miércoles, 5 de enero de 2011

Prohibido fumar

Conociendo a mis conciudadanos, era previsible que lo de prohibir el tabaco en espacios cerrados (más allá del domicilio) iba a traer cola. Ciertamente, fumar es una vieja costumbre muy arraigada en algunos lugares (bares y demás), y la perspectiva de abandonarla, nada agradable. Es comprensible que haya reticencias. Lo que cuesta más de entender es la virulencia de estas reticencias. 

A día de hoy, y sólo hace tres días de la puesta en marcha de la ley, ya han habido varias agresiones. Servidor mismo, hace meses, fue amenazado por el simple hecho de no ser fumador ("cuando tenga mono no respondo, y cuando salgamos todos a la calle a fumar nos organizaremos e iremos a por vosotros"). Pero claro, tampoco se le puede pedir demasiado a quien cree un asunto de libertad el ejercicio de una adicción. 

Una de las cuestiones más interesantes era la del tiempo que iba a tardar en aparecer el argumentum ad hitlerum. Éste no es más que una falacia que consiste en pretender que algo es intrínsecamente malo por el simple hecho de que los nazis y/o Hitler también lo hacían (llevémoslo al terreno escatológico: "Hitler cagaba, luego cagar no puede ser bueno", una completa estupidez, vamos). Pues el susodicho argumento ha tardado dos días en aparecer en los medios, en boca de un polémico alcalde, con el agravante de que compara la prohibición de fumar con la persecusión de judíos. No hace falta añadir mucho más. 

Por lo demás, a mi me da completamente igual lo que haga la gente con sus cuerpos. Tampoco voy a caer en argumentos bienintencionados acerca de los beneficios de no fumar. Si ellos, como afirman, son libres para fumar, yo lo soy para no hacerlo, independientemente de las consecuencias. Y creo que es un error que el gobierno vaya por esos derroteros (con el paternalismo del "es por tu bien"). Para mí la cosa es mucho más sencilla: es cuestión de educación. De no molestar con el humo. Iluso, pienso que no debería de haberse llegado a estos extremos de prohibir, porque debería de ser natural que los fumadores se cortaran a la hora de fumar en lugares cerrados. Pero viendo la actitud de muchos, como vea a alguno fumando en algún sitio, ni denuncias ni leches (que ya les vale también, pretender que vayamos de acusicas), me tiraré un cuesco lo más cerca de él que pueda, y tendrá que soportar mis "humos". Con la ventaja de que su ropa no quedará impregnada del olor. O sí.

12 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Mecagondena! había escrito un tochazo, y no sé qué tecla he tocado, que se me ha borrado todo. Trataré de resumir:

1. el alcalde de Valladolid es un basto, pero tiene razón en señalar lo inapropiado de las 'delaciones'. Un fumador no es un terrorista, y eso de que se pueda acusar anónimamente es un delirio, porque en el caso del fumador uno no se expone a las violencias del terrorista. usted dirá que hay muchos fumadores agresivos, pero exagera, porque son unos pocos, pues la mayoría están bastante acojonados con la que se les ha venido encima: su señalamiento como apestados a los que los puros pueden señalar acusadoramente ("Mamá, mamá, un apestoso fumador"). Toda vez que nos han fallado los controladores, ya tenemos a otra bestia negra.

2. Eso de que los fumadores deberían 'cortarse', querido amigo, es muy interpretable. Primero, porque una cosa es hacerlo en hospitales o edificios institucionales, que ya se hacía, y otra muy distinta es que se obligue nada menos que en los bares, que no son otra cosa que negocios PRIVADOS en el que la peña NO está obligada a entrar. Luego muchos se quejan del olor a (precioso) tabaco que se les queda en la ropa, pero nadie les dio vela en ese entierro, comenzando por los dueños de esos bares, que son las verdaderas víctimas de esta ley que les impide decidir una cosa tan sencilla como si en su bar se puede o no se puede fumar.

