con la oposición de los vecinos y de mucha gente (intuyo que, en muchos casos, sólo era una pose para tocar las pelotas a determinada opción política). Para colmo, y como no podía ser de otra forma, la recalificación de terrenos y concesión de las obras levantaron sospechas. Las obras empezaron a todo correr en las postrimerías de la legislatura, para poder presentarlas como aval electoral. 

Y aquí empieza el culebrón. Los resultados de las elecciones permitieron a todos los otros partidos unirse en pacto para desplazar a los de antes, con lo que hubo un cambio de signo en el gobierno autonómico. La cuestión es que los nuevos se habían opuesto enérgicamente a que el nuevo hospital estuviera donde está, y prometieron que, de ganar, iban a echarlo todo atrás y repensar la cosa. Pero hete aquí que los obreros habían avanzado lo suficiente y resultó que no se pudo dar marcha atrás. Y el nuevo gobierno tuvo que empezar su legislatura traicionando (con todo el dolor de su corazón, eso sí) una de las promesas que más había cacareado en la campaña. 

Bien, han pasado los cuatro años, y ahora, a medio año de las elecciones, llega el tiempo de inaugurar. Y de ponerse medallas. Con todo el dolor de su corazón. Pero se las ponen. E inauguran, y se pasean, y van los ministros a visitar el nuevo hospital, y se llenan la boca de hermosas palabras y felicitaciones (eso sí, sin dejar de aludir al dolor cardíaco que todo eso les provoca). Y se hacen fotos, en las que se les ve muy doloridos: 


Y entonces, al contemplar la escena publicada en Ultima Hora, el que siente dolor es servidor. El dolor de la vergüenza ajena.

lunes, 18 de octubre de 2010

sábado, 16 de octubre de 2010

Después de tantos años (R. Franco, 1994)

Veinte años después de El desencanto, Ricardo Franco emprendió la grabación de Después de tantos años, que pretendía recoger la evolución de los Panero en estos años en general y más en concreto tras la muerte de la madre, acaecida en 1990. En vista del desolador film anterior, la cosa no auguraba nada bueno. Y así es. La pérdida de la madre atomiza la relación fraterna y los tres hermanos se mantienen distanciados (al contrario que en la otra película, no se les ve juntos, sólo unos momentos al final se puede ver a Michi y Leopoldo reencontrándose en un cementerio). El mayor de ellos, José Luis, parece renegar de la familia y de sus hermanos, y parece que es el que se mantiene más a flote. Pero Michi y Leopoldo son dos sombras pálidas de lo que fueron. Michi, enfermo de polineuritis, renquea por una casa cochambrosa y destila amargura por todos los poros (la amargura de saberse, ahora sí, un fin de raza, sin aderezos poéticos ni poses literarias). Y Leopoldo, tan solo como los demás, ha arrastrado su cuerpo de manicomio en manicomio y mantiene una locura semilúcida muy inquietante. 

Si en la primera película el eje es una especie de ajuste de cuentas con la figura del padre ya fallecido, ahora el ajuste de cuentas es con la madre y su muerte. El resultado es más dramático y deprimente, ya que las enfermedades, los excesos, la locura y el paso del tiempo han sumido a los hermanos en una decrepitud que los convierte en auténticas almas en pena. Dicen las cosas descarnadamente y con una frialdad descorazonadora, que deja al espectador con muy mal cuerpo tras el visionado de la película. Aún así se la recomiendo muy encarecidamente, si tienen estómago suficiente para contemplar las miserias de una familia a todas luces patológica. Les dejo con los minutos iniciales: 

PD: dada la dificultad de encontrar esta película, debo agradecer al colega bloguero y amigo Horrach (otra vez, y ya van nosécuántas) que me pasara una copia.

viernes, 15 de octubre de 2010

jueves, 14 de octubre de 2010

No siempre hay que seguir los sueños

Hace años tuve que tomar una decisión dura para mí. Tuve que renunciar a algo que creía muy importante, a uno de mis sueños. Me amargué. Hoy, estoy contento de aquella decisión, y no quiero pensar en lo que sería hoy de no haberlo hecho. No siempre conviene jugarlo todo a una sóla carta. A veces la fortuna está en plantarse.

