domingo, 31 de diciembre de 2017

Confluencias

Uno de los fenómenos que más me sorprende de esta era extraña en la que estamos embarcados es cómo, desde distinto puntos de partida, acabamos llegando a los mismos resultados, que terminan coincidiendo con lo que en otros tiempos y desde otros paradigmas era lo deseable. Varios ejemplos: corremos el riesgo de acabar como China, con las redes controladas y las opiniones coartadas. En aras de la seguridad y el desarrollo, la sociedad cada vez está más controlada y todo es menos espontáneo. Sin duda, el sueño de muchos gobernantes, el control total, cada vez está más cerca. Por otro lado, ya se están planteando en la misma Europa medidas de separación de hombres y mujeres para evitar el acoso. Entiendo el problema, pero no sé si es la solución más adecuada, porque se empieza por ahí, "para que se sientan seguras", y luego se segrega en los colegios, y se acaba por cubrirlas con velos (y lo peor, ellas lo acabarán aceptando, "es por su bien"). El presente de cada vez se va pareciendo más a esos futuros distópicos que distintos autores nos han ido describiendo. 

sábado, 30 de diciembre de 2017

Haciendo historia

Se hace historia muy a la ligera. Cualquier evento es calificado hoy de "histórico", sobre todo por quienes lo promueven y/o son sus protagonistas. Sin embargo, es un énfasis innecesario, porque en la mayoría de ocasiones no lo es tanto, sino que nos lo quieren vender más caro. De casi todos estos hechos no se acordarán dentro de varias décadas (ni siquiera nos acordaremos quienes los hemos vivido). Y si algo des de verdad histórico, no hace falta señalarlo, debería saltar a la vista. Aunque en definitiva, la historia es una cosa del futuro: son los que vendrán después los que dirán qué es lo que merece ser subrayado y resulta importante para el desarrollo de los contecimientos. Desde el ahora inmediato no podemos saber la trascendencia de lo que hacemos, y cosas que nos pasan desapercibidas pueden tener más influencia que las anunciadas con rimbombancia. Así que no nos preocupemos tanto de la historia y hagamos nuestro camino, seamos sensatos en nuestras decisiones y no queramos ser tan importantes, lo cual no quita para que destaquemos lo que nos parece más significativo para nosotros, claro está, pero sin tanta rimbombancia, por favor. 

miércoles, 27 de diciembre de 2017

¿Vale la pena?

Pero no nos confundamos, todos buscamos esos asideros. La mayoría lo hace contra los demás. Yo lo hago conmigo mismo, en una especie de autosustentación en el vacío, en un continuo ejercicio onanista inútil y peligroso, pero inevitable. Creo la ficción de que tengo control sobre mi mismo, y lo ejerzo (creo) en aquello en lo que me es posible. Siento pánico a perder el control y dejarme arrastrar. Nunca me he desmayado y me aterra la idea de perder la conciencia (incluso mi insomnio puede que tenga que ver con ello). Tampoco me entrego de pleno al abandono del etanol y otras sustancias. ¿Qué monstruos o fuerzas se podrían desatar? ¿Es un temor fundado? 

Sólo me tengo a mí, y ni siquiera de eso estoy al 100% seguro. 

Tal vez habría que abandonar la ficción de la autosustentación y explorar la caída, porque en ella hay algo, aunque sólo sea yo cayendo.

martes, 26 de diciembre de 2017

Las identidades firmes

En los últimos tiempos, el centro de algunos debates que nos entretienen gira en torno a cuestiones identitarias: de género, sexual, nacional... De forma obsesiva, además. O bien las personas a quienes más ocupan están completamente absorbidas por ellas y todo lo leen en relación a sus obsesiones, o bien saltan automáticamente cuando se accionan determinadas teclas (que de cada vez son más y más sensibles). Creo que se trata de un síntoma de que en nuestro mundo hay cada vez menos realidades firmes (las religiones y sus dioses pierden fuelle, las ideologías -al menos las que han dominado durante décadas, y que ya eran un sucedáneo religioso- han fracasado), y buscan con ansia un lugar al que aferrarse, un centro de gravedad permanente y bajo, muy bajo, que no les haga tambalearse. Porque en el fondo lo que temen es la caída en el precipicio, el eterno movimiento uniformemente acelerado hacia un suelo al que es posible que nunca se llegue. Ante eso, cualquier risco es tomado por un lugar seguro.

Pero que no nos confundan con su vociferio y su seguridad impostada. En realidad es sólo un deseo lo que expresan, y hay sólo miedo, pavor, en sus evangelios. Lo cual no los diferencia de quienes en épocas pasadas pretendieron hacer pasar por sus certezas e inamovilidades a todo el mundo.

domingo, 24 de diciembre de 2017

León Benavente. Ser brigada

Uno de los mejores conciertos a los que he asistido este 2017 ha sido el de esta gente. Si suenan bien en estudio, lo hacen mejor en vivo. Intensos y descarnados, su directo huracanado no deja indiferente, y acabas brincando como un poseso. Pero si recordaré este concierto es porque por una carambola, pude entrar en el backstage y charlar un poco con alguno de ellos.

sábado, 23 de diciembre de 2017

Del adoctrinamiento en la escuela


Me parece absurda la discusión en torno al adoctrinamiento en las escuelas. Porque es evidente que lo hay. No me refiero a que algunos profesores enseñen sus cosas impregnadas de su ideología con el fin de asegurarse una línea sucesoria para sus delirios, que también (los he padecido y conozco bastantes ejemplos de primera mano). Me refiero al moldeamiento, a la poda que se produce en los niños, en llevarlos por una senda y otorgarles una cierta uniformización (que querríamos amplia, cierto es). Se trata de que llegados a una edad, ponemos a nuestros hijos en manos del estado, que junto a los conocimientos (en teoría, la función de la escuela), transmiten muchas otras cosas: valores, actitudes, modelos... y los que se transmiten no son casuales ni inocentes. Obviamente, se aspira a la neutralidad política (a la neutralidad respecto a las opciones que hay en la sociedad) y así debería de ser, pero unos mínimos inevitables siempre hay al intentar socializar y domar a las fierecillas salvajes que son los críos. 