Johannes A. von Horrach dijo...

Otro delirio de la ley: esto de no poder fumar en parques infantiles o salidas de hospital. Peor aún: que no se puedan ofrecer imágenes de fumadores en TV porque son una 'mala imagen' para los nenes, que mejor que no sepan que existe una cosa maligna e infernal que se llama tabaco. Más peor aún: parece que en las habitaciones de hotel habilitadas para fumadores, el camarero no puede entrar en ella y te dejará las cosas fuera... ¡como si se fuera a contagiar el pobre se asoma el hocico! Me parece que es llevar las cosas hasta la enfermedad mental, porque parece que el tabaco es el Mal absoluto. En este jodido país de las narices parece imposible hacer las cosas con un mínimo de tranquilidad, pues hemos pasado de ser los más fumadores de Europa a convertirse en maestros de integrismo.

Tradicionalmente un bar es un sitio al que se va a fumar y a beber. Al paso que vamos, con esta orgía de salud fundamentalista que nos rodea, se va a quedar en dispensador de zumitos, comidita vegetariana y entradas gratis para hacer spinning en gimnasios.

Por cierto, llevo estos días viendo bares totalmente vacíos, únicamente con el dueño en la barra, y 3 o 4 tipos fumando en la acera. Esta estampa la veremos muuuuuuchas veces a partir de ahora. Que se casquen de frío unos pobres fumadores para no perjudicar... ¡al cliente sanote que no existe!

Johannes A. von Horrach dijo...

Y, para acabar: hace poco le escuché al Miguel Costas ex de Siniestro Total, fumador empedernido, defenderse de la jauría sanota que siempre saca a colación contra los fumadores lo que les cuesta a la Sanidad los cánceres de esta gente. Su argumento, medio en broma y medio en serio, consiste en que, vale, es cierto que el fumador le cuesta más a la seguridad social, pero luego, al morirse antes, permite un gran ahorro en pensiones. Así que una cosa por la otra.

PS: por si alguien piensa que mi opinión al respecto viene determinada por mi condición de fumador empedernido de cigarrillos, no es así. Sólo fumo pipa (Borkum Riff concretamente), y no todos los días, casi siempre en casa.

PENSADORA dijo...

¡HURRA, HURRA, HURRA! Doctor H., es usted mi héroe. Yo misma (que sí soy fumadora y de las de verdad, de paquete diario)no podría haberme explicado mejor.

Yo no estoy totalmente en contra de "la puñetera ley de marras", pero sí me parece excesiva.

Como anécdota al asunto de los bares, os contaré que hace poco escuché que en Francia, tras unos meses de puesta en marcha de una ley similar, la gente decía que ya no olía a tabaco al llegar a casa, pero que olían a sobaco. Parece ser que el olor a tabaco de los bares tapaba según qué otros olores que ahora, en España, aprenderemos a distinguir. Como por ejemplo el de algún cuesco de nuestro sin par Pez.

En fin, que tampoco lo vamos a arreglar chicos.

Salud que no falte, oyes.

El Pez Martillo dijo...

Horrach, en algunos puntos estoy muy de acuerdo con usted, hay cosas absurdas en esta ley (lo de los parques y demás), y toda ella tiene algo de atropello. Como los legisladores van por el lado de la salud, que a mi me importa más bien poco y es muy exagerado (el tabaco puede que sea perjudicial, pero el café que te tomas en el bar tampoco es lo mejor para la salud), me parece una tontería (al fin y al cabo nos moriremos todos, sea por la causa que sea, y si llegamos a más viejos, a parte del gasto en pensiones, habrá más demencias seniles, con sus necesidades de medicaciones, atención sanitaria, residencias...).

