miércoles, 20 de julio de 2011

Inconciliable conciliación

Cuando se llega al punto en que no podemos ocuparnos de nuestros propios hijos, que estorban, que hay que buscarles un "aparcadero", conviene empezar a pensar que algo no hemos hecho bien. O nuestro tren de vida es demasiado, o, simplemente, habría que haber pensado en no tener descendencia. No se puede estar en misa y repicando, y un hijo es una inversión a largo plazo y con enormes intereses (lo cual, como se ha venido viendo con otra clase de hipotecas, es algo que muchísima gente no alcanza a calcular), y a día de hoy, tal y como está montado el mundo, no parece muy compatible el cuento del desarrollo profesional con la crianza de los hijos. Aunque muchos se empeñen en tenerlo todo. La cuestión, como en tantas y tantas otras cosas que nos pasan, es si esto es una consecuencia no buscada, o si más bien es así con toda la intención de alguien.

1 comentario:

PENSADORA dijo...

No sé si habrá algún poder implicado en que las cosas sean así hoy en día. Lo que sí tengo claro es que tiene usted razón, hoy en día parece como si, tener un hijo sea cosa de parir y pagar (la guardería, la niñera...). Como quien se compra piso nuevo.

Salud compañero!