lunes, 28 de febrero de 2011

Mi hipocondria

A menudo me defino como hipondríaco. En realidad con ello me caricaturizo, aunque siempre sobre una base de realidad. No es que tema a la enfermedad, ni que sienta cualquier cambio o movimiento en mi cuerpo como un síntoma de algo más o menos grave. Sencillamente, mi miedo es a morir repentinamente, que esos movimientos y cambios sean el segundo previo al fin. Y es curioso, porque la mayoría de gente parece preferir morir sin darse cuenta. Pues a mí, lo que me da pavor es acabar de golpe, no poder prepararme ni darme cuenta de que muero. 

Este temor no es más que el extremo de otro de mis grandes cuestiones de salud: el pavor que siento ante los mareos y desmayos. Eso de perder el mundo de vista y perder la consciencia es una idea que llevo fatal. Y claro, la muerte aparece como la inconsciencia suprema, aquella de la que no vuelves. No es tanto miedo a la muerte en sí, sino a que llegue de forma inesperada y repentina, sin dejarme "cerrar" cosas.

sábado, 26 de febrero de 2011

Regiones que te llaman

Hay tierras con las que sentimos alguna clase de atracción, aunque no las conozcamos ni hayamos estado nunca en ellas. En términos coloquiales, que te caen bien. A veces es por algunas costumbres que conocemos, otras por sus paisajes, y también puede ser que tengamos contacto con algún habitante suyo. Son esos lugares que pones en la lista de sitios a visitar, que algún día te gustaría ver. 

En mi caso, he tenido varios de estos sitios a lo largo de los años. Han ido cambiando, pero siempre ha habido alguna región que ocupaba un lugar preeminente: Egipto, París, Irlanda, Escocia, Cádiz...

viernes, 25 de febrero de 2011

Fauna filosófica

En cena filosófica, la otra noche comentábamos la cantidad de personajes delirantes, borderline, sórdidos y curiosos de distinto pelaje que se acumulan en la facultad de Filosofía. Entiendo que para meterse ahí hay que ser peculiar y rarito (según los cánones actuales de la normalidad), pero es que muchos se pasan de raros.

E imagino que en todas partes cuecen habas. Pero en Filosofía se cuecenn más.

jueves, 24 de febrero de 2011

Tiempo relativo

Se dice que a medida que te haces mayor, el tiempo pasa más y más rápido. Los años pasan volando, y se llega a perder la perspectiva. "¿Ya hace tanto? Pues yo creía que pasó hace menos" o "¿Sólo? Hubiera jurado que hacía mucho más tiempo", son cosas que acabas diciendo a menudo. 

La razón puede estar en la percepción de ese tiempo y su duración. Porque aunque un mes es un mes para todos, cuando tienes cinco años un mes es mucho tiempo (una sesentava parte de tu vida), pero cuando tienes ochenta es casi nada, ya tienes más por detrás que por delante. Es como la oferta y la demanda, cuando se ha vivido poco tiempo, vale más. En cambio, cuanto más tiempo acumulas, menos vale, hasta hacerse casi insignificante.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Otra vez el Bluesville cerrado

Han vuelto a cerrar el escenario del Bluesville. El emblemático local, uno de los pocos dedicados en cuerpo y alma a dar conciertos (todos los días había uno) se ha visto obligado a no ofrecer más. Es, que yo recuerde, la cuarta vez que ocurre en los 17 años de su existencia. Pero por lo que cuentan los dueños, esta vez ha sido la más extraña, la que ha colmado el vaso. Hace meses, debido a una nueva normativa en materia de insonorización , tuvieron que adaptar el local. Pero por lo visto, algún vecino les denunció y, sin que nadie fuera a comprobar si la denuncia era pertinente o no (es decir, sin ir a comprobar lo que se denunciaba), lo precintaron. 

