sábado, 21 de noviembre de 2015

La culpa de la desgracia

Curioso: ante determinado tipo de agresiones, no se puede ni siquiera insinuar que la víctima se lo ha buscado de alguna manera. Ante otras, en cambio, no se hace otra cosa que proclamar a los cuatro vientos que quien ha sufrido el golpe es en el fondo el culpable de su desgracia. ¿Doble raseros? ¿Matices que se me escapan? ¿Ignorancia? ¿O simple maldad?

lunes, 9 de noviembre de 2015

Esclavos del horizonte

No busco adhesiones inquebrantables. Ni unanimidad ni coherencia (al menos en el tiempo, tenemos derecho a cambiar y dar giros). Es más, me ofendería que alguien suscribiera al pie de la letra mis palabras, sin intentar introducirles algún matiz o pero. Me resultan sospechosos los seguidores de consignas, los recitadores de eslóganes, los discípulos que no tienen ambición ninguna de ir más allá. 

El mundo es amplio, el espacio es inmenso, debería ser delito encerrarnos en un horizonte y no intentar empujarlo más allá. 

sábado, 7 de noviembre de 2015

De la furia iconoclasta


Quien para hacerse valer ha de destruir lo que otros han hecho, por muy deleznable que sea, poco tiene que ofrecer. Si de verdad se es superior, se hace algo grande, algo que empequeñece y convierte en ridículo a lo otro, no se avergüenza de que sus contrarios estén ahí, porque en su estar, subrayan su ser.