Así que sí, educación y adoctrinamiento son prácticamente sinónimos, lo uno llama a lo otro. 

viernes, 22 de diciembre de 2017

Al empezar la divergencia

Hay una cierta sensación de declive a mi alrededor. Gente que siempre estuvo ahí, que parecían inamovibles y la representación de la fuerza misma se muestran ahora débiles y cansados. Más pronto que tarde abandonarán la escena. Servidor y mis coetáneos empezamos a dar señales de empezar a ir cuesta abajo (algo que nunca hemos vivido, porque hasta ahora hemos vivido en la plenitud, o con la promesa de ir ganando). Casi podemos asegurar que ya tenemos más vida por detrás que por delante. Las cosas con las que crecimos ya parecen viejas, y es algo que se contempla con estupor. Pero, en algún rincón del fuero interno, nos sentimos como aquellos jovenzuelos empanados que fuimos cuando teníamos toda la vida por delante. La voluntad quiere, pero el cuerpo avisa de que va a empezar a quedarse atrás. Es triste. A ratos es doloroso. Pero es lo que hay. Sólo queda aceptarlo. Pero no para vivir como si no existiera esta dualidad o suturarla de alguna manera, sino para profundizar en ella y sacarle algún rédito.

Empieza la divergencia, pero abarca un ángulo más amplio que la simple línea recta. 

jueves, 21 de diciembre de 2017

Desesperación eufórica

No hay que tomarse la euforia como un signo de alegría y de óptimo estado de ánimo. A veces es al contrario, una señal paradójica de que algo no está del todo bien. El momento previo al derrumbe, o incluso el derrumbe mismo. Como esas fiestas desenfrenadas que cuentan que se celebraban en los últimos días del Berlín nazi, con una ciudad devastada por los bombardeos y al borde de la toma por los soviéticos. 

martes, 19 de diciembre de 2017

Destripador

Por regla general a la gente no le gusta que le destripen el argumento de los libros, series o películas que les interesan. Te pueden fulminar si osas adelantarles algo. A veces me he divertido simplemente amenazando con ello, o les he colado falsos spoilers, sólo por provocar. 
A mi es algo que no me molesta. Incluso, si de verdad estoy interesado, los busco. Me recuerdo de bien joven leyendo las últimas líneas de los libros cuando iba por la mitad, y de alguna película he buscado resúmenes antes de ir a verlas. Total, si al final me voy a enterar, ¿porqué no adelantar los desenlaces?
Puede que tenga que ver con una cierta pulsión controladora y que huye de las sorpresas, o que sea algo más juguetón, sádico y cabroncete que hay en mí. O que sabiendo lo que va a ocurrir me pongo por encima de lo que estoy contemplando (como si le dijera a quien lo creó: "no me vas a pillar, yo soy más listo"). Sea lo que sea, encuentro alguna satisfacción en ello. 

jueves, 14 de diciembre de 2017

De la disolución nocturna

Soy bastante selecto en mis preferencias en cuanto a garitos nocturnos se refiere, aunque a la hora de la verdad no me ando con demasiados remilgos si la compañía es buena. Porque en la noche de lo que se trata, es de ponerse en una tesitura distinta a la diurna, metamorfosear en cierto modo. Aunque en su día nos reímos mucho de aquello de "la noche me confunde", hay algo de verdad en esa afirmación: la noche nos altera. Y salimos para aprovecharlo. Como mínimo, no estamos tan atados a las obligaciones diurnas: a los horarios y rutinas. Cuando el sol se pone nos diluimos un poco, nos difuminamos. O queremos difuminarnos. Por eso vamos a sitios donde ponen música alta, en los cuales se hace difícil hablar (la palabra y el discurso quedan relegados), y bebemos y bailamos. Para ello, y por una cuestión de gustos (aunque también podemos hablar de porqué nos gusta lo que nos gusta), cada uno prefiere un tipo de ambiente, unas gentes y músicas que le faciliten la dilución, entre los cuales fluir más y mejor. Por eso a veces me muestro un poco intransigente con según qué locales, porque sencillamente no estoy cómodo y me siento coartado. Aunque ya digo, una buena compañía suele ser muy útil en esos casos. A veces es porque en el grupo hay gente con distintas preferencias, y hay que tener a todo el mundo más o menos satisfecho. Pero otras es porque la disolución se produce no en el entorno, sino en esa compañía. No sé si me explico...

domingo, 10 de diciembre de 2017

Radiohead. Lift

2017 ha sido un año profuso en aniversarios musicales redondos. De todos ellos, hoy quiero destacar el 20 aniversario del OK Computer de Radiohead. Si no el mejor, uno de los mejores discos de los noventa. Lo han celebrado sacando una edición especial con varios descartes (OKNOTOK). Y como suele ocurrir, hay cosas que uno no entiende cómo se quedaron fuera. Y además les han hecho videoclips estupendos, como este Lift

sábado, 9 de diciembre de 2017

A la contra

Hay que ir contra los líderes. Siempre. Aunque se esté de acuerdo con ellos. Hay que ponerlos contra las cuerdas. Sólo así nos aseguramos de que sean más fuertes y no sucumban a los cantos de sirena de las autocomplacencias y lameculos varios. 

viernes, 8 de diciembre de 2017

El pueblo

No creo en el pueblo. No al menos en ese con quien se llenan la boca aquellos que pretenden erigirse en sus representantes y portavoces. Es sólo la excusa para que algunos se encaramen a él como si fuera su pedestal. 

Lo que sí que hay son chispazos, golpes espontáneos, flashes en los que se manifiesta una cierta conciencia colectiva. Pero es sólo algo muy fugaz, que en cuanto se organiza ya ha perdido su carácter originario. Entonces ya es pueblo, y sirve a los intereses de una parte, a veces muy pequeña. Puiede suceder que todos salgan beneficiados, cierto, pero los esclavos bien tratados no son menos esclavos que los que reciben latigazos. 

jueves, 7 de diciembre de 2017

Cambiando de racha

Por una suerte de pensamiento mágico relacionado con alguna clase de supuesto equilibrio cósmico, uno tiende a pensar -y a temer- que cuando está en una buena racha, está próximo el momento en que se torcerá, impidiendo el disfrute pleno de los buenos momentos. Es la espada de Damocles que siempre pende sobre mi cabeza y que en cualquier momento puede caer. 