miércoles, 13 de octubre de 2010

El problema de decir lo que se piensa


En una nueva vuelta de tuerca, la miserable política balear nos regala grandes momentos de esplendor y rigor. El penúltimo capítulo ha tenido como detonante (¡otra vez!) la cuestión lingüística. No me detendré en los pormenores, al menos hoy (hay días en los que no apetece entrar en según que cuestiones, no porque sea más o menos necesario, sino por pura pereza ante lo tediosas que resultan a estas alturas estas cosas), les remito para ello a la entrada que el amigo Horrach ha dedicado al asunto. Mi atención hoy se centra en las declaraciones de uno de los partidos de la caverna nacionalista local, según mi modesto parecer muy sintomáticas y esclarecedoras. 

Resulta que han espetado al líder "conservador" balear, literalmente, que "tiene el problema de que a veces dice lo que piensa". O sea, que decir lo que se piensa ahora es un problema (otra cosa es cómo se diga y si lo que se piensa es razonable o no, pero eso es otro asunto). Y decir lo que no se piensa debe ser algo así como la virtud, política, si nos centramos en ese ámbito. Yo diría que es, simple y llanamente, engañar. Y que les conviene, a unos y a otros, hablar claro y esconderse menos en sus medias tintas y lugares comunes. No sea que acaben creyendo que han de esconder sus ideas. ¿O es que ellos se avergüenzan en el fondo de lo que piensan y no lo dicen por pudor (o peor, que por que sea inconfesable)?. No lo creo, porque a lo largo de los años han dado buenas señas de no tener vergüenza alguna. Así que la alternativa es que pretenden engañarnos.

Al final, como suele ocurrir con esta gente, me temo que se trata no de que se diga lo que se piensa (¿no tenía eso algo que ver con la democracia esa de la que tanto se habla?), sino de que no se piense como se supone que se debe pensar (que es como ellos quieren que se piense, que es como ellos piensan). El guión está marcado por ellos, y hay que amoldarse. Y si se piensa distinto, al menos no mostrarlo en público, que discrepar queda muy mal y da mala imagen. Y eso sí que no.

martes, 12 de octubre de 2010

El minero solitario


No voy a contar ni a glosar la historia de los mineros chilenos. Ya se han encargado de relatarla los medios. Con profusión casi obscena. Sólo quiero hacer una pequeña reflexión del momento del rescate, que se desarrollará en las próximas horas.

Uno a uno, irán saliendo a la superficie. Bien. Pero no puedo evitar pensar en la figura del último en salir. El que se quedará solo durante el tiempo en que saquen al penúltimo y le devuelvan la cápsula. ¿Qué le pasará por la cabeza? ¿Será capaz de aguantar la visión solitaria del lugar que ha sido su hogar durante todas estas semanas? ¿Podrá la lógica alegría de saberse a punto de ser salvado con el peso de la momentánea soledad? 

Dicen las noticias que todos quieren ser el último. Quiero interpretarlo como una forma de cortesia, como un "tú primero", "no, tú", "no, qué va, tú primero", porque no sé si se han parado a pensar en el rato de absoluta y oscura soledad que tendrán que soportar. O eso, o sufren una especie de síndrome de Estocolmo hacia el lugar.

Sea lo que sea, me temo que nos enteraremos.

lunes, 11 de octubre de 2010

Sin pólemos

Curiosamente, en las entradas en las que me pongo más gamberrete y epatante, apenas hay comentarios. ¿Será porque de alguna manera los lectores intuyen esa voluntad y no quieren entrarme al trapo e incendiar el blog? ¿O debo tomarlo como un síntoma de acoquinamiento ante algunos de los temas que propongo? Espero que no sea así y se trate más bien de una aplicación práctica del "a palabras necias, oídos sordos". Sólo que aunque lo diga de forma necia (de forma deliberada algunas veces), no siempre el asunto es necio.