A partir de aquí, movilización. Las redes sociales empezaron a actuar, la prensa se hizo eco con noticias y artículos de opinión (porque se trata de un lugar carismático dentro de la movida nocturna palmesana, no masivo, desde luego, pero sí conocido y valorado), y los músicos que allí se ganan la vida se pusieron manos a la obra. Y convirtieron Palma en Nueva Orleans: montaron una marcha-funeral desde el Bluesville hasta el Ayuntamiento (lo que allí se conoce como un Jazz funeral o Dixie funeral) para reivindicar la necesidad de contar con sitios como el Bluesville, en los que disfrutar de música en vivo, que en Palma, son muy escasos y nada regulares. Allí estaban todas las plañideras, el ataúd, los músicos y sus músicas: Funky, Blues, Dixie... Ahí los tienen con Saint James Infirmary entrando en la plaza del ayuntamiento:




No voy a meterme en la problemática de la conciliación entre el descanso de los vecinos y la diversión de los demás (en realidad, no es problemática, nadie tendría que no poder dormir). Sólo esperaré que la cosa se solucione rápido (si no está bien insonorizado, que se insonorice, y si la denuncia no era procedente, que se demuestre) y que pronto podamos volver a disfrutar de los buenos ratos que el Bluesville nos ha hecho pasar. Y mientras tanto, por aquello del "no hay mal que por bien no venga", al menos la protesta/toque de atención estuvo curiosa, y si hay que montar más, que se monten

martes, 22 de febrero de 2011

¿Cambios?

Hay quien se ufana de haber cambiado, de haberse equivocado y haber encontrado una senda. En resumen, de estar redimidos. El creer que han estado en el error les da fuerzas, se sienten fuertes y en cierto modo superiores. Ahí hay peligro. 

Cuando algo cambia, no basta con subrayar y celebrar (o condenar) el cambio. Siempre hay algo que no cambia, o que lo hace a un ritmo diferente, y es ahí donde debemos centrar nuestra atención. Que al final no resulte que el cambio nos oculte lo que permanece. Y que lo que permanece sea lo que empuja al que cambia, con lo cual, en realidad, el cambio no sería tal, o lo sería en muy escasa medida. 

lunes, 21 de febrero de 2011

Paladar fino

Como buenos nuevos ricos que éramos, en los últimos años se habían puesto de moda refinamientos vacíos que nos entretenían mucho y nos daban cierto aire chic. Me refiero a la popularización de la alta cocina y la cultura del vino. De un tiempo a esta parte, en muchos sitios puedes encontrarte con menús minimalistas (no en el precio) que no llenan el estómago, pero que dan para conversar y recomendar a las amistades ("pues el otro día estuve en un sitio muy cool...") y engordar un poco el ego y la reputación, que era lo que de verdad nos ha tenido ocupados y nos ha hecho creer que en realidad  no teníamos el estómago tan hueco como cuando éramos pobres. 

Lo del vino también va en la misma línea. De pronto a todo el mundo le dió por hacer cursos de cata, surgieron tiendas de vinos por todas partes, y en la que menos te lo esperabas tenías a alguien hablando de las excelencias de cualquier caldo con ese lenguaje tan peculiar que usan (los aromas afrutados y todo eso). 

En ese sentido yo no soy nada refinado. Donde esté un entrecotte a la pimienta semicrudo, que se quiten todas las sofisticaciones del mundo. Reconozco que no soy nada sibarita en la mesa, que me gusta lo cárnico y grasiento, y que a todo le pongo mayonesa. Y con el vino, me declaro incapaz de distinguir un Don Simón de un vino que cueste cientos de euros la botella (no es un decir, lo he intentado y soy incapaz). Al fin y al cabo, siempre acabo pidiendo naranjada para mezclarlo. Una vez lo hice en un sitio más o menos caro, donde se supone que el vino es bueno, y mientras algunos cataban el caldo, yo le añadía la naranjada, para escándalo de los acompañantes y camareros. Fue divertido. Y acabé logrando que probaran el vino con naranjada, que para los paladares burros como el mío, es néctar divino (y acabaron reconociendo, no sé si para contentarme, que o estaba mal).

sábado, 19 de febrero de 2011

Visitas disparadas

Llevo un par de días con las visitas al blog disparadas. El récord, que llevaba más de dos años en vigor, ha sido batido en varias jornadas consecutivas. Y no en una o dos visitas más, sino en cientos. Sorprendido, me pregunto el motivo de este súbito crecimiento. ¿Será que me han enlazado en algún lugar muy visitado? ¿O que me han recomendado o citado en algún blog o página masiva? ¿O será más bien al revés, que me han puesto a parir y como ejemplo de gilipollez supina, y el personal, curioso, ha entrado a ver cuánta tontería acumulaba? ¿O será algo mucho más prosaico, como que se ha estropeado el contador y se ha vuelto loco?