Ciertamente, y por la misma regla de tres, en cuando las desgracias se encadenan, cabe pensar en que en algún momento -más pronto que tarde- la cosa empezará a mejorar. Pero sucede que uno, digan lo que digan, es más bien pesimista y dado al derrotismo, por lo que caigo antes en anticipar la desdicha que en prever la dicha. 

martes, 5 de diciembre de 2017

En el lecho

A veces intento imaginar mi aspecto cuando muera. ¿Seré anciano, o no tan viejo? ¿Se mostrarán mi rostro y mi gesto apacibles, o marcados por al sufrimiento? ¿Será en una cama, durmiendo, tras alguna enfermedad, o yaceré tirado en alguna cuneta dentro de mi coche, o quién sabe, acribillado a balazos o apalizado por alguna convulsión histórica?

Son preguntas a las que nunca hallaré respuesta, porque cuando llegue el día ya no estaré allí. Tal vez, si es cierto eso del alma y de que uno se ve desde fuera, seré testigo. Pero creo que para entonces ya no me importará. De momento, es sólo un entretenimiento como otro cualquiera. 

sábado, 2 de diciembre de 2017

Viajeros

Sucede que te encuentras con gente que "le encanta viajar". Y servidor opina que viajar  está sobrevalorado. Al menos ese viajar low cost de escapada para hacerse unas cuantas fotos, colgarlas en instagram para recolectar likes y presumir. Porque en muchas ocasiones es eso: una escapada. Cuando alguien espeta eso de que le encanta viajar, siempre me pregunto que de qué huye. 

Argumentan que buscan nuevas experiencias. Pero para eso no hace falta irse a ningún sitio. Es cuestión de abrirse y acercarse al mundo con otra actitud. He ahí el quid de la cuestión: el pathos, la stimmung, la disposición. Al final, lo que ocurre con muchos de estos viajes es que sirven para alimentar el ego, cuando lo que deberíamos aprender a hacer es diluirlo. 

Una propuesta/reto: en el próxima viaje, no hacer fotos. Llevar un diario. 

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Al rebufo de las olas

El mar del ser, que al mismo tiempo nos atrae y nos expulsa. ¿Seremos capaces de no ahogarnos en él? ¿Merece la pena siquiera dar unas brazadas en la orilla de su nada más que atisbada profundidad? ¿Es posible? ¿No es el mar una cubierta puesta sobre lo que de verdad importa, aquello que nos solicita pero que no nos da potra cosa que su rechazo? ¿Podemos plantearnos llegar a algún destino, a algún nuevo continente pleno de riquezas? ¿O sólo nos vamos a quedar en un preguntar infinito cuyas respuestas son otras preguntas? 

lunes, 27 de noviembre de 2017

Geografía truculenta

Una de las cosas que tiene trabajar en un lugar donde se ven muchas desgracias es que luego vas por la calle y sabes que en tal sitio hubo un accidente, de aquél piso cayó (o se tiró) alguien, allí mataron a mengana... Tus paseos se llenan de hitos truculentos, de miliarios morbosos que preferirías no haber conocido. Con el paso del tiempo y la acumulación de experiencias, algunos hechos se te olvidan, pero a veces al pasar por el lugar físico donde acontecieron, regresan a la memoria de golpe, como reprochándote que ya no te acuerdes, exigiendo su parcela para evitar la completa desaparición. 

domingo, 26 de noviembre de 2017

The ghost of a saber tooth tiger. Moth to a flame

Es frecuente ver que los hijos de las grandes estrellas intentan aprovechar el tirón de su apellido para seguir el mismo camino que sus progenitores. Casi siempre el resultado es discreto, cuando no catastrófico. Sin embargo, a veces ocurre que están a la altura. Es el caso, en mi opinión, de Sean Ono Lennon, que desde hace años tiene varios interesantes proyectos en marcha. Tras varios discos en solitario, ha emprendido algunas colaboraciones, de las que cabe destacar dos: la que tiene con el bajista Les Claypool (The Claypool Lennon delirium, un delirio psicodélico y genial) y el que tiene con su pareja, la modelo Charlotte Kemp Mühl, que se hacen llamar The ghost of a saber tooth tiger. Son interesantes y sugerentes. Al menos no parece que se aproveche de la herencia, sino que ha sabido sacarle provecho, que no es exactamente lo mismo. 


viernes, 24 de noviembre de 2017

2.0

Dirán lo que quieran, pero hay segundas partes muy interesantes. Y terceras. Tanto, que no pueden considerarse como tales.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Ascensión

Tras ocho años seguidos en lo que cada uno escribía menos entradas que el anterior (vean el historial al lado, Agua pasada...), he logrado escribir este más que el pasado. No es que sea mucho (sólo 30 entradas), pero implica un cambio de tendencia. He andado disperso y poco expresivo por asuntos varios, y ahora que dispongo de más tiempo, creo que era buen momento para retomar la vieja costumbre de escribir mis delirios y esbozar ideas (porque no creo que les llegue a articular con mucha claridad). Lo hago más por mi que por "la audiencia", a modo de diario público y en tiempo real. Porque siempre he pensado que anotar reflexiones es una actividad autoclarificadora (sacar fuera lo que uno lleva dentro tiene algo de purgar demonios y de toma de perspectiva), y me encanta leer lo que otros han ido escribiendo en su día a día (he disfrutado a Nietzsche, a Camus o a Jünger en su devenir cotidiano, y me han parecido estimulantes y deliciosos). Por eso, pensar que alguien puede leerlo y le provoque alguna clase de reacción (aunque sea negativa) me motiva y hace que me obligue a ello.

He tenido temporadas en las que ni siquiera me lo he planteado. Pero ahora, sea por lo que sea, las ganas y la pulsión han vuelto, con mayor intensidad que los destellos breves que han salpicado los años previos, en los que he dedicado a prometer que seguiría, y al mismo tiempo anunciaba que no lo hacía. Ahora me vuelve a asaltar la inspiración sin irla a buscar, así que hay que aprovechar.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Manson como excusa para explorar el white album

Con una semana de diferencia han desaparecido un hito del humor, de quien todo el mundo ha destacado su bonhomía, y uno del crimen. El bien y el mal. Hoy toca hablar de Manson. Pero no para hacerle un homenaje, sino para aprovechar su obsesión beatlemana para alimentar la nuestra. Porque la ola de la beatlemanía fue tan brutal que azotó algunas mentes desequilibradas (no sólo la de Manson, no olvidemos que a Lennon lo mató un fan). En concreto, Manson vio en el White album de 1968 un mensaje directo para él, y en sus temas creyó escuchar la llamada a una guerra racial apocalíptica (que se iba a llamar Helter Skelter, como uno de los temas más míticos del doble álbum de los Beatles). Helter Skelter escribieron la secta de Manson en algunas escenas de sus crímenes (si se atreven, busquen por ahí las fotos del asesinato de Sharon Tate, son espeluznantes). 