Lo del cortarse no lo decía ahora por la ley, sino que me parece algo que se tendría que haber hecho siempre. Y es que hay gente (usted y yo conocemos a alguno), que en su propia casa sale a fumar al balcón, pero luego en los bares no tiene ningún problema, o que, si hay invitados, aunque esté en su casa, se vaya a otro sitio a fumar o piden permiso antes. Me parece, simplemente, una cuestión de cortesía (por cierto, personalmente no conozco ningún caso en el que, yendo un grupo de gente a comer o cenar, los fumadores cedan a estar en la zona de no fumadores, siempre es al contrario, la condescendencia es unidireccional).

Por lo demás, sí, olerá más a "humanidad", pero para eso hay ambientadores (que con el tabaco, por el volumen de humo que había, no eran muy efectivos). Y si no, que pongan botafumeiros (por si no lo sabe, en su origen eran para neutralizar un poco el pestazo de los fieles).

Salud!

Johannes A. von Horrach dijo...

Bueno, hay de todo, fumadores respetuosos y otros que no lo son. Pero esta ley es universal y obliga a todos. A mí me sigue pareciendo un atraco que se le impida al dueño de un bar que decida si en su negocio se puede fumar o no.

Más me preocupa la dinámica sanota que comentaba antes, pues la veo capaz de llegar a prohibir más cosas (alcohol, café, etc.) con el tiempo. Y yo me pregunto: ¿¿es eso necesario cuando la esperanza de vida media es de 80 tacos?? Coño, es que si nos muriéramos a los 50 o 60 de media, debido a una epidemia de cánceres de pulmón, de acuerdo, pero no es el caso.

Con este panorama, un perfil idóneo para aspirar a la pira sacrificial: hombre, fumador, aficionado a los toros, putero, antifungol, comedor de carne y fan de la Duquesa de Alba.

Johannes A. von Horrach dijo...

El otro delirio, el de la Pajín: promover una sociedad de delatores.

Esta es la España de ZP. El del 'talante', ¿recuerdan?, el del diálogo (sólo practicado con ETA y China)... para acabar con decretazos, Estado de Alarma (que sigue vigente, me parece) y la sociedad de delatores. Un 10 ZP.

PENSADORA dijo...

¡¡¡¡¡JAJAJAJAJA!!!!! Me gusta la idea del botafumeiro oyes, a ver si los ponen por ahí que puede estar majo.

Mira, incluso sería un buen nombre para un local: "el botafumeiro" tu bar de copas. jejeje

A pasar buena tarde!

El Pez Martillo dijo...

Desde luego, lo de velar por la salud es un disparate. Y lo dice uno que se supone que tendría que ser un apóstol de lo "saludable".

En fin, que sí, que aunque va a ser una gozada estar en los sitios sin aguantar los humos de los cigarrillos, esto supone tragarnos otra clase de humos. Y como siempre, la sensación de que se podrían haber hecho las cosas de otra manera, sin tener que encabronar al personal (es lo del cortoplacismo que decía el otro día).

Para lo de botafumeiro, un problema, que habría que tener techos altos. Así que habrá que conformarse con un spray ambientador, jajaja.

Pitt Tristán dijo...

¿La virulencia de los reticentes?. Más bien la virulencia de los antitabaco, los antitaurinos, los antitodo.
No lo vamos a resolver en un momento lo que las escuelas filosóficas no han sido capaces en 25.000 años. Tengo la sensación de que existe gente a la que molesta que los demás parezcan felices.
El hedonismo impide la felicidad de los demás, dicen.
Les aseguro que cumpliré con la ley, pero les aseguro que no dejaré de fumar. ¿Que no les importa? No me lo creo.

Pitt Tristán dijo...

Nada necesita más ser reformado como las costumbres ajenas.
Mark Twain (sí, ese al que le "revisan" su obra) ¡serán gilipollas!

El Pez Martillo dijo...

Hola Pitt, gracias por el comentario.

Cuando los fumadores tienen el mono, no parecen muy felices. Y lo que es por mi parte, mientras no me tenga que tragar el humo de los demás, me da igual lo que hagan (lo digo de nuevo, no seré yo el que vaya fiscalizando las costumbre saludables o no de los demás).

Gracias y un saludo.