domingo, 10 de octubre de 2010

Yann Tiersen. Dark stuff

Tras cinco años sin sacar ningún disco de estudio "oficial" con material nuevo (aunque por en medio salió uno en directo y una banda sonora), mañana se pone a la venta lo nuevo de Yann Tiersen, Dust Lane. Por lo que se ha adelantado, habrá nuevas sonoridades, pero el mismo espíritu de siempre. Como aperitivo, esta versión en directo de una de las pistas del CD, Dark stuff: 


sábado, 9 de octubre de 2010

Sí al dopaje

Si uno de los lemas más coreados en el mundo del deporte es "más rápido, más alto, más fuerte", está claro en que en algún momento se ha de llegar a un tope marcado por la biología. Muchos récords se miden en centésimas, y sabemos que el próximo que lo bata lo hará por unas pocas, en una progresión cada vez más infinitesimal. Jamás correremos a 500 km/h. Ni saltaremos 30 metros. Pero ocurre que las televisiones pagan millonadas por las retransmisiones, que los espectáculos deportivos mueven audiencias enormes, y vivimos en una sociedad que quiere novedades y grandes titulares a todas horas y a toda costa. Por eso muchos deportes tuvieron que abrirse a la profesionalización (algo que no siempre hubiera estado bien visto). Y por eso tarde o temprano tendrán que aceptar la toma de sustancias que mejoren el rendimiento y permitan continuar con el show. Lógicamente, con los máximos controles y sin que la salud de los deportistas se vea comprometida. Pero es el camino al que vamos, porque la alternativa son récords cada vez más difíciles de batir (a no ser que surjan figuras excepcionales muy de tanto en tanto) y competiciones que no llegan a cumplir las expectativas. Y claro, entonces habría que cambiar el lema: "menos rápido, menos alto, menos fuerte"

viernes, 8 de octubre de 2010

Lejos (pero cerca) del Islam


De un tiempo a esta parte, cuando alguien hace declaraciones críticas con aspectos de la religión cristiana o sus representantes, se ha puesto de moda espetarle que a ver si se atrevería a hacer lo mismo con el islam. Ciertamente, a veces se cargan demasiado las tintas contra los pusilánimes obispos mientras los más fanáticos mullahs, imanes y demás fauna campan a sus anchas sin que se les preste demasiada atención y nadie les levante la voz. Es verdad que resulta más fácil e inocuo vapulear a los acoquinados cristianos que a los beligerantes musulmantes (aunque cada parte tendrá de todo, quiero imaginar). Sí, es más fácil ser valiente cuando sabes que nadie te va a proclamar una fatwa. Al menos eso es lo que dicen los que siguen esta moda, manifestando su queja sobre los ataques que el cristianismo recibe, y creyéndose medio valientes por nombrar a la bicha islámica de forma colateral. Sin embargo, uno intuye que lo que les molesta en sí no es la crítica que se haga, sino el hecho de que nadie les proclame una fatwa. Sí, lo que les jode es que nadie actúe como islamista cuando de defender al cristianismo se trata, y en el fondo desearían poder amenazar a todo el que caricaturice a sus profetas, líderes y sacerdotes. Creen estar lejos, pero están más cerca de ellos de lo que creen.

jueves, 7 de octubre de 2010

Errores marxianos

Uno de los grandes aciertos de la teoría marxiana fue el de hacer ver que el capitalismo portaba en su propia dinámica el germen de su final. El gran fallo (grandísimo, que lastra toda la teoría y sus consecuencias) fue no ver, o no sospechar, que eso ocurre con todos los sistemas políticos, económicos, culturales, etc. ¿De dónde va a venir el fin si no es de uno mismo? Por supuesto que hay agentes externos, pero no son más que catalizadores de dinámicas internas, golpes de gracia y gotas que colman vasos. Además, le unió la decimonónica idea de progreso, y ahí se forjó su fracaso, latente desde su mismo nacimiento.