Pero dejemos de lado la mente trastornada del criminal, que al fin y al cabo es solo una excusa para hablar de uno de los grandes discos de la historia de la música popular moderna. 1968, tras el Sgt. Pepper's, los Beatles parecían haber tocado techo creativo, pero se obligaron a ir un poco más allá, y se lanzaron a realizar un disco doble con menos parafernalia artística (la portada era completamente blanca, con el nombre del grupo en relieve, frente a la llamativa y colorida portada del Pepper). Lo importante era lo de dentro. Hay en esas cuatro caras algunos de los mejores temas de los Fab Four. También alguno de los más infames. El bien y el mal de nuevo. Incluso hay algún delirio experimental, el Revolution 9, una colección de sonidos y voces sin estructura ninguna. También está Yoko Ono. Es el primer disco en el que se ve que los cuatro ya empeizan a ir por su cuenta, y en su grabación empezaron las desavenencias más en serio. Se nota perfectamente de quién es cada tema, y aún así hay cierta coherencia. Pero centrémonos en lo bueno, o lo que a mí más me gusta (en el orden en que aparecen): Back in the USSR (la primera de todas, con un aire a lo Beach boys irresistible), Dear prudence, Glass onion (una ironía de Lennon sobre alguna de las canciones antiguas del grupo, se pueden reconocer alusiones a varias de ellas), While my guitar gently weeps (una de las cumbres de Harrison, con la colaboración de su amigo Eric Clapton, una maravilla), Happiness is a warm gun (Lennon otra vez, un trallazo con varios cambios, distintos temas unidos en uno), Martha my dear (tópica y dulzona balada McCartniana, dedicada a su perra), I'm so tired (Lennon proclamando su agotamiento: "daría lo que tengo por un poco de paz mental"), Blackbird (preciosa, escúchenla si no la conocen y juzguen), Why don't we do it in  the road? (un desconocido y bluesero McCartney pidiéndonos que lo hagamos en la carretera), Julia (Lennon cantándole a su madre), Yer blues (otra vez el Lennon agobiado y autolítico, diciéndonos que sólo quiere morir), Sexy sadie (la cumbre Lennoniana del álbum, una poco velada crítica a cierto gurú de la India que los engatusó), Helter Skelter (tras la cumbre de Lennon, la de McCartney, irreconocible en este contundente trallazo), Cry baby cry  (no es la mejor, pero a mi me gusta). 

No sabría decir si es el disco de los Beatles que más me gusta (está ahí ahí con el Revolver), pero sí que es el más complejo y completo. El azar y los años han hecho que lo tenga tripitido en casa: una vez en cassette y dos en vinilo. Todos los he disfrutado y los disfrutaré. Y no descarto que puedan caer más versiones. De tanto en tanto me paso una temporada larga sin ponérmelo, para disfrutarlo más llegado el momento, para redescubrirlo. Y creánme, es estupendo.

Pero dejémonos de palabras y dejemos que hable por sí mismo. Ahí se lo dejo:

https://open.spotify.com/album/03Qh833fEdVT30Pfs93ea6

martes, 21 de noviembre de 2017

Vinilos y ritual

El ritual es algo importante. No es una mera cuestión estética. Por eso todo aquello de peso (o que aspira a tenerlo) se rodea de parafernalia ritual y solemne que lo distinga de la mera cotidianeidad: la justicia (con sus togas, sus fórmulas pomposas, sus martillos...), la política (banderas, himnos...) o la religión (qué les voy a contar, son los grandes maestros). En resumen, que todo es más solemne y tiene más aura si se rodea de ritual. 

La relación con la música también tiene su aspecto ritual. Podemos ligarla a momentos clave de nuestra vida, a grandes ceremonias o a eventos especiales. Pero en el día a día, en el simple hecho de ponerse a escuchar algo, también hay una ritualísitca. En este sentido, quiero destacar la ritualidad del vinilo: aquél sacar el disco de la funda, el cuidado con que se manipulaba para no rayarlo, el tener que cambiar de cara... Todo ello ayudaba y señalaba que ponerse un disco era algo especial. Y por ello no se ponía así como así, puesto que exigía un esfuerzo mayor que un simple hacer doble click a una lista de reproducción que está en la nube (o más cerca, en alguna clase de memoria física). Y tal vez a ello se deba el retorno del vinilo (y sí, claro, también a una cuestión de moda y postureo). Ya con el CD se produjo un rebajamiento. Su duración mayor, el tamaño menor (lo cual hizo que las portadas perdieran peso y fuerza en la obra discográfica), así como el hecho de que no se lo ve mientras se reproduce (lo engulle una máquina), ni tampoco se ven los "surcos" (la materialidad es distinta), hizo que ya nos relacionáramos de forma distinta con su contenido. No hablemos ya de los dispositivos portátiles. Que podamos ponernos música con unos auriculares en cualquier parte y sin esfuerzo reduce la música a un mero acompañamiento (del ejercicio, de la conducción, del trabajo...). Ya no hay que ponerse la música y escucharla, no requiere la misma atención. Y claro, la música misma se ha resentido. 

Pero la cuestión que cabe plantearse qué vino primero. Si se produce la pérdida de ritual (por una simple cuestión pragmática de comodidad) y la relación cambia, o si es más bien que el abandono del ritual es ya un síntoma de que algo ya ha cambiado previamente. 

lunes, 20 de noviembre de 2017

De justicia, víctimas y criminales

No, la justicia no persigue que desaparezcan los delitos. Lo que busca es que los que los cometan, paguen (e indirectamente, disuadir a terceros), y que así quede en cierta medida resarcida la víctima. Creo que es perogrullesco, pero viendo las reacciones del personal, es algo que debe tenerse en cuenta y repetir de tanto en tanto. Porque a veces ponemos los deseos (que no haya violaciones, poniendo un ejemplo al azar...) en el lugar de la realidad (que por mucho que no queramos que haya, las hay, y de lo que se trata es de que el que la haga, la pague), y claro, nos hacemos la picha un lío. Un lío muy grande. 