Hay un hecho que puede ser revelador: a este crecimiento de visitas no le ha seguido un aumento de comentarios  (de hecho, en los últimas días tengo menos, y los que tengo son de los habituales comentaristas). Sea como fuere, es curioso y sorprendente este aumento (llevaba años oscilando entre las mismas cifras). Al fin y al cabo, tampoco es que me importe demasiado tener más o menos visitantes, aunque escribo para que se lea, no escribo para el público (quiero decir, que no escribo pensando en atraer a más gente ni en convertir esto en el blog con más visitas).

viernes, 18 de febrero de 2011

jueves, 17 de febrero de 2011

Por el cliente y para el cliente, pero sin el cliente

¿Dónde ha quedado aquello de que el cliente siempre tenía la razón? Y no es que se trate de tragar con todo,  no es una dictadura del cliente, sino que ese lema nos recordaba que el centro de la mayor parte de actividades es el cliente. Pero parece que ya no es así. Ahora lo que importa es la dirección y sus decisiones. Y aunque se supone que esas decisiones en última instancia son para mejorar los servicios, la realidad es muy otra (¿son imaginaciones mías o de cada vez la atención en muchos ámbitos es peor, más despersonalizada, más diluida y menos efectiva?). Y no se te ocurra señalar la desnudez del rey, que serás un "subversivo" y hasta pondrán en marcha cazas de brujas.

Desmoralización, parálisis, nihilismo. A veces uno ya no sabe para qué se trabaja, si para lo que nos han dicho, o si en realidad hay una agenda oculta (esto al menos le dotaría de cierto sentido a las cosas, lo cual sería un consuelo).

miércoles, 16 de febrero de 2011

Montaigne y los médicos

Y así tenía razón Platón al decir que para ser un verdadero médico, sería menester que aquel que decidiera serlo hubiere pasado por todas las enfermedades que quisiera curar y por todos los accidentes y circunstancias de los que hubiere de juzgar. Es razonable que cojan la viruela si quieren comprenderla. En verdad que yo me fiaría de uno de estos. Pues los demás nos conducen como aquel que describe los mares, los escollos y los puertos, sentado a su mesa y manjeando un barco de juguete con total seguridad. Lanzadlo a la realidad, no sabrá cómo arreglárselas. Pintan nuestros males como hace un pregonero con un caballo o un perro perdido: tiene tal pelo, tal altura, tales orejas: mas ponédselo delante, no por ello lo conocerá. 

[...] Mucho nos prometen las artes que nos prometen mantenernos el cuerpo con salud y el alma con salud; mas tampoco hay ninguna que cumpla menos cuanto promete. Y en nuestra época, aquellos que ejercen esas artes entre nosotros muestran menos sus efectos que todos los demás hombres. Puede decirse de ellos, como mucho, que venden drogas medicinales, más que sean médicos, eso no puede decirse.

martes, 15 de febrero de 2011

Vocación heroica

Hay mucha gente con vocación heroica, que quieren creerse héroes y convencerse de que sus vidas están llenas de sentido y de épica. Se buscan enemigos a su altura, y si no los hay, los crean. Si tienen éxito y sus muñecos de paja son adoptados por otros, ya tenemos la casta heroica, el rebaño de héroes, que es lo más heroico que nuestro tiempo y lugar puede dar.

lunes, 14 de febrero de 2011

Como aultos

El otro día, en el supermercado, pasé junto a unos niños que jugaban. Tendrían no mas de 8 años. Eran un niño y tres niñas, ellas tiraban de sus brazos. Él las instaba a tirar más, intentando demostrar lo fuerte que era. Ellas redoblaban esfuerzos, y le hacían tambalear. Gritaban. "Me vais a partir en dos", decía él ya un poco molesto.