Y en definitiva, nada de esto es nuevo y ya Anaximandro dejó traslucir la misma idea de fondo (si bien es cierto que en otro plano) hace veintisiete siglos: "a partir de donde hay generación para las cosas, hacia allí también se produce la destrucción, «según la necesidad; en efecto, se pagan mutuamente culpa y retribución por su injusticia, de acuerdo con la disposición del tiempo»".

miércoles, 6 de octubre de 2010

Good bye, Son Dureta

Un hospital forma parte del tejido de la sociedad donde está ubicado. Es un lugar esencial, casa de salud y enfermedad, de vida y de muerte. Todos saben dónde está, lo conocen y es probable que hayan estado alguna vez en él (como pacientes o de visita). Y si ese hospital acompaña a su sociedad durante unas cuantas décadas, adquiere un carácter especial, inseparable y hasta entrañable. Por eso, cuando llega el momento de abandonarlo, se apodera de todos un cierto aturdimiento, la sensación de que no nos vamos a saber desenvolver sin su cotidianeidad. 

¿A qué viene todo esto? Pues resulta que el Hospital Universitario Son Dureta, hospital de referencia para las Islas Baleares y en el que tengo la oportunidad de trabajar (diría que tengo el gusto, pero no siempre es así), va a echar el cierre en unos dos meses (si se cumplen los plazos, y parece que por ahora se van cumpliendo). No es que nos vayamos a quedar sin hospital, es que nuestros gobernantes han hecho construir uno nuevo y nos mudamos, con todo el follón que ello implica. 

Líos a parte, Son Dureta lleva 55 años dando servicio a las islas, tiempo en el que ha visto de todo y se ha ido ampliando poco a poco hasta llegar al punto de saturación y obsolescencia en el que hoy en día se encuentra. Miles de profesionales han desarrollado su carrera entre sus paredes, miles de personas han padecido dolor y enfermedad, han tenido alegrías, y también muchos han muerto y muchos somos los que hemos nacido en sus salas de partos. En resumen, 55 años de vida continua e ininterrumpida, con sus más y sus menos. 55 años que han hecho de Son Dureta todo un referente para los baleares, ese lugar amado y odiado, criticado sin piedad, pero al que casi todos acuden cuando se ven apurados. Ahora, hasta que se le encuentre un nuevo uso y lo adapten a él, va a quedarse vacío. Sus largos pasillos quedarán a oscuras y solos, con la única visita de, imagino, los guardas de seguridad en sus rondas. Temo que rápidamente se verá decrépito, que el desgaste al que estos años se ha visto sometido dará la cara de la forma más cruel. Será triste hablar de nuestro hospital en pasado, y los que vengan a partir de ahora sólo sabrán de él lo que nosotros les contemos, como ocurre con los lugares emblemáticos al desaparecer. La huella de Son Dureta es profunda, no será fácil de borrar. Por lo pronto, las comparaciones con el nuevo hospital serán inevitables, y de entrada serán favorables al vetusto Son Dureta. Luego nos adaptaremos y ya no querremos otra cosa, pero siempre llevaremos al viejo hospital en el recuerdo (y porqué no, un poco también en el corazón). Por eso, si algún amable lector ha tenido alguna experiencia referente al hospital (como trabajador, como paciente, como visitante), algo digno de reseñar, me gustaría que lo compartiera, sea lo que sea: anécdotas, nombres, mitos y leyendas (que también se generan en los hospitales). Háganmelo llegar en los comentarios o al mail.

Para empezar, contaré que lo más destacable de Son Dureta es el emplazamiento. En la parte alta del barrio de Son Armadams, en las faldas del monte de Bellver. Esto hace que las vistas sean espectaculares: por un lado está el bosque de Bellver y en lo alto del monte, el famoso castillo homónimo, por el otro, Palma entera (de la vista destacan la Catedral, el Paseo Marítimo, el puerto...), a sus pies, subrayando el papel de centinela y guardián sanitario que en el fondo es el hospital. Puede que el nuevo centro sea más moderno, más amplio y todo lo que quieran, pero esas vistas no las tendrá, y en eso ya juega en inferioridad de condiciones. Me encanta, si me he de mover de algún lado a otro, y si puedo, pararme en alguna ventana a contemplar el espectáculo. Como pequeña muestra, y para ir acabando, comparto este video tomado en las últimas semanas en el que se ve uno de los últimos amaneceres que se van a ver desde Son Dureta (la toma está hecha desde la séptima planta del edificio de adultos, en frente se ve la mole del edificio materno-infantil y, más pequeñito y con una escalera de caracol, consultas externas): 