Y luego, ya, en otro momento, podemos discutir si tenemos el derecho de juzgar a nadie. Lo cual implicaría, sí, que tal vez nadie sea muy dueño de sus actos, lo cual a lo mejor es otro deseo alejado de la realidad. Humo que es cimiento de muchas otras cosas. 

domingo, 19 de noviembre de 2017

Felicità

Me dijeron no hace mucho que parezco feliz. Fue un comentario que no vino a cuento. Tal vez sea porque el asunto de la felicidad ni me lo planteo. No creo que haya perder mucho tiempo en ello (y se hace y se ha hecho, soy consciente de que hubo una época en que fue tema central en la filosofía). Y desde luego, no esforzarse en serlo ni en parecerlo. Tal vez solo así...

jueves, 16 de noviembre de 2017

Seamos serios (y dignos)

Vivimos en primera persona. Nuestras cuitas, problemas, preocupaciones (también las alegrías, pero hoy no hablamos de eso) las vivimos nosotros. Nos ocupan. Y nadie más las experimenta, no al menos como nosotros. Es innegable. Pero también lo es que, aficionados como estamos a exponernos y a buscar la aprobación de los demás (seguidores, likes...), tendemos a exagerar y al postureo. Todo sea por acaparar algo de atención. Así, los asuntos se magnifican, a veces de forma grotesca y ridícula. Porque en general nuestros problemas son nimiedades si los comparamos con los que se han vivido y se viven por ahí. Ni hemos padecido hambre, ni guerras, ni nos han metido en un campo de prisioneros, ni nos hemos visto forzados a huir, ni tampoco estamos en una zona dada a las grandes catástrofes naturales. Todo es bastante apacible en nuestro entorno (aunque hay paro, deshaucios, atentados, enfermedades...). Por eso me parecen repugnantes algunos aspavientos y golpes de pecho con según qué temáticas. Y es que aunque nos vivamos con angustia, no está de más ponerse un poco en perspectiva. Por amor propio. Por respeto a quienes de verdad sufren y han sufrido. Y por estética, porque de lo trágico a lo cómico a veces hay un pequeño paso. 

lunes, 13 de noviembre de 2017

Hasta luego, Chiquito

No puedo pasar por alto la gran pérdida del gran Chiquito de la Calzada, don Gregorio Esteban Sánchez Fernández. Yo que soy muy del chiste y la humorada, he disfrutado mucho de sus aspavientos, sus chistes, sus expresiones y palabros. Las primeras veces que lo vimos nos preguntábamos qué hacía ese señor mayor con camisas inverosímiles ahí alargando chistes breves (y malos, por lo general) de una forma inverosímil. Te hacía prestarle atención, y acababas revolcado de la risa. Puede que por momentos se hiciera pesado que todo el mundo imitara sus "jarl", sus "no puedo" y sus "caballos de Bonanza" (las cosas de la moda), pero una vez pasado el furor original, no se le olvidó (como ocurre con muchas modas), y de un modo u otro siguió apareciendo y acabó formando parte del mensaje. 

Gustara más o menos su humor, dos cosas me gusta destacar de él, sobre todo en la hora de su desaparición. La primera es que logró poner bastante de acuerdo a un país muy dado a discutir por cualquier tontería. Chiquito no ha tenido "haters", y si los ha tenido no han sido muy beligerantes. Incluso ha habido culturetas que adoptan poses snob y hacen ver que toman distancias con lo popular han caído en las redes del chiquitismo. En resumen, y ahora se ve, se le tenía mucho cariño, lo cual tiene que ver con la segunda cosa. Y es que era alguien entrañable, buena gente, de esa que se ve entre los más humildes. Porque su vida no fue fácil: tuvo que dar muchos tumbos antes de triunfar en algo que parece que para él era natural (lo de contar chistes con gracia) y no era su profesión "original" (cantaor flamenco, que tuvo que irse hasta a Japón para ganarse el pan, lo cual es tan bizarro que resulta genial). Y el triunfo le llegó a una edad en la que los demás piensan en jubilarse.

Por todo eso, y aunque sea ley de vida, es una pena que se tengan que marchar estas gentes que nos han hecho reír y disfrutar. Así que nada, no podemos despedirlo de otro modo que con su famoso "Hasta luego Lucaaaas". 

miércoles, 8 de noviembre de 2017

El trabajo de la belleza

La belleza está ahí, es más abundante de lo que nos creemos. Sólo percibimos de forma natural la que está saturada de sí y no nos cuesta esfuerzo. Pero hay más. Incluso en lo desagradable y feo la hay. Sólo hay que salir a su encuentro. ¿Estamos dispuestos al esfuerzo y la apuesta?

martes, 7 de noviembre de 2017

Twin peaks. Tercera temporada

Acabo de terminar de ver la tercera temporada de Twin Peaks. Vi las dos primeras y la película (Fuego, camina conmigo) hará cosa de tres años (curiosamente, antes de que se hiciera público que se iba a hacer esta nueva temporada). En su momento, cuando salió la serie, no la seguí, aunque recuerdo muy bien que la gente andaba como loca con esta serie. El famoso "quién mató a Laura Palmer" y la atmósfera misteriosa y onírica que todo lo impregna causaron furor e intriga, al mismo tiempo que debates, teorías e interpretaciones varias. En aquellos años 90 se conjuntaron el FBI y el misterio de una extraña forma y muy exitosa (recuerden Expediente X, que también ha vuelto recientemente). 

El punto de partida es muy sencillo: en el último capítulo de la segunda temporada, Laura Palmer le dice al agente Cooper enla logia roja que lo volverá a ver al cabo de 25 años. Han pasado y se han vuelto a ver. A partir de aquí, el delirio de Lynch. A decir verdad, no sé muy bien lo que he visto. Teniendo en cuenta los viejos capítulos, la película y su tono, no esperaba otra cosa. Pero es que la profusión de escenas hipnóticas, oníricas y extrañas es brutal. Se ha tratado, simplemente (tan fácil y tan difícil), de sentarse en la butaca, poner la tele y disfrutar de los fuegos artificiales sin esperar un sentido. Y sin embargo, de alguna manera extraña, inesperada y desde luego no racional, lo tiene, y se ve sobre todo en los dos últimos capítulos. No es que todo se aclare, qué va. Es más, uno sale con más dudas de las que ha entrado. Y a pesar de ello, se cierra algún círculo, que no es otra cosa que abrir la puerta a más. 