No pude evitar esbozar una sonrisa y pensar: "son como adultos". Y en seguida la sonrisa se transformó en amargura, porque lo que ahora es algo puramente lúdico para ellos, en unos años será un juego igual, pero ya no tan divertido. O al menos no tanto ni siempre.  

sábado, 12 de febrero de 2011

Empieza el baile

Hace algunos años, cuando España iba bien y la vida era bella, cuando escuchaba debates radiofónicos, en uno de ellos contaban con la colaboración extraordinaria de alguien que se dedicaba a estudiar la sociedad y sus tendencias (ahora mismo no sabría precisar si era sociólogo a secas o algo más profundo). Me llamó la atención el contraste entre sus intervenciones y las de los demás. Lejos de los tópicos y los sesgos ideológicos propios de los todólogos, sus análisis eran otra cosa. En una de esas, alertó al personal de las amenazas que se cernían sobre nosotros. Esbozó la crisis económica, la cuestión inmobiliaria, y lo que más llamó la atención y criticaron los contertulios: que se estaban poniendo las bases por todo el mundo para que en la década de 2010-2020 hubiera revueltas que harían tambalear a no pocos gobiernos. Europa incluída.

No sé porqué, pero aquella intervención se me quedó grabada. Y aquí estamos, empezando esa década con revueltas que han llegado con puntualidad británica y que amenazan con extenderse como la pólvora. De momento por el norte de África, pero nunca se sabe qué polvorines hay por ahí que cualquier chispa puede hacer arder. Habrá que estar atentos, porque si hay que hacer caso a aquel tertuliano, esto acaba de empezar.

viernes, 11 de febrero de 2011

Silencio protector

Resulta que a veces, todos conocen algo que te perjudica, todos están al tanto de que alguien te va a dar o te está dando la puñalada. Pero nadie dice nada. Y luego, cuando la sangre fluye y el dolor ya está instalado, todos te vienen a contar todo lo que se sabía, lo que era un secreto a voces que todos sabían menos tú.

Resulta además que dicen esas gentes que te quieren, y que su silencio era protector, cuando lo único que hacía era diferir el mal. Y sucede que a menudo, esos males que todos tus bienamantes te quieren evitar, son los que más merecen ser afrontados de una vez por todas. Finalmente, ese silencio se suma al dolor, agravando lo que pretendía aliviar.

jueves, 10 de febrero de 2011

Precampaña

Hay elecciones a la vuelta de la esquina. El ambiente es claramente preelectoral. Se hacen balances y se acelera la maquinaria propagandística (nunca apagada del todo, pero sí algo más ralentizada). Y el caso es que no me gusta que nos quieran vender la moto y se acerquen a los ciudadanos como si de potenciales clientes se tratara, intentando influir en sus gustos y tendencias a través de la engañosa publicidad y de los medios. 

En mi ingenua concepción de la democracia no hay lugar para toda esta parafernalia. Los ciudadanos, en su libertad, son sagrados, y todo intento de influir en ellos, de determinarlos más allá de su libre voluntad. Deberían presentarse desnudos, sin aditamientos. Que cada partido exponga su programa, nada de juzgar lo que han hecho los demás. Y luego que cada uno decida según sus prioridades, valores, y lo que haya dado de sí la legislatura que termina.

Sí, ya sé que nadie se mira los programas, que tenemos la memoria corta, que la mayoría de gente se deja influir y que al final somos una masa ovejuna pastoreada desde despachos que no podremos escoger. Sí, pero que haya malos ciudadanos no es excusa para que los aspirantes a gobernar sean malos. ¿O será que los malos gobernantes medran por haber malos ciudadanos?. 

miércoles, 9 de febrero de 2011

Diminutas "venganzas"

Cuando a alguien que por el motivo que sea no puedes soportar le va algo mal, es inevitable sentir un cierto placer insano (insano por placer, placer por insano). Luego te autoimpones la indiferencia o incluso la lástima, pero ese primer instante de regocijo es inevitable, y sigue ahí corriendo, subterráneo (y no quiero decir con ello que los sentimientos, ya pasados por el filtro de la razón, que vengan luego no sean sinceros).

martes, 8 de febrero de 2011

Pequeño manual de economía moderna

Dale a un hombre un pez y comerá un día.
Enséñale a pescar y comerá toda su vida.
Cóbrale el curso, alquílale las artes y quédate con un porcentaje de lo pescado, y comeras tú sin tener que pescar (al fin y al cabo, le has transmitido el conocimiento y es gracias a ti que puede comer, que no te pagara sería una forma de ser desagradecido, y los valores son lo primero).
Y el que quiera peces, que se moje el culo (mojarse el culo=pasar por el aro).
Faltaría más.

lunes, 7 de febrero de 2011

A solas

Servidor, que va de defensor de la soledad y de la necesidad de saber estar a solas, hay cosas que no puede hacer solo. Como ir al cine.

sábado, 5 de febrero de 2011

Deportes vs competiciones

No soy aficionado a seguir ningún deporte de forma especial. Más que deportes sigo competiciones. Me cansan las ligas, copas y mundiales largos (fórmula 1, motos...). Para alguien con la atención dispersa que en seguida se cansa de las cosas, estar pendiente de algo durante meses es imposible. Prefiero algo más intensivo, un mes o un par de semanas de competición es lo ideal. Pero no se crean que cualquier deporte o competición vale. Los mundiales de fútbol y baloncesto me aburren, los juegos olímpicos los tolero y a veces me gusta ver algo (es curioso, pero en las olimpiadas hay deportes que tienen cierta resonancia, como la gimnasia, que luego no hay forma de ver en televisión en los cuatro años que median entre juegos), más por el aura y la parafernalia que por el juego en sí, y otros sí que los sigo decididamente. Básicamente, en los últimos años las únicas competiciones que sigo son el Tour de Francia y el Seis Naciones de rugby. Competición que por cierto ayer empezó y que por lo poco que me he informado, parece que esté año está bastante abierto. O sea, que se prevé incierto, lo cual es un atractivo añadido.  No entiendo demasiado algunos pormenores del juego, me quedo más bien en el desarrollo general y en las cuestiones éticas (contra las apariencias, es un juego bastante limpio y caballeroso) y estéticas (visualmente es de una plasticidad y fuerza apabullantes).

viernes, 4 de febrero de 2011

Mallorca surrealista: el caso Chopin

En una muestra más de la capacidad de esta tierra para el surrealismo, contemplamos con ¿estupor? el desenlace en torno a la estancia del pianista y compositor Frederic Chopin en la isla en el invierno de 1838-39 en  una celda de la Caruja de Valldemossa. Es uno de los visitantes más ilustres que hemos tenido, ciertamente, pero las circunstancias que rodearon su estancia no la convirtieron en ideal. Vino por motivos médicos (diagnosticado de tuberculosis, le recomendaron el aire mallorquín para mejorar) y se encontró con uno invierno más crudo y húmedo de lo habitual que le hizo más mal que bien. Él y su pareja, la escritora George Sand, que venían de la cosmopolita París, chocaron con el conservadurismo de la sociedad, que no entendía que no estuvieran casados, que ella fumara o que llevara pantalones. Encargaron un piano y tardó en llegarles, y al final tuvieron que irse corriendo dos meses después de venir. El fruto fue Un invierno en Mallorca, escrito por Sand, en el que relata la epopeya que vivieron y no deja precisamente en muy buen lugar a los mallorquines.

Pues bien, poco más de un siglo después, empezó la oleada turística, convirtiendo a la isla en uno de los destinos favoritos para las vacaciones de los europeos. Y claro, había que buscarle atractivos adicionales al paisaje, otorgarle al sea, sand and sun una pátina cultural. Y como Chopin ya era muy popular y ya no podía quejarse, pues hala, a explotar esos dos meses que la pareja seguro que prefería olvidar. Muchos son los que han estado en la Cartuja, han visitado la celda del compositor y admirado algunos objetos suyos, como el piano en el que compuso algunas obras (las que le dejó la enfermedad). Sólo que ahora resulta que ni es el piano que tocó (se hizo años después de que muriera) ni tan siquiera es la celda que habitó.Los turistas, crédulos (tampoco tenían porqué dudar), visitaban el lugar con esas expresiones que sólo los turistas tienen: "mira, aquí compuso", "Oh, el retrete!". Seguramente no se trate de un timo en sentido estricto, ya que es posible que los que montaron el "museo" también lo creyeran.

O eso es lo que han dictaminado los jueces (por lo visto, las distintas celdas tienen distintos propietarios, y ha habido algún propietario que ha reclamado para su celda la autenticidad). Pero conociendo la inigualable capacidad patria para hacer de la capa un sayo, igual es una estratagema para seguir atrayendo a más incautos: "Visite (ahora sí) la auténtica celda de Chopin!!!!". Podrán cobrar más, ahora que dirán que saben cuál fue la verdadera. Y no es que cobraran poco precisamente con la que no era. 

Sea como fuere, a partir de ahora, cuando visite sitios, siempre tendré la duda de si es o no es. 

jueves, 3 de febrero de 2011

Pequeñas redenciones

A veces, cuando estás mohino y apagado, negativo y con la negrura en la mente, aparece algo o alguien que te levanta de golpe, haciendo que todo quede atrás, insuflándote nuevos bríos. A veces. Muy raras veces. Pero valen la pena estas pequeñas redenciones, aunque sólo sea para no dejarse caer tanto la próxima vez. Pero no hay que confiarse...

miércoles, 2 de febrero de 2011

Obcecación gubernamental (II): caso práctico

Vamos con un caso práctico de lo que comentaba ayer (y que en realidad está detrás de muchas de las últimas entradas): el famoso y ya cansino nuevo hospital que tenemos el honor de ¿disfrutar?. El personal en pie de guerra por asuntos varios, que van desde las grandes dimensiones (hacer el mismo trabajo en el triple de espacio, hace que se vaya tres veces más lento, y claro, hay trabajos como los de los celadores, las tareas de limpieza que , con el mismo personal, no cunden), la escasez de material, los desperfectos de las obras, la desorganización. Pero el que ha hecho explotar muchas de estas cosas es el asunto del aparcamiento. 

Resulta que se le dan las obras del hospital a un conglomerado de constructoras y éstas, para "abaratar" el coste a las arcas públicas (son todo generosidad, oiga), se quedan con la concesión de algunos servicios "externos" del hospital: lavandería, cocinas, bares (donde cobran los bocadillos a precio de oro), locales comerciales (es habitual que haya en un hospital un quiosco, tal vez una floristería, pero es que han montado oficinas de bancos y hasta una joyería) y el aparcamiento. Con ello se ha creado la paradoja de que el servicio de lavandería lo lleve una empresa constructora (y por cierto, podrían planchar, no digo ya mejor, sino un poco los uniformes, que según ustedes la presencia es muy importante y presentarse ante los usuarios llenos de arrugas no es lo más adecuado). Pero la madre de todas las batallas está siendo el asunto del aparcar: 1,4€ la hora hasta un tope de 9 para visitantes, 2€ por día al personal. Eso en un páramo rodeado de carreteras sin arcén y semiautopistas, vamos, que no hay alternativa (bueno, está el autobús, claro, a todas luces insuficiente). Y aquí empieza el baile. 

Se organizaron protestas, que han servido en buena parte para canalizar el malestar de mucha gente y para empezar con la campaña de acoso y derribo desde arriba. Todos los días a las 7:30 y a las 14:30 (cuando entramos a trabajar los turnos de mañana y tarde) una concentración en las puertas del párking. Desde el primer día que hubo que pagar, junto a las barreras de entrada (que quedan a unos cien metros de la rotonda de entrada, con lu cual, en cuanto se ponen diez coches en cola, ya están dentro de ella, provocando retenciones). El primer día se armó buena, se cortó el tráfico al cruzar un paso de peatones una y otra vez los que protestaban. Y claro, las retenciones fueron kilométricas y afectaron a toda la ciudad. O al menos eso es lo que han hecho creer. Porque, ¿alguien se cree que un cuarto de hora de protesta genere atascos de hasta tres horas?. A partir de ahí, presencia masiva de policía en las protestas y barreras abiertas. Con barreras abiertas, no hay atasco, y puedes ponerte la medalla de que has contenido a los violentos manifestantes que perjudican a toda la población gracias a la policía y por eso no hay retención. Ciertamente, la protesta generó atasco, pero las barreras también, y esa es la preocupación que tienen, que no saben cómo hacer para cobrar su diezmo y no perjudicar a toda la ciudad. A día de hoy aún no hay que pagar, pero se está con la amenaza de que cualquier día empiecen a cobrar sin previo aviso y a traición.

Criminalizados los disconformes, llegó el turno al apagón informativo: el otro día la dirección del hospital ordenó retirar todo lo relacionado con las protestas y el asunto del aparcamiento: carteles, pegatinas y folios de recogida de firmas. En la intranet, hay una sección en la que cuelgan las noticias referentes al hospital en prensa: todas positivas. De las que denuncian las deficiencias o adoptan un tono crítico, nada de nada. Incluso se nos manda personalmente al correo corporativo las cartas al director en las que que se subraya que "no he notado nada de lo que dicen por ahí de los probelmas que hay". Además, han seguido llegando cartas de dirección en la sque se nos recomienda mantener cerrada la boca y no ir por ahí comentando los fallos, con el pretexto de la responsabilidad y el no dañar la imagen de la sanidad pública. A un compañero ya se le está "haciendo un seguimiento" por estos asuntos.

Ayer hubo una manifestación en el centro de Palma por el tema del aparcamiento. Casi no vi prensa (ni gente, la verdad). Deseo estar equivocado, pero no apareció ningún medio "gubernamental" (la televisión autonómica).

Lo más descorazonador es ver los comentarios de la gente en los diarios digitales cuando ha salido algo referente a las quejas y protestas. No es que todo el mundo tenga que estar de acuerdo, pero insultar y pedir que les embarguen sueldo y propiedades (como si fuéramos controladores) a los que se quejan es como para decirles: pagad, pagad malditos, y no 1,40, 3 eurazos os tendrían que cobrar. Porque sí, la mayoría de gente tiene que  pagar por aparcar cerca de sus trabajos, y puede parecer que se está solicitando un privilegio obsceno (España es así, cornudos, apaleados y orgullosos de serlo). La cosa no es el qué, sino el cómo, porque muchos se creen que el pago del paárking es una forma de copago sanitario. Si así fuera, incluso lo aceptaría. Pero es que en realidad se trata de darle ganancias a terceros a costa de un sitio por el que tarde o temprano acabamos pasando casi todos. Mucho hablar de libertad, soberanía y demás pamplinas, pero el caso es que el estado ha rendido pleitesía a la siniestra "concesionaria" (el conglomerado que nos ha hecho el hospital), y ahora todos hemos de pagar los diezmos correspondientes. 

Uno diría eso de "nos vemos en las urnas". Pero claro, la "concesionaria" no se presenta.

Edito: los medios autonómicos estuvieron. 

martes, 1 de febrero de 2011

Obcecación gubernamental

Parece mentira que los gobernantes, sean del color y de la procedencia que sean, caigan invariablemente en los mismos tics: por su boca todo es estupendo. Si hay alguna protesta, intentan ningunear y criminalizar a los que protestan. Y si no pueden acallar las quejas, intentan bloquear los canales de comunicación, para que no vayan a más. Lo cual, en muchas ocasiones, acaba provocando el efecto contrario al buscado. Pero no escarmientan.

Y no, no estoy refiriéndome ni a Túnez ni a Egipto. La cosa cae mucho más cerca, aunque a otra escala no deja de ser lo mismo.