martes, 5 de octubre de 2010

El pío-pío del pez martillo

Si se han fijado, hay una novedad en el blog: he puesto una herramienta de twitter ahí al lado. No sé muy bien porqué lo he hecho. Me dio un arrebato y creé la cuenta. Pondré pequeñas tonterías, reflexiones cortas sobre cualquier cosa, cosas que se me ocurran o me sucedan. Será como un complemento a las entradas (más inmediato e improvisado, alejado del esquema de entradas más o menos diarias). Puede que dure unos días, me canse y lo quite. O puede que se quede y sea una parte más del blog. Ya veremos...

lunes, 4 de octubre de 2010

Instinto cultural

Por norma general, se habla de la cultura como si fuera un modo de controlar y mantener a raya los instintos más bajos. De este modo, se establece un corte entre nuestro sustrato animal y la civilización, como si fueran instancias antagónicas y en cierto modo forzadas a convivir. Desde el punto de vista analítico, la distinción funciona, pero esto no nos ha de llevar a pensar en que instintos y cultura son contrarios irreconciliables. Más bien al contrario, la cultura es fruto de un instinto "culturizador" muy intenso de nuestra especie. Que puede entrar en conflicto con otros instintos, sí (como entran en conflicto a veces los instintos de otras especies), pero un instinto al fin y al cabo. No hay, pues, un cultura que se imponga a la brutalidad animal, sino un instinto que predomina por encima de los demás, y no siempre.

sábado, 2 de octubre de 2010

Vieja/nueva oratoria

Algo que me llama la atención de los discursos y alocuciones añejas es la entonación que se les da. Si se afina el oído, se percata uno de que tienen un cierto tono ascendente: se habla con entusiasmo, con una musicalidad que hace que las frases y sus partes terminen en alto, creando suspense, provocando que se anhele lo que ha de venir después. Tienen un aire marcial y arengario. No sólo son los políticos los que hablaban así, quienquiera que se dirigiera a un público lo hacía de este modo. Sin embargo, es en el ámbito político donde más destaca esta forma de declamar, y puede que la fuerza que adquirieron algunas ideologías del pasado siglo en España radiquen en buena medida en la energía de los discursos emitidos. 

Pero si curiosa resulta para nosotros esta forma de hablar, no menos lo es el abandono que se ha hecho de ella, hasta dar en un estilo diametralmente opuesto, al menos en el campo de la política: un hablar cansino, a trompicones, desvaído, lipotímico. ¿Puede tener algo que ver en ello la voluntad, tan marcada en nuestra clase política, de tomar distancia respecto al viejo régimen, ya que el dictador hablaba así (y cuarenta años de régimen hicieron que esa cantinlea se asociara al dictador)? Sea como fuere, si los viejos discursos inflamaron a la gente, puede que esta forma de hablar de ahora sea la que la tienen amuermada y anémica. Y puede que sea mejor así, visto los trágicos resultados del enérgico estilo antiguo. Pero se echa de menos algo de vida en la política, que al menos parezca que corre sangre y no horchata en las venas de nuestros representantes. No digo que haya que volver a las viejas formas, pero sí que habría que inyectarle algo más de "electricidad" a los discursos. Que no nos inflamen y nos lancen a la contienda. Pero que tampoco nos duerman y/o nos hipnoticen.

viernes, 1 de octubre de 2010

Fluorofotofobia

Detesto profundamente los fluorescentes. Esa luz blanca, mortecina, hace que cuando entro en una estancia iluminada por ellos, empiece a encontrarme mal.