A destacar: las actuaciones musicales. Porqué sí, porque en cada capítulo (excepto en el último), sin venir demasiado a cuento, hay una escena en un bar donde se actúa. Hay apariciones estelares como las de Nine inch nails o Eddie Veder, y otra gente que no conocía, pero todos abundan en la atmósfera lánguida y extraña de la serie. 

Si ha de haber otra temporada, aunque sea dentro de otros 25 años, bienvenida será. Sea lo que sea. 

lunes, 6 de noviembre de 2017

La marcha del tiempo

Últimamente ando con el tema del paso del tiempo, será por la edad, que ya va otorgando una perspectiva. Y que uno ya es oficialmente un pureta, o lo que antes se llamaba un carroza. Hay síntomas por todas partes. Uno de ellos es al salir de noche (cosa que hago ahora en mayor cantidad y calidad que de más joven) y las reacciones con la música. Como me pongan algo "de mis tiempos", aunque en su día no me gustara, me vengo arriba y lo doy todo. De algún modo es mío, y así lo vivo. Pero veo a los jovencillos que hay por allí (me gustan los locales en los que hay gente variopinta y mezclada) que o no reconocen las canciones, o las bailan con más desgana, o simplemente para ellos son clásicos (es decir, algo que está ahí desde siempre). Ganas me entran de decirles que yo viví la eclosión de esos temas, que he conocido un mundo en el que no existían aún. 

El pasado sábado este contraste lo pude ver de una forma muy clara. Un conocido toca en un grupo que hace versiones de grunge. En un mítico garito palmesano dedicado a lo heavy y alternativo. En su día no es que yo fuera grunge, pero me sabía muchos de los temas que tocaron puesto que eran los que sonaban en la radio.  Los más talluditos (habíamos unos cuántos) estábamos encantados, mientras que los más jóvenes, adolescentes y postadolescentes, casi ni conocían nada y se dedicaban a los billares y a menearse por allí sin demasiado entusiasmo. 

Yo lo veo desde mi perspectiva, pero también estoy del otro lado: lo que a ellos les gusta y les motiva (el trap este del que ahora se habla mucho) a mi no me dice nada. Que cada uno tiene su camino, y aunque veces se crucen, no son ya el mismo. 

jueves, 2 de noviembre de 2017

En el mundo

En nuestra sociedad egocéntrica (en la que el Yo es el centro, hacia el que todo confluye y desde donde todo emana), el entorno queda como un mero paisaje, un adorno que acompaña. Sin embargo, se hace preciso el fluir con el ambiente, dejarse llevar, ser más permeable y sensible a todo lo que nos rodea, porque nos condiciona y nos construye en una medida mayor de lo que nos creemos. No es que seamos algo pasivo y siempre a merced, pero tampoco somos el rompeolas firme y seguro que se mantiene en medio de la tempestad (y que por lo tanto, le es en buena parte ajena).

Todo esto, para querer decir que hay que aprovechar las corrientes favorables, saber reconocerlas, evitando las perjudiciales en la medida de lo posible. Saber, en definitiva, que somos algo en el mundo, y no un algo enfrentado a él (no en el sentido de lucha, sino en el de puesto frente a). 

domingo, 29 de octubre de 2017

The divine comedy. To the rescue.

Más novedades de mis meses de ausencia. Mr. Neil Hannon, el hijo del obispo, ha sacado nuevo disco, titulado Foreverland. Y como acostumbra, es otra delicia de pop elegante y con clase, delicado y con destellos de ironía (en este sentido destaca, How can you leave me on my own, oda a los Rodríguez, abandaonados a sí mismos por sus parejas por unos días). A destacar esta joyita:

sábado, 28 de octubre de 2017

Los del 78

Soy del 78. Del mismo año que esa constitución que ahora tantos denostan porque parece que van apareciendo sus flaquezas. Es lo que toca ahora: la crisis de los 40, y todo parece venirse abajo. Pero cuando tengamos más perspectiva sabremos ver (espero) también los aciertos y la sensación de derrumbe e imperfección se vea atenuada. No es lo mismo ver un edificio en ruinas desde fuera que vivir dentro, y a veces pasa que una fachada cochambrosa esconde un acogedor hogar (y viceversa: una casa ultramoderna y estupenda puede resultar fría y hostil). No se trata, pues, de derribar el edificio y construir de cero. Una buena restauración, llevada a cabo por un buen equipo y manteniendo las estructuras básicas podría ser suficiente y deseable. Porque, creánme, se me pone mal cuerpo y me tomo como algo personal todo este ataque al régimen del 78 (hay gente que le molesta eso de régimen, pero a mi no, es un régimen político), puesto que aunque a algunos ya se les empieza a notar algún declive, otros estamos en perfecto estado y dispuestos a dar mucha guerra, a pesar de que ya no estemos en garantía.

viernes, 27 de octubre de 2017

Insegura seguridad

Damos muchas cosas por supuesto. Tenemos el camino alfombrado y mullido por una miríada de seguridades en las que ni reparamos. Pero que el día que falten vamos a echar mucho de menos, porque debajo no es que esté el duro suelo, es que no hay nada, solo el abismo. Ahí está el peligro: de tan por supuesto que las damos, parece que fueran eternas y que van a estar ahí hagamos lo que hagamos. Nada más lejos de la realidad. Se pueden perder, es muy fácil, y a veces parece que nos esforzamos en ello de forma inconsciente y temeraria. Lo peor es que consumada la tragedia, no nos enteraremos de lo que ha ocurrido y entre lágrimas apelaremos a instancias extrañas. 

jueves, 26 de octubre de 2017

Opiniones que todo lo impregnan

Está muy bien tener opiniones y convicciones. Pero, ¿es necesario que nos estéis machacando continuamente con ello? ¿que cualquier cosa insignificante dispare el mitin y las sospechas? En serio, haceros (y hacednos) un favor y aparcad de tanto en tanto las obsesiones. El mundo no lo vais a salvar vosotros y creedme, es necesario y conveniente dejar algo al azar y no tenerlo todo atado y bien atado. 

miércoles, 25 de octubre de 2017

Liberación

La libertad se ejerce, no se predica. Por eso tiendo a desconfiar de aquellos que la pregonan y quieren liberarse y liberarme y sencillamente no lo hacen, porque a lo mejor no es la libertad lo que en realidad quieren, sino imponerse. O vivir de la lástima y perdurar en una situación que no les es tan incómoda como quieren hacer ver. En cualquier caso, poco o nada que ver con la libertad. 

martes, 24 de octubre de 2017

La pérdida

Ya lo anticipó Nietzsche con su diagnóstico del nihilismo y la muerte de Dios. Pero fue unas décadas después (concretamente en torno a y a patir de los años 30 del siglo XX) cuando se extendió la idea de la pérdida, de que se ha perdido el contacto con una parte importante de la realidad, que el ser humano se ha desgajado (escindido tal vez sea más correcto) del mundo. Al menos de un mundo muy concreto en el que había estado enraizado durante milenios. Heidegger y su mención a la época del dominio técnico del mundo, Benjamin y sus reflexiones en torno a la ruina y a la obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica, Jünger y su figura del trabajador... Todos apuntan a que se abría un nuevo mundo, en apariencia más siniestro (al menos así parece si se les lee, pero tal vez sea porque ellos aún tienen un pie en el viejo mundo), que surgía en medio de enormes convulsiones (las dos guerras mundiales, con todo su cortejo de ideologías y desmoronamientos), pero en cualquier caso marcado por la pérdida y la orfandad. Se había perdido un mundo, una relación con él y por tanto con los demás seres humanos con quien lo compartíamos. El sustituto es todo un entramado de relaciones de orden técnico, en el que todo está orientado por un para qué y cumpliendo una función. Se pretende el dominio total de la realidad desde ese punto de vista. Se perdió, en definitiva, el misterio. Un misterio que no era algo accesorio, sino que era el núcleo mismo desde el que irradiaba la vida y al que esta se debía. 

Apuntan todos estos autores a la técnica, pero no queda claro si se trata de la causa o el efecto de la pérdida, de si nos hemos abalanzado en sus brazos buscando cubrir ese hueco, o si el hueco surgió por ella. A estas alturas, quizá poco importe, y tampoco cabe pensar en un retorno como si se hubiera reencontrado lo perdido. Porque lo perdido, perdido está. 

lunes, 23 de octubre de 2017

La cosa catalana

La gente me para por la calle pidiéndome que trate el asunto catalán. Pues bien, ahí va: 

Aún gustándome la crema catalana, soy más de natillas. El azúcar quemado de arriba no me gusta, es empalagoso, y no se acerca, ni de lejos, a la canela, que es algo que me vuelve loco (en más de un sentido). La butifarra tampoco me entusiasma, me gusta más el butifarrón mallorquín (llamadme localista, pero es así). El fuet, qué queréis que os diga, tiende a endurecerse si no te lo comes rápido, y que sea tan fino no me gusta. De los calçots, sólo diré una palabra: puaj!! (ni la salsa romesco se salva). 

Y para terminar: pa amb tomàquet? pa amb oli!!!

Espero que haya quedado claro. 

sábado, 21 de octubre de 2017

Camus


El acto más importante que realizamos cada día es tomar la decisión de no suicidarnos.
El mito de Sísifo

Ando terminando la lectura de las obras completas Albert Camus, y mientras he estado con ellas, por todas partes me encontraba con su nombre: leyendo artículos, por referencias de amigos... Parece que está de moda, pero no se trata de que me haya puesto con él movido por esas alusiones. Se trata de una sincroncidad, como si hubiera una corriente que nos lleva hacia él. Sin duda, es una figura muy adecuada y hasta diría que necesitamos alguien como él en nuestro tiempo. De origen muy humilde, nacido en la Argelia aún francesa, de antepasados menorquines (por parte de madre), miembro de la Resistènce durante la guerra mundial, se enfrentó desde la izquierda (fue un anarquista lúcido) con el comunismo que la dominaba, amigo primero y luego enemigo de Sartre, premio Nobel de literatura en 1957 (que acogió con una humildad emocionante, recordando al profesor que de niño le enseñó y le brindó la oportunidad de ser algo en la vida)... toda una vida de compromiso que impregna su obra teatral, novelística y de ensayos. Adscrito a la filosofía del absurdo, su ejemplo es cualquier cosa menos absurdo. Se preocupó de lo que agarrotaba a su tiempo: de los totalitarismos a la guerra fría, y todo con un desgarro lúcido y nada apasionado (y siempre del lado de los débiles, como gustaba repetir). Especial interés tuvo en la situación de su Argelia natal, envuelta con el paso de los años en una espiral de violencia entre los colonos franceses y los árabes que deseaban la independencia (que no llegó a ver, pero que tampoco deseaba). 

De todo lo leído, mención especial para Carnets, sus diarios y reflexiones más íntimas, donde mezcla ideas, esbozos de relatos y vivencias. También El hombre rebelde, reflexión en torno a la cuestión de le rebelión, donde azota al comunismo y en lo que se había convertido con Stalin, algo que le enemistó con buena parte de la intelectualidad bienpensante francesa. Y por supuesto El último hombre, novela póstuma que portaba en el momento de su muerte y que se encontró en una cartera entre los restos del accidente automovilista en que perdió la vida en 1960. Aunque no terminada, se trata de una deliciosa autobiografía novelada, en la que relata su infancia pobre, su relación con su madre y su abuela, el profesor que fue el padre que nunca llegó a conocer... En definitiva, todo lo que le llevó a ser el que fue. 

Muchos caminos de hoy parecen confluir en Camus, el que tuvo una sonada bronca pública e intelectual con Sartre, la cual pareció perder. Pero el tiempo ha puesto a cada uno en su lugar, y a día de hoy, la figura de Albert le hace sombra. 

Próxima estación: El archipiélago Gulag. 

viernes, 20 de octubre de 2017

2000

Esta es la entrada número 2000 del blog. Me apetecía hacerlo notar. Espero que no venga acompañada del famoso efecto 2000. 

jueves, 19 de octubre de 2017

Lo que vendrá tras nosotros

Una cosa que me entristece del hecho de ser mortal (y últimamente la cuestión temporal me ocupa, cosa de ir haciéndose mayor) es el tener que perderme todo lo que vendrá después de mí. Me encantaría poder ver los avances tecnológicos que habrá, la evolución de las costumbres, los avatares históricos... Cuando lo pienso siento cierto vértigo. Podría decirse que lo pasado tampoco lo he conocido. Es cierto, pero de alguna manera lo conozco y puedo beneficiarme de él. El futuro, en cambio, es terra incognita. No obstante, lo más probable es que todos esos cambios me produjeran rechazo, como me lo producen algunas de las cosas que han cambiado de unos años acá. Así que mejor vivamos lo que nos haya tocado vivir, absorbamos todo lo que podamos y no nos dejemos nada del banquete, no vaya a ser que por andar tomando perspectiva, nos  tropecemos con lo más inmediato. 

miércoles, 18 de octubre de 2017

Desde la barrera


-Tú esto no lo has vivido, no puedes opinar sobre ello.
-Pues precisamente por eso, a lo mejor mi visión es, si no más objetiva, sí más amplia y matizada.

martes, 17 de octubre de 2017

Las monjas

Aunque la frenología esté desacreditada, uno cae a veces en la tentación de asignar determinados rasgos físicos (sobre todo del rostro) a caracteres interiores. En concreto, creo que puedo detectar la ideología de alguien por su rostro. Porque, ¿soy yo el único que detecta un no sé qué clerical en los gestos de determinada izquierda adanista y el nacionalismo más rancio (si es que es posible un nacionalismo no rancio)? Yo los llamo cariñosamente "las monjas" (así, en genérico femenino, algo que a buen seguro les complace). La cara crispada, la mirada severa, dispuestos a la reconvención en cualquier momento, seguros de su fe, taimados, detectando pecadores por doquier, aprovechando cualquier ocasión para el proselitismo... Incluso el gusto que tiene por los flequillos hace pensar en las tocas de las monjas, y una tonsura no les quedaría tampoco mal. ¡¡¡Si hasta tienen monjas (de las de verdad) mediáticas  entre sus filas!!!!

lunes, 16 de octubre de 2017

Cómo está el mercado

Más de una amiga se me ha lamentado en los últimos tiempos de que no encuentran pareja, que no saben qué nos pasa a los tíos, que no nos entienden. Yo me pongo comprensivo y les suelto algún tópico disfrazado de originalidad (ya saben, del tipo "cuando no se busca es cuando se encuentra", "hay que ser más espontáneos, darle menos vueltas a las cosas"...) para parecer ocurrente y no ser demasiado agresivo -hay que mantener la reputación de "terapeuta"-, pero yo que las conozco, para mis adentros pienso "ay, querida, a lo mejor es que el problema eres tú y no ellos". 

domingo, 15 de octubre de 2017

La bien querida. 7 días juntos.

En todo este tiempo de ausencia han caído varias buenas novedades. Una de ellas es este temazo, que engancha desde la primera escucha y que no se puede parar de reproducir. Además, cuenta con el aliciente de la colaboración de Joan Miquel Oliver, el mallorquín más galáctico, que adapta al castellano su reggaeton melancólico Dins un avió de paper.

sábado, 14 de octubre de 2017

A la contra

Una forma de sobrevivir en medio del marasmo en que nos han metido es ir siempre a la contra. Contra todo y contra todos. No creerse nada, o por lo menos creer con cautelas y peros. La confusión es tal que ya no sabemos en qué ni en quién confiar. Por tanto, si uno quiere mantenerse en pie, dado que la opción de quedar al margen de toda información parece imposible, hay que oponer resistencia. Enfrentarse. No hace falta ser agresivo, la ironía y el cinismo son buenas herramientas, y pueden procurar buena diversión. El precio es alto: broncas y rupturas, nerviosismo... pocos podrán pagarlo y se dejarán llevar por la corriente que más les convenga. Pero quien se lo pueda permitir, ganará la libertad, que es lo que en definitiva está en juego. ¿Jugamos?

viernes, 13 de octubre de 2017

La realidad me obliga

Me doy cuenta de que desde que escribo menos en el blog (y más desde que no escribo), todo anda desmandado en el mundo (en mi vida también). Desde que la realidad no encuentra aquí sus reflejos, el mundo, a distintos niveles: global, local, personal... amenaza ruina, por lo que no me queda más remedio que desempolvar el espejo y dar luz y poner orden. Espero no llegar demasiado tarde.   

jueves, 12 de octubre de 2017

Neil Young. Cortez the killer



No quiero caer en los tópicos de nuestros revolucionarios ovejunos de eslogan y retwiteo, que en un día como hoy se recrean en lo del "nada que celebrar" y en fustigar al personal por el supuesto genocidio que los españoles de aquel tiempo (señores, yo no tengo la culpa de lo que hicieron mis antepasados, ni tengo que pedir disculpas por ello) llevaron acabo en sudamérica (de lo que hicieron los anglosajones en el subcontinente norte, que sí que fue casi un genocidio completo, no se oyen tantas condenas). 

El gran Neil Young sí que cae en los tópicos de leyenda negra, y nos pinta una América precolombina idílica, casi una comuna hippie a la que Cortés llegó a sangre y fuego (aunque dicen las malas lenguas que en realidad lo que narra es autobiográfico y se refiere a la ruptura con su esposa). Sea como fuere, y aunque políticamente incorrecto, se trata de un tema soberbio, y esta versión en directo es sublime. 

miércoles, 11 de enero de 2017

Otra vez

¡Oh hombre! ¡Presta atención!
¿Qué dice la profunda medianoche?
«Yo dormía, dormía, -
De un profundo soñar me he despertado: -
El mundo es profundo,
Y más profundo de lo que el día ha pensado.
Profundo es su dolor. -
El placer - es aún más profundo que el sufrimiento:
El dolor dice: ¡Pasa!
Mas todo placer quiere eternidad -,
-¡Quiere profunda, profunda eternidad!»

Friedrich Nietzsche
Así habló Zaratustra IV, La canción del noctámbulo.

martes, 10 de enero de 2017

Propósito de año nuevo

Dicen que hay que hacer de la capa un sayo, y de la necesidad virtud. Pues bien, así sin quererlo, ya entrados en el nuevo año, he decidido mostrarme más abierto, atenuar un poco el muro tras el que me escondo. En realidad es algo que ya venía ocurriendo desde antes (muchas cosas están cambiando en mi en los últimos meses), sólo que he tomado conciencia y me he propuesto persistir y profundizar en ello. 

Más abierto, menos encorsetado, menos calcular y más actuar. No es nada nuevo, tan sólo es que hasta el momento no lo he exteriorizado, por una mezcla de temor y vergüenza. Si duele, que duela. Ya está bien de ser un robot. 

Por ahora ya he notado algún resultado (buenos y malos). A ver hasta dónde seré capaz de